Romina Catherine, excónsul de la República Dominicana: «Pasé noches sin dormir, muerta de miedo. Parecía vivir en una película»

En paralelo a ese procedimiento –el juzgado acaba de ratificar el archivo– surgió otro problema, si cabe más serio, porque afectaba a su integridad física. Todo tenía idéntico origen: su pareja. «Me advirtió de que me iba a destruir. Quería hacer un show mediático de todo esto».

Esto fue el principio del pasaje del terror para León Santos. Pero, antes, como suele ocurrir en estos supuestos, hubo paz y supuesto amor, al menos, por su parte. «Era maravilloso, se desvivía por mí. Era mi protección». Esa confianza generada en el vínculo sentimental le sirvió al supuesta acosador para que se le abrieran las puertas del Consulado, como si fuera uno más. Pero no lo era.

La relación comenzó siendo, al principio, profesional. «Apareció diciendo que era un exportador de naranjas. Me hizo una propuesta que era llevar cítricos a la República Dominicana. Y se le ayudó a través del Ministerio. Incluso técnicos de mi país vinieron aquí para examinar los productos». Era una oportunidad de negocio realmente interesante. «No iba a poner un peso y cobraría por ser intermediario».

El vínculo empezó a resquebrajarse a finales de 2022 y principios de 2023. «Me ingresaron en el hospital por un problema, pero él ya no vino a verme». Circunstancia que no presagiaba nada favorable. La mujer sospecha que aprovechó aquel periodo para entrar en el consulado y conseguir documentación con la que luego construir su infundada denuncia. «Falsificó documentación», insistió. Un material que habría sido la base para que el juzgado que investigó el caso anunciara la apertura de otra investigación por denuncia falsa. «También cogió un coche del Consulado. Quería evitar un escándalo».

Romina ya había percibido que la relación no parecía encauzada. Por eso la rompió. Pero él, en cambio, nunca lo aceptó. Comenzó entonces un calvario, todavía sin finalizar. «Ha sido muy difícil. Tenía la orden de alejamiento y la quebrantaba. Era algo irracional. Desafiaba a la autoridad». Romina confiesa ahora que, por las noches, quitaba la electricidad de casa para que no la molestara. «Era una zozobra de vida. No te lo puedes imaginar», recordó con pesar. «Pasé muchas noches sin dormir. Estaba muerta de miedo. Vivía como en una película». Las amenazas se sucedieron. «Incluso a mis hijos y mi familia aquí en la República Dominicana».

La Fiscalía reclama al hombre casi cuatro años de cárcel por acoso y quebrantamiento. Todavía no hay fecha para la celebración del juicio.

Romina confiesa cierta ingenuidad que no le permitió ni siquiera imaginar el carácter violento de su expareja. «Confío mucho en papa Dios. Soy muy confiada. No tengo malicia y no se la vi a él». La mujer sigue buscando trabajo en su país. «No tengo ahora mismo. Vivimos en una sociedad un tanto machista y después de los 43 años no es algo fácil». lamentó. «Europa es otro mundo». En enero hizo un viaje relámpago a Valencia. «Compañeros del Cuerpo consular me habían hecho una comida de homenaje. Me han apoyado mucho», resumió emocionada. Un nuevo horizonte se dibuja para la excónsul quien no duda en mandar un mensaje a otras mujeres víctimas de maltrato: «Luchen con todas sus fuerzas. Hablen y no se queden calladas. Siempre hacia delante».