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Pepe Gálvez, el 10 de septiembre de 1995. Marcó el gol al Real Valladolid. :: j. p
Veinte años con  el pantalón negro
EL TÚNEL DEL TIEMPO

Veinte años con el pantalón negro

Se han cumplido veinte años desde que el club de Mestalla implantó la actual indumentaria

PACO LLORET

Viernes, 4 de septiembre 2015, 23:39

Para los aficionados más jóvenes, el Valencia es un equipo blanquinegro; pero para sus padres y abuelos, esa combinación de colores supone una alteración respecto a los recuerdos almacenados en su memoria futbolística. En el imaginario de las generaciones de mayor edad aparece un equipo que lucía siempre uniforme completamente blanco. No es de extrañar que desde otras ciudades, algún comentarista poco versado en el asunto, sea capaz de extrañarse cuando el Valencia ha disputado algún compromiso de tal guisa, como suele suceder en Bilbao, escenario de duelos legendarios con vitola de clásico, y como también solía acontecer en los feudos de Osasuna o del Real Mallorca.

Se han cumplido veinte años desde que el club de Mestalla implantó la actual indumentaria. La decisión se adoptó de cara a la temporada 95-96. Su estreno con carácter oficial tuvo lugar en Riazor y coincidió con el debut de Luis Aragonés en el banquillo valencianista. No fue una noche feliz: el Deportivo se impuso por 3-0 aquel sábado 2 de septiembre de 1995. En el conjunto coruñés se alineaban, entre otros, Voro, Nando y Djukic. Una semana después, el Valencia se presentó ante su público y batió por la mínima al Valladolid con un solitario gol de Pepe Gálvez. El portero visitante era César Sánchez. Fue el primer tanto blanquinegro que subió al marcador.

En la campaña anterior, ya se decidió recuperar el color negro de las medias, tal y como se llevaban desde los orígenes y hasta finales de los años cincuenta. En la década siguiente, el Valencia optó por las calzas blancas, como puede apreciarse ya en los documentos gráficos correspondientes a los partidos de la desaparecida Copa de Ferias. Así fue hasta mediados de los noventa. La marcha de Arturo Tuzón de la presidencia y la llegada de Paco Roig al cargo coincidieron con estas novedades. El valencianismo entró en una nueva dimensión y empezó a cuestionarse la conveniencia de abandonar el blanco en su totalidad. Abierto el debate, se escucharon múltiples teorías al respecto, algunas basadas en la historia con mayor o menor rigor, otras, con fundamentos sociológicos y pasionales. Se dijo de todo, pero el cambio estaba servido.

En general, hubo aceptación generalizada entre los seguidores y casi nadie hizo bandera del asunto. Pese a que las estrofas del 'Amunt València', dicen que es l'equip que vist de blanc, apenas hubo oposición y la normalidad del nuevo uniforme caló de forma rápida gracias también a un importante factor externo: el respaldo mediático proporcionado por las transmisiones televisivas. En aquella época empezó a extenderse la opción de ver todos los partidos de la jornada en lo que, por entonces se llamaba PPV, pago por visión, una alternativa novedosa y de gran influencia en el nuevo escenario futbolístico español que se estaba creando. Así que el Valencia logró que en poco tiempo se hiciera familiar esa combinación blanquinegra con la que se lograron importantes éxitos. En Europa y en otros continentes descubrieron a un club con solera que volvía adquirir un gran protagonismo asociado a dos colores antagónicos: el blanco y el negro. Lo cierto es el inicio de ese ciclo glorioso coincidió con otro cambio destacado en la indumentaria que tuvo lugar en una noche memorable: la final de la Copa de Sevilla en 1999. El Valencia conquistó en La Cartuja el título ante el Atlético de Madrid con una superioridad indiscutible y luciendo, otra vez, las medias blancas. Pedro Cortés, presidente en aquel momento, lo manifestaba con orgullo tras la victoria: «Parecíamos la Alemania de Beckenbauer». Después de un lustro de formar parte de la equipación oficial, se decidió abandonar las calzas negras y volver a las de color blanco que siguen vigentes.

En estos tiempos actuales, en los que prevalecen los criterios comerciales sobre las raíces identitarias, ya nadie se asombra ante los diseños de las camisetas y de los pantalones empleados cada campaña por los clubs. Se apuesta por la novedad en cada ejercicio con el único objetivo de aumentar los ingresos. En cualquier caso, el Valencia ha logrado también exportar una imagen asociada al naranja y a los de la 'senyera', colores empleados a lo largo del tiempo en diferentes etapas. La apuesta por el negro quiso recalcar a mediados de los años noventa una personalidad propia y diferenciada, que lo alejara de otros equipos 'blancos', sobre todo el Real Madrid, y, en menor medida, el Sevilla. No hay un argumento único para proclamar la autenticidad de un uniforme o de otro, pero si el Valencia lució calzón negro cuando se inauguró Mestalla en 1923, posó ya con pantalón blanco en el ascenso a primera división ocho años después. Todo apunta a que en sus duelos oficiales el blanco tuvo preferencia en los primeros años y se consolidó como el color habitual con el paso del tiempo hasta que se optó por volver a los orígenes.

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