Rafa Mir, con las manos esposadas, en la puerta de los juzgados de Llíria. Rober Solsona/Europa Press

La actitud chulesca de Rafa Mir al vigilante que auxilió a las víctimas: «¿No sabes quién soy yo?»

Un testigo declara que escuchó a una de las denunciantes cuando decía delante de dos policías locales que la habían maltratado y encerrado en el baño

Javier Martínez

Valencia

Jueves, 10 de octubre 2024, 11:57

El futbolista Rafa Mir mostró una actitud chulesca con los vigilantes de seguridad que acudieron a su chalé para auxiliar a las dos jóvenes que ... denunciaron sendas agresiones sexuales del jugador del Valencia y un amigo. «¿No sabes quién soy yo?», espetó el delantero murciano cuando escuchó que iban a avisar a la Policía Local de Bétera.

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La frase no infundió ningún miedo al personal de seguridad de la urbanización Torre en Conill, y prueba de ello es que no dudaron en llamar por teléfono a la Policía Local para que acudiera una patrulla. Mientras esperaban la llegada de los agentes municipales, los vigilantes prestaron auxilio a las víctimas y escucharon varias veces una frase de Mir: «¡Bah!, que me quiero ir a dormir ya».

Las declaraciones de los vigilantes ante la Guardia Civil contradicen el atestado de la Policía Local de Bétera en lo que se refiere al supuesto consentimiento de las relaciones sexuales, ya que uno de los testigos asegura haber escuchado cómo la joven de 21 años contaba los hechos a dos policías, uno de ellos una agente femenina.

«Que la habían maltratado, encerrado en el baño y le habían metido los dedos», dijo la víctima a dos de los cuatro policías locales que acudieron a la urbanización Torre en Conill. Además, el vigilante manifestó que la joven «estaba en estado ansiedad, no paraba de llorar y apenas podía articular palabras», por lo que la acompañó al interior de la parcela para tranquilizarla y «evitar que estuviera a la vista de posibles viandantes».

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Sin embargo, el atestado policial afirma textualmente: «Que al llegar a la casa (la víctima) ha hablado con Rafael (el jugador del Valencia), y le ha dicho que le gustaba ella. Posteriormente de forma consentida se han marchado a un baño de la vivienda, donde han intimado y Rafael le ha introducido varios dedos en la vagina. Ella le ha dicho que parara, haciéndole caso y han salido otra vez a la piscina».

En las diligencias de la Guardia Civil se pueden leer frases como «siempre en contra de su voluntad» o «verbalizando su negativa en todo momento a acceder a lo que pretendía» el agresor. La joven que denunció a Rafa Mir declaró que empezó a llorar cuando el futbolista la encerró en el baño. Este fue uno de los momentos de más angustia que relató la víctima en su denuncia.

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«Ven, ven aquí, bésame», le dijo el futbolista tras agarrarla, según la declaración de la joven ante la Guardia Civil. Luego «cierra la puerta y echa el pestillo para que no pudiera salir. Rafa la sienta encima del lavabo y procede a introducirle de nuevo los dedos (...), sin quitarle la falda pantalón». También le realizó «tocamientos en el resto del cuerpo, mientras ella lloraba y le decía que quería irse y que su padre estaba llegando al lugar para recogerla», según el atestado de la Guardia Civil.

Mientras tanto, al otro lado de la puerta escuchó a su amiga, y fue entonces cuando la joven «empujó a Rafa, consigue zafarse de él, abre la puerta y sale del baño». Tras decirle que no quería estar allí, cogió su bolso y sus cosas y salió a la calle. La otra otra joven, tapada con una toalla, la acompañó porque vio que estaba muy nerviosa, pero dejó todas sus cosas dentro (ropa, zapatos, bolso y móvil), porque en un principio ella tenia idea de quedarse en el chalé.

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Los tres varones (Rafa Mir y sus dos amigos) salieron detrás de ellas y le pidieron a la víctima que parase de llorar, porque iban a salir los vecinos y tampoco querían que preocupara a su padre: «A ver si se iba a montar un lío», espetó uno de ellos.

Poco después, los tres jóvenes volvieron a entrar, y la joven de 25 años intentó también acceder, pero «el varón de pelo largo (Pablo Jara) se lo impide mientras les dice que son unas niñatas y que se piren, llegando a empujarla para cerrar la puerta».

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Además, el mismo individuo le quitó la toalla, «golpeándola en la cara y dejándola únicamente con un tanga como única prenda de vestir». La chica llamó al timbre para que la dejaran entrar para recoger sus cosas, «puesto que se encontraba prácticamente desnuda, momento en el que ven a un vecino pasear al perro por la calle». La víctima le pidió que le dejara el teléfono para volver a llamar a su padre, pero el hombre avisó a la Policía Local de Bétera.

El testigo declaró ante la Guardia Civil que observó a «dos jóvenes desvalidas que necesitaban ayuda». Eran las 8:30 horas de la mañana del domingo (1 de septiembre). Una de las chicas vestía únicamente con un tanga, tapándose los pechos, y sollozaba y gritaba las siguientes frases: «¡Dame la ropa, tírame la ropa! (...) ¡hijo de puta, te voy a denunciar!».

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La otra chica, que tenía la «cara desencajada», se acercó a él y le pidió ayuda: «Oiga, por favor, ¿puede llamar a mi padre?». El vecino le contestó que era mejor llamar a los vigilantes de la urbanización para que avisaran a la Policía Local de Bétera. Y eso fue lo que hizo.

 

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