Secciones
Servicios
Destacamos
Era agosto de 2018 y el suceso, inexplicable e inédito, animó esos días de verano en los que habitualmente reina la calma en la ciudad. ... Un grupo de predicadores, la mayoría alemanes, entró en un convoy del metro de Valencia con un carro con cuadernos religiosos y con una enorme cruz. A continuación, comenzaron a lanzar mensajes que generaron un lógico temor en el resto del pasaje. «Tenemos un mensaje para vosotros: este metro está lleno de pecado, de drogas, de fornicación..., de alcohol. La palabra de Dios dice..». Un acusado profería las palabras en alemán a través de un megáfono y otro las traducía al castellano en voz alta. Había quien incluso grababa la escena e incluso tenían trípticos en los que figuraba la leyenda: «¿Dónde irías si murieras hoy mismo?».
Todo esto generó una avalancha en la que una joven resultó herida al ser pisoteada por los viajeros que pretendían abandonar el lugar. El recorrido judicial de este caso encontró primero la absolución de los acusados. La Audiencia no halló sustento suficiente en el que los predicadores quisieran alterar el orden público, ni que llevaran a cabo actos de violencia ni que causaran una grave perturbación del servicio público de FGV.
El TSJ, en cambio, revocó ese fallo inicial y sí condenó a los ocho ciudadanos alemanes y uno iraquí que participaban en la comitiva religiosa. Entonces les condenó a un delito de lesiones por imprudencia menos grave.
La Sala Penal del Tribunal Supremo ha confirmado ahora esta condena por delito de lesiones. Son condenados cada uno a pagar una multa de 1.080 euros y una indemnización conjunta de 13.606 euros a la usuaria lesionada.
El Supremo rechaza los recursos y destaca que la conducta inicial voluntaria de los acusados consistente en entrar en grupo en el convoy, lanzando proclamas con un megáfono y con trípticos con mensajes apocalípticos, implicó una conducta arriesgada o peligrosa para el bien jurídico, que era la integridad física de las personas viajeras del metro, que además era previsible.
Los acusados, cristianos evangelistas, no atemorizaron a todos los pasajeros. Uno de los usuarios, por ejemplo, al escuchar los mensajes, dijo: «De algo hay que morir, coño». A continuación, algunos viajeros se levantaron asustados dirigiéndose hacia la puerta del vagón, en el que se agolparon, momento en el que el citado joven se volvió a levantar de su asiento y dijo: «Que es mentira, coño. Válgame Señor», y continuó «madre mía, que es broma, que es broma».
Todo lo anterior, lo de los predicadores y el pasajero, generó una situación de temor entre los ocupantes del convoy, «a los que les llegan no solo las exaltadas palabras de los acusados, sino la posibilidad de que pudiera tratarse de una bomba o un ataque con gas, y que tratan de salir del convoy a todo trance, por lo que activan el botón de parada del tren, que se detuvo en la estación de «Alameda» produciéndose una avalancha. Mientras esto sucedía, los acusados continuaron diciendo: «Jesucristo os ama, no tengáis miedo, solo miedo del pecado».
Como consecuencia de la estampida, los usuarios del metro se empujaron y pisaron unos a otros, resultando contusionadas varias personas que no requirieron atención facultativa, salvo una chica que viajaba en el primer vagón detrás del maquinista, que fue pisoteada por los viajeros que abandonaban precipitadamente el convoy, y sufrió edemas óseos y esguince, y que tardó en curar 259 días.
Los acusados se mostraron reticentes a deponer su actitud y continuaron con sus mensajes, como «Vais a arder en el infierno», «los españoles sois unos perros, solo fumáis marihuana», «hemos venido de Alemania para salvaros», y reacios a abandonar el vagón a pesar de los requerimientos de los vigilantes de seguridad. Fue sólo cuando llegó una dotación del Cuerpo Nacional de Policía y se vieron esposados, cuando depusieron su actitud.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.