Una medida precedida por el cambio de modelo para remitir enfermos al IVO

Las derivaciones de pacientes no son la primera vez que generan malestar en el ámbito sanitario valenciano. La consellera Carmen Montón ya tuvo que afrontar las críticas, que llegaron a desencadenar una concentración de enfermos de cáncer y médicos en las puertas del IVO ante los cambios aplicados para remitir pacientes al instituto médico especializado en oncología.

La tensión que se generó en ese momento llevó a que fuera necesaria la intervención del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en el proceso para alcanzar un acuerdo entre Sanidad y la fundación IVO.

Hay que tener en cuenta que en este caso la libertad de los pacientes para elegir el Instituto Valenciano de Oncología no se regía, como tampoco ahora, por el decreto 74/2015 de 15 de mayo, en tanto que este se refiere a departamentos de salud y el IVO no lo es. Aun cuando se da esta diferencia, hay coincidencia en que es la remisión de pacientes, ya sean derivados o por libre elección, a un departamento distinto del que procede el enfermo la que ha generado descontento. De hecho, entre los expertos en gestión sanitaria consultados, algunos apuntan que el «espíritu» que impulsa una y otra medida es el mismo. Y el objetivo, frenar la colaboración público privada en el sector sanitario.

El cambio llegó cuando Sanidad se decidió por una nueva normativa definida por la fórmula de la acción concertada. Tras una complicada negociación y un acuerdo, ahora la solicitud de los pacientes que llegan al IVO para que les atiendan, se remiten a la Conselleria de Sanidad a través de registro de entrada. A partir de la fecha de entrada, la fundación entiende rechazadas las que lo son expresamente, y admitidas las que así lo manifiesta Sanidad o las que tras 72 horas sin respuesta se entienden aceptadas por silencio administrativo.