La calle Pelayo, el Chinatown valenciano
Vecinos del centro de Valencia destacan el carácter pacífico de los ciudadanos chinos, pese a la multitudinaria pelea que protagonizaron esta semana
J. F.
Domingo, 12 de noviembre 2006, 05:10
El lunes, una multitudinaria reyerta entre ciudadanos chinos obligó a cortar la calle Pelayo y sembró la alarma entre los vecinos de la céntrica vía de Valencia. Los comerciantes asiáticos se han adueñado del rectángulo que forman las calles Xàtiva, Pelayo, Bailén y Julio Antonio en pleno centro de Valencia.
Respecto a las causas de la trifulca, los vecinos no se ponen de acuerdo. Unos piensan que se pelearon por un asunto banal tras beber alcohol, mientras que otros consideran que el motivo que desencadenó la riña está relacionado con algún asunto turbio de un grupo mafioso.
Algunos residentes aseguraron que el barrio se degrada y llegaron incluso a vincular algunos de estos comercios con las mafias chinas, aunque la mayor parte de las quejas son por un uso intensivo de la vía pública.
Van a la suya
Pero José Bas, un vecino, no comparte esta opinión. Es verdad que se ponen en medio de la acera, pero les pides que se aparten y ya está solucionado el problema, señala el comerciante. Ellos no se intengran, pero no se meten con los españoles. Van a la suya, asegura Antonio Asensio, otro vecino de la calle Pelayo. Llevo doce años viviendo en el barrio y no tengo queja de los chinos, pero no puedo decir lo mismo de los suramericanos. Algunas pandillas de colombianos han protagonizado peleas graves, afirma el vecino.
La Policía Local está al corriente de la situación, ya que el policía de barrio recoge las quejas de los comerciantes y vecinos. Antes había un sótano enorme en la calle Pelayo que se utilizaba como garaje, pero hicieron obras y parece que tapiaron un habitáculo para esconder algo, especula el propietario de otro establecimiento comercial.
Peluquerías, bares, billares...
Unos 25 establecimientos del barrio de la Roqueta están regentados por ciudadanos chinos. Peluquerías, bares, billares, locutorios y tiendas de comida ocupan las plantas bajas de una zona conocida ya como el valenciano.
Mientras los vecinos llevan tiempo reclamando un mayor control de la apertura de tiendas, la concentración de comerciantes orientales es cada vez mayor junto a la antigua estación del Norte.
Por las mañanas no se ve a ningún chino por la calle, pero por las tardes esto parece Están por todas partes, afirma José Bas, uno de los pocos comerciantes españoles que se ha resistido a cerrar su negocio en el barrio.
Conversaciones amistosas
Los ciudadanos chinos entran y salen de los bares, juegan en los billares, ocupan las aceras mientras hablan de forma amigable y no se meten con nadie.
La verdad es que se portan bien y no suelen causar problemas. Alguna vez se pelean entre ellos como ocurrió el otro día en la calle Pelayo, pero tampoco hemos visto muchas reyertas en el barrio, explica el comerciante.
Según los vecinos, cada vez son menos los establecimientos chinos vinculados a la industria textil. Los comercios controlados por los asiáticos son de todo tipo. Incluso han abierto una pescadería. Esto parece más una zona de ocio para chinos que una zona de tiendas, sostiene Bas.
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