CHEQUEO A LA ALBUFERA

El pacto por la Albufera: necesita mejorar

El manifiesto suscrito por más de 150 entidades en el Oceanogràfic se somete a su primer examen sin avances significativos: sigue siendo una asignatura pendiente

Jorge Alacid

Valencia

Domingo, 8 de septiembre 2024, 00:39

Asegurar el aporte suficiente de agua, armonizar los cultivos, mejorar la dotación de personal... Son tres de los compromisos que figuran en el pacto que en favor de la Albufera convocó el pasado mes de junio LAS PROVINCIAS, suscrito por un largo centenar de instituciones ... y entidades privadas de la Comunitat. Un manifiesto cuyo cumplimiento reclama de nuestro periódico un detallado seguimiento, a razón de un chequeo trimestral que hoy se inicia. El primer barómetro no arroja buenas noticias. Si los firmantes del documento pasaran por un tribunal para ser evaluados, la calificación no pasaría de esa nota que merecen los alumnos más rezagados: el pacto necesita mejorar. No hay avances significativos y de hecho durante estos meses de verano han persistido los choques entre administraciones y partidos que los firmantes había prometido evitar. El cuidado de nuestro parque natural sigue siendo por lo tanto una asignatura pendiente, tres meses después.

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Desde el Consell, una de las instituciones más directamente comprometidas en la custodia de la Albufera, se apuntan algunas novedades impulsadas durante estos meses de verano como aval de que la Administración autonómica sí se ha puesto las pilas, aunque son medidas menos ambiciosas de lo que reclama la preservación del parque. Son actuaciones en materia de mejora de la calidad del agua, de gestión de los recursos o de control de las quemas de la paja de arroz que van en la buena dirección pero que no sirven para asegurar la buena salud del lago y su entorno, siempre amenazada.

La insuficiencia de las medidas impulsadas se refleja en la opinión que merece el estado de la Albufera a dos especialistas que participaron en el simposio del Oceanogràfic y que ofrecen en estas páginas sus refexiones al respecto. Carles Sanchis, presidente de la Junta Rectora del parque, «la clave es la inversión». «Hay que difundir anualmente, de forma sencilla y accesible, las cantidades presupuestadas por cada administración y al final de cada año, hacer público lo que realmente se ha ejecutado. Solo con este nivel de transparencia podremos recuperar el agua clara». Para Antonio Camacho, catedrático de Ecología de la UV, «hace falta apretar mucho más en la recuperación ambiental: ayudar a curar las heridas de los ecosistemas».

Asegurar un aporte suficiente de agua

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Asegurar un aporte suficiente de agua

Se trata de una de las cuestiones centrales en las demandas de los distintos actores que operan en el parque y que suele ser la diana del intercambio de reproches entre insituciones. En este punto, desde junio se registra algún avance: el Consell, de la mano de la empresa Global Omnium y a través de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales de la Comunitat Valenciana (EPSAR), anunció que emprenderá la digitalización de las infraestructuras de saneamiento y depuración que se va a llevar a cabo en la Comunitat. Su intención es que alcanzar avances en la monitorización de las aguas que lleguen al lago y mejorar el nivel de conocimiento de las aportaciones que recibe sobre todo en época de lluvias. La Conselleria de Medio Ambiente anunció que el proyecto cuenta con una inversión de 1,1 millones de euros, de los cuales 655.000 provienen de fondos europeos. Semáforo verde.

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Eliminar los vertidos

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Eliminar los vertidos

Este apartado no termina de mejorar. Aunque las aguas del lago lograron evitar a mediados de julio que llegara a penetrar el vertido de combustible que amenazó las playas del sur de Valencia, aquel incidente visibilizó la fragilidad de todo el ecosistema. Hubo que cerrar al baño el baño las playas de l'Arbre del Gos y El Saler, en el parque natural de la Devesa-Albufera en Valencia, en medio del habitual cruce de acusaciones entre administraciones que sirvió como muy elocuente ejemplo de la mejorable coordinación que merece el parque natural, así que... Semáforo rojo.

Perfeccionar las infraestructuras

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Perfeccionar las infraestructuras

Un capítulo que sí registra avances, aunque leves. Desde el Consell, por ejemplo, además de recordar que en esta legislatura se ha ampliado hasta casi el medio millón de euros la inversión en el plan de mantenimiento y recuperación de los ullals como una de sus acciones más concretas, se anuncian novedades en la mejora del estado de conservación de canales y acequias del parque, además de un seguimiento específico de parámetros de calidad en su entorno. Semáforo naranja.

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Protección de las aguas

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Protección de las aguas

Un punto que merece una calificación ambivalente. Por un lado, las aguas de la Albufera se han seguido viendo sometidas a nuevos contratiempos, que amenazan con alterar su esencia y que incluso invitan a cierta alarma: a finales de julio, el lago se volvió a teñir de rosa, fruto de un fenómeno atmosférico relacionado con la evaporación del agua propia de los calores del verano: el agua alcanza unas condiciones de salinidad elevadas y extremas que pocos organismos que pueden soportar. Uno de ellos es una bacteria fotosintética cuyas características que propician ese color rosado tan insólito... que empieza a dejar de serlo. Debe anotarse sin embargo que más allá de incidencias coyunturales, este apartado anota algún avance: la Generalitat selló con la Universidad Miguel Hernández e Hidraqua un convenio para mejorar la calidad del agua que culminará en en el entorno de alguna de las golas del Lago (Pujol o Perellonet) para analizar el impacto de la tecnología que se desarrollará. Por lo tanto, semáforo más bien naranja.

Adecuación urbanística

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Adecuación urbanística

Sin novedades en este ámbito. Los municipios ribereños de la Albufera (doce más la capital, Valencia) configuran una delicada red de diferentes sensibilidades que complican la gestión coordinada del interés común y superior: la protección del parque natural. Un propósito que se complica más aún teniendo en cuenta que el territorio que ocupa Valencia está dominado por una serie de pedanías, que también cuentan con sus propias prioridades, cuestión a la que debe añadirse que otras administraciones juegan su propio papel y que están sometidas además a las exigencias de otra institución pública vital para el lago y su entorno, la Confederación Hidrográfica. La adecuación de las múltiples estrategias urbanísticas continúa encallada. Un merecido semáforo rojo.

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Armonizar los cultivos

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Armonizar los cultivos

El simposio que acogió en junio el Oceanogràfic permitió evidenciar, a través de las intervenciones de diferentes ponentes, que en esta cuestión prende el desacuerdo, consecuencia de que los variados intereses cruzados que operan en el parque al respecto de su explotación agrícola que choca en algún aspecto con las necesidades en materia de preservación medioambiental. Ninguna de las partes implicadas ha ofrecido respuestas al respecto. Otro semáforo rojo.

Control de las quemas agrícolas

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Control de las quemas agrícolas

Siendo indulgente, el tribunal que examina los progresos en este ámbito puede aceptar que se detectan algunas mejoras. Fruto de la coordinación entre la Conselleria de Medio Ambiente y la de Agricultura y el diálogo con asociaciones agrarias, a mediados del verano se forjó un nuevo plan de gestión de la paja de arroz. Bajo el propósito de utilizarla para usos energéticos, como recurso ganadero o sustrato para otros cultivos, se acordó alguna medida que invita a un contenido optimismo: en las zonas con dificultades de recogida y de fangueo se podrá optar por la quema justificada por problemas fitosanitarios al ser la mejor medida medioambiental posible ya que si la paja no se retira o quema termina generando aguas negras y un problema de oxigenación. También se acordó que para que el impacto de las quemas afecte lo menos posible se desarrolle una aplicación móvil, llamada QUEPAR: un proyecto tecnológico en colaboración con el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) que permite informar del régimen de vientos en la zona del parque para que este proceso se desarrolle en las mejores condiciones. Semáforo verde, no muy intenso.

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Avanzar en la protección

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Avanzar en la protección

En este capítulo reside una de las piedras angulares que, de resolverse, permitiría dotar a la Albufera de un futuro más luminoso. No hay grandes novedades al respecto pero al menos debe aceptarse que desde la Administración valenciana se ha dado algún paso en la buena dirección: la de mejorar el marco legal donde el parque desarrolla su vida. Desde la Dirección General de Medio Natural y Animal prometió que se elaborará el nuevo Plan de Rector de Uso y Gestión (PRUG) y el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) de La Albufera. No se conocen todavía la concreción de estas promesas, que se anuncian después de más de ocho años de olvido pero el Consell asegura que trabaja de forma coordinada con otras administraciones en su desarrollo. También garantiza que colabora estrechamente con el Ayuntamiento de Valencia en el marco de la Capitalidad Verde Europea para la petición de que La Albufera sea declarada Reserva de la Biosfera tanto asesorando al mismo como realizando los informes pertinentes. Siendo benevolentes, semáforo naranja.

Dotación de más personal

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Dotación de más personal

Más que una exigencia, es un clamor: un imaginario pero ensordecedor grito que pudo escucharse durante la firma del manifiesto en favor de la Albufera suscrito en el Oceanogràfic por boca de la mayoría de participantes en el simposio. La falta de dotación de recursos humanos es una gravísima carencia que obstaculiza los cuidados que reclama el parque que además parece especialmente incomprensible: la falta de sensibilidad de las administraciones para proteger el lago como merece se observa en los Presupuestos donde se siguen sin consignar las partidas correspondientes. Una ausencia de voluntad política que merece un suspenso. Cero zapatero y semáforo rojo.

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Mejorar el proceso de selección de los órganos de dirección

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Mejorar el proceso de selección de los órganos de dirección

Muy relacionado con el punto anterior, el apartado que culmina el decálogo de buenas intenciones tampoco registra mejoras sustanciales en estos meses. La gestión de la Albufera exige una dotación de personal y recursos humanos que, empezando por la gerencia aún vacante, dote de los medios necesarios para su tutela. El parque carece de una cabeza de mando, consecuencia de la complicada gestión que le distingue, y por lo tanto el día a día se ve penalizado por la prolongación de un vacío de poder que sigue sin solucionarse. Otro suspenso clamoroso. Semáforo rojo.

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