La investigación judicial sobre la colección privada de taxidermia del hijo de Francisco Ros Casares, el conocido empresario valenciano del acero, ha entrado en punto muerto. La Conselleria de Medio Ambiente ha contestado al juzgado que no dispone de un especialista para examinar ... y acreditar qué piezas exactamente forman parte de la colección, una de las mayores muestras privadas de España, y cuáles superan el valor de los 50.000 euros.
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Este dosier puede ser clave para el desenlace de las diligencias. El contenido de esa pericial se iba a completar con la documentación disponible en CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) sobre las propiedades de Ros Casares. Muchas carecen de información en este fichero porque son incluso anteriores a la creación de este organismo.
La falta de peritos no es una situación inédita, pero sí extraordinaria. Son pocos los asuntos en los que no se encuentra un especialista en la materia, fundamentalmente aquellos de gran complejidad. La respuesta de la conselleria supone un manto de incertidumbre sobre el futuro de las diligencias. Al parecer, la persona que podía encargarse de este cometido se encuentra jubilada.
Desde el departamento autonómico han informado al juzgado de que preguntarán en el Ministerio de Transición Ecológica, en manos de Teresa Ribera, si disponen de algún experto en la materia. El único investigado hasta la fecha, el hijo del afamado empresario, también propondrá un especialista, relacionado con el mundo de los museos, para la elaboración de la pericial.
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Lo prioritario es lograr un sobreseimiento que termine con este frente judicial, abierto de manera inesperada, hace ya casi tres años. De hecho, el propietario ha solicitado ya el archivo de la causa. Pero el juzgado no ha resuelto y tampoco está previsto que lo haga en breve. El titular aguardaba la llegada de este dosier para adoptar una decisión al respecto.
La colección está valorada en unos 30 millones de euros. El descendiente heredó toda esta muestra de su padre, gran apasionado de la actividad cinegética. Todas las piezas, unos 1.090 ejemplares naturalizados y 405 de ellos de especies protegidas, se encuentran en una enorme nave propiedad del investigado.
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La Guardia Civil, de hecho, carece de un depósito con suficiente espacio para albergar la muestra. Por eso no fueron trasladadas y se quedaron en el emplazamiento original. Aparte, todo este material debe estar sometido a numerosas tareas de mantenimiento y conservación.
La familia siempre ha mostrado la máxima colaboración con la Justicia. De hecho, son los primeros sorprendidos por la operación policial de una colección que nunca han ocultado. Es más, existen hasta reportajes de la época de Canal 9 donde se muestran las piezas más importantes de toda la muestra. Nunca hubo opacidad ni se comerció con ese material.
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