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Se jugaron la vida. Literalmente. Seis agentes del cuartel de la Guardia Civil en la localidad de Buñol supieron del horror que se vivió en la A-3, a la altura del kilómetro 323, aquella fatídica tarde del 29 de octubre. El día de la DANA, la jornada más trágica en la provincia de Valencia que se recuerda, también ha quedado grabada en la memoria de estos auténticos héroes, unos salvadores que pudieron rescatar a más de medio centenar de personas atrapadas en sus vehículos y que vieron cómo estuvieron al borde de la muerte por la inclemencia del agua.
El agente Alberto Blasco ha contado este mismo lunes, justo en el punto de la autovía donde comenzaron los rescates, la forma en la que los seis agentes no miraron ni por su propia existencia para ayudar a las personas que habían abandonado sus vehículos y buscaron refugio en un autobús atrapado en la carretera. «Veníamos de ayudar en Utiel y Requena, pero cuando llegamos a la A3 no nos imaginábamos el nivel de devastación que había aquí, más de 20 o 30 centímetros de tierra por toda la autovía, la carretera totalmente arrancada, los coches volcados... Nada más llegar al lugar, vimos a un matrimonio que estaba saliendo de uno de los vehículos que había arrastrado el agua. Inmediatamente fuimos hacia ellos, los rescatamos, los llevamos al coche y les pusimos la calefacción. Y a partir de ahí, nuestra intención ya fue ir a por el mayor número de gente posible en el menor tiempo», ha contado Blasco.
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Para este agente y sus compañeros, todos ellos intentaron «responder de la mejor manera posible». «Tuvimos conocimiento de un autobús en el que se habían refugiado unos 20 o 30 personas que estaban atrapadas. Entonces un compañero y yo intentamos llegar hasta ellos y cuando llegamos todo estaba inaccesible. Intentamos llegar por todos los medios y fue completamente imposible, pero ya cuando pudimos acceder a ellos porque había bajado el nivel del agua rescatamos a una mujer embarazada y a otra con problemas de azúcar, que estaba bastante mal», ha relatado. El agente ha confesado que después fueron conscientes de que se habían jugado la vida pero «en ese momento había que salvarlos».
Entre los rescatados se encontraba Héctor Bengochea, quien este lunes también se ha fundido en un abrazo de agradecimiento con sus salvadores. Bengochea, vecino de Paterna, salía de Buñol, donde trabaja, el pasado 29 de octubre, y fue entonces cuando fue sorprendido por el agua. No entró en pánico, ha contado, pero sí fue el responsable de comunicar a la Guardia Civil lo que estaba pasando en esa zona de la A-3. «Llamé a un amigo que es guardia civil en Buñol y le comenté cómo estábamos», ha asegurado. Ha narrado cómo se refugió tanto en un camión como en un autobús. En un momento, vio unas luces y se encontró con sus rescatadores. «Hubo una explosión de emociones. Poco a poco fueron sacando a la gente», ha afirmado. Ha perdido su coche, pero está vivo y, afirma, aquella noche no la olvidará nunca.
Las personas rescatadas fueron llevadas, en un primer momento, al cuartel de la Guardia Civil de la localidad. Allí, los agentes les suministraron ropa, mantas y les cuidaron hasta que fueron trasladados a un espacio habilitado por el Ayuntamiento de Buñol. Allí, les cuidaron, les permitieron calentarse e, incluso, un viejo hornillo que había, sirvió para preparar café y alimentos calientes para los rescatados. La agente Gloria Valdera ha explicado que lo que más le impactó fue que entre aquellas personas había un niño. «Yo ese día no trabajaba pero vino un compañero a decirnos que estaban sacando a mucha gente. Así que bajamos y había cinco o seis personas aquí, entre ellas un menor. No tenían nada, estaban mojados. Les sacamos ropa, mantas... Lo que recuerdo es que el teléfono no paraba de sonar, sólo se escuchaba: 'ya va la patrulla para allá'... No paraba de sonar todo el rato y cuando lo cogí, la gente te pedía por favor que fuéramos a recogerlos a la autovía A-3«, ha relatado emocionado.
Por su parte, Sergio Herraiz, también otro de los agentes que trabajó en esa larga y trágica jornada, ha narrado cómo se a las siete de la tarde le mandaron de apoyo a una patrulla. «Estuvimos rescatando a gente sin parar. Todo era un caos. El teléfono no paraba de sonar. Colgabas y al momento sonaba. Te pedían auxilio, te decían que la carretera se estaba derrumbando, gente que no podía contactar con sus familiares...», ha aseverado. Como sus compañeros y, sobre todo, como todos aquellos a los que salvaron, nunca olvidarán cómo vivieron la fatídica DANA que ha arrasado Valencia.
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Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Patricia Cabezuelo | Valencia
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