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Gonzalo Bosch y Javier Martínez
Domingo, 10 de noviembre 2024
La Policía Nacional ha detenido a un hombre de 46 años, Javier B. C., como presunto autor de la brutal agresión que sufrieron cuatro monjes franciscanos del monasterio del Santo Espíritu del Monte en Gilet. El asaltante entró en las habitaciones al grito de «¡voy a matar a los frailes!», y golpeó a los religiosos con una palo y una botella hasta que fray Ángel, el más corpulento de los monjes, se enfrentó al individuo y logró ahuyentarlo después de un forcejeo.
Tras recibir el aviso de la brutal agresión, una patrulla de la Policía Local de Gilet y otra de la Guardia Civil acudieron con urgencia al lugar. Los agentes hablaron con los frailes que salieron indemnes y facilitaron a todas las patrullas que estaban de servicio una descripción del asaltante: un hombre de 1,80 metros de altura aproximadamente, complexión fuerte, brazos tatuados y rasgos de cara muy marcados con arrugas.
El agresor huyó y logró eludir el cerco policial, por lo que la Guardia Civil realizó un perfil del individuo: un hombre que odia la religión cristiana o que habría tenido algún problema con los monjes del monasterio, y de entre 40 y 50 años de edad aproximadamente.
Después de ser identificado por el equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Puçol, el agresor fue detenido por agentes de la comisaría de la Policía Nacional de Sagunto. El individuo, que es consumidor habitual de 'tusi' y cocaína, fue apresado sobre la una de la madrugada del domingo tras ser localizado en un piso okupado en Puerto de Sagunto.
Un exinspector jefe de la Policía Nacional de Valencia y un vigilante de Levantina de Seguridad, que trabaja en una conocida discoteca de Puerto de Sagunto, colaboraron en la localización y detención del agresor.
Los agentes de la Policía Nacional entregaron al individuo a la Guardia Civil, que se hizo cargo de las investigaciones al haber ocurrido el suceso en su demarcación. Tras leerle sus derechos e informarle del motivo de su detención, trasladaron al hombre a los calabozos del cuartel de la Guardia Civil de Puçol.
La agresión se saldó con un herido muy grave, el padre Juan Antonio, de 76 años, que sufrió un traumatismo craneoencefálico y fue trasladado al Clínico de Valencia. Los otros tres monjes, de 57, 66 y 95 años de edad, recibieron atención médica en el Hospital de Sagunto por traumatismos y contusiones.
El detenido, que tiene antecedentes policiales por violencia de género, atacó a los frailes de forma sorpresiva por causas que se desconocen.En un primer momento, fuentes cercanas a la investigación aseguraron que el fraile de 76 años había fallecido tras ingresar en el Clínico, pero después desmintieron el fallecimiento y puntualizaron que se encontraba en estado crítico.
Un segundo fraile también fue trasladado al Hospital Clínico por haber evolucionado a un estado grave tras las lesiones que sufrió en el brutal ataque, y el fraile de 76 años continúa en estado crítico, según informaron fuentes médicas.
Los violentos hechos ocurrieron en torno a las 9.30 de la mañana del sábado. El grupo de frailes que reside en el monasterio de Santo Espíritu, un total de siete religiosos, habían terminado de desayunar y descansaban cada uno en su habitación. Fue en ese momento cuando un hombre de mediana edad consiguió entrar en las instalaciones con un palo.
El sujeto recorrió los pasillos, autoproclamándose Jesucristo, y gritó que actuaba «en nombre de Dios», según informó a este periódico un testigo de la violenta escena. El individuo accedió a cuatro habitaciones y apaleó a los frailes de avanzada edad.
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El monasterio del Santo Espíritu del Monte de Gilet es un recinto de la Orden de los Franciscanos. Joaquín Zurera, ministro provincial, emitió un comunicado en el que condenó «sin paliativos la agresión», y se unió al sufrimiento de sus hermanos «con las lesiones en el cuerpo y el dolor en el alma por lo vivido».
Además, el religioso afirmó que pedían también por el agresor «para que sea consciente del daño y sea capaz de rectificar un comportamiento para nada propio de la condición humana». Del mismo modo, Zurera advirtió a todas las comunidades franciscanas a ser más cautos con la seguridad de sus recintos, ante la posibilidad de que este tipo de episodios pudieran llegar a repetirse en el futuro: «Este acontecimiento también nos está pidiendo a todos los hermanos estar más atentos para evitar que puedan entrar en nuestras fraternidades personas que puedan ocasionar daños de cualquier índole».
Sobre el agresor también se pronunció Salvador Costa, alcalde de Gilet. El primer edil del municipio afirmó a la agencia Europa Press que en su pueblo no saben nada acerca del detenido: «Todo el mundo se ha sorprendido porque no era conocido ni en la casa ni por parte de la gente».
El alcalde dijo que en el Monasterio de Santo Espíritu «nunca habían visto» una situación así, porque es «un sitio de espiritualidad, donde viene mucha gente», un lugar tranquilo en el que «solo viven siete padres franciscanos» y al que puntualmente acude gente para preparar oposiciones y realizar ejercicios espirituales.
«Es una cosa que es impensable, aquí siempre tienen las puestas abiertas todo el mundo. Además, la obra que hacen los religiosos está totalmente volcada con los más necesitados. Por tanto, es una cosa que nos ha pillado a todos con el pie cambiado», añadió Costa.
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