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Guantes Piqueras, Horno de San Nicolás, Paños Mallent, El Belga Bicicletas, Pastelería Santa Catalina, Flores Amanda, Regalos Nela, Blas Luna Telas Metálicas, López Criado, Deportes Arnau... Sí, son nombres de comercios tradicionales que en los últimos años han desaparecido de las calles de Valencia y ante los que las fallas, a las que no se les escapa nada, se han detenido. Las fallas saben, si no todo, casi todo lo que sucede o ha sucedido en la ciudad y lo cuentan. Miran tanto y a tantos lugares, que son capaces de escribir el relato social de Valencia que en este caso se detiene en escaparates y rótulos comerciales ya apagados.
El monumento de la plaza del Árbol, en las entrañas de la ciudad histórica, rinde homenaje o al menos lamenta la desaparición de todos esos establecimientos que a lo largo de los años atendieron a los valencianos animando las calles ostentando ese título tan rotundo que les concede el saber popular cuando habla de las tiendas de toda la vida.
Cada vez son menos, la sangría de cierres que acompaña al comercio en el centro histórico y también en barrios con el Ensanche se ha convertido una constante que pone patas arriba. o lo que es lo mismo, cabeza abajo a los barrios. Ese es el mensaje que se extrae del monumento que en la emblemática plaza valenciana han levantado Miguel Hache y Manolo Martín.
Un bloque de viviendas que se apoya en el suelo con el techo mostrando los balcones mirando hacia abajo en uno de sus muros, como si de un mural de la más reciente factura del arte urbano, muestra un listado de comercios que años atrás salpicaban las calles con una cruz que indica su defunción, además del tiempo de vida del que disfrutaron. El listado de bajas incluye una docena, pero en lo que podría ser una especie de fosa común, ya sin nombre y sin fecha, apunta la falla: «Y hasta unos 2.950 comercios menos». Crónica de un tiempo que esta noche, como manda la tradición arderá, bajo la mirada de quienes lamentan la pérdida de las tiendas de toda la vida, y también ante la de aquellos que no pierden la confianza en el renacer de las cenizas.
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Iker Cortés | Madrid
Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
Patricia Cabezuelo | Valencia
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