Kang In: El adiós del niño prodigio, otra trampa para Meriton

El considerado niño prodigio, el chaval que iba a abrir de manera definitiva el mercado asiático para la marca Valencia, está a punto de salir por la puerta de atrás. El Granada, que fichó al exlevantinista Rochina, era uno de los clubes con los que se le relacionaba recientemente.

Kang In, el último en incorporarse a la disciplina valencianista este verano, es el primero que sabe que no cuenta para Bordalás y el primero que quiere tener una salida correcta del Valencia. La Academia le abrió de par en par las puertas a él y a su familia cuando vino con 10 años a hacer las pruebas y se marchará sin saber la afición si de verdad es una perla o si ya ha dado su máximo nivel.

La filtración ahora ciertamente interesada de que estaba el futbolista y sus agentes bloqueando con su negativa a salir el fichaje de Marcos André ha tensionado este fin de semana el escenario. El Valencia se arriesga a meter la pata con una salida a bajo coste sabiendo que es un futbolista con unas condiciones que le hacen diferentes de muchos jugadores de perfil similar. El hecho de que fuera escogido Balón de oro en el Mundial sub-20 de Polonia cuando con su selección llegó a la final le situó en una posición de privilegio.

Fue Marcelino el que lo hizo debutar en competición oficial. En Copa del Rey contra el Ebro. Antes, el técnico asturiano le había dado la alternativa en el trofeo Naranja. Y fue ahí contra el Leverkusen cuando la afición le agrupó bajo esa condición de canterano que siempre cuenta con un cariño especial. «He flipado con la gente por cómo me animaba», decía el chaval de manera espontánea al terminar aquel partido. Meriton lo exhibió cuando le interesó poco menos como un trofeo. La política de cantera suena genial en los discursos pero luego hay que saber gestionarla con las exigencias de los entrenadores.

A Kang In se le protegió tanto que a veces no se le sacó el máximo rendimiento. Anil Murthy le amplió nada más despuntar el contrato hasta verano de 2022 y le puso una cláusula de 80 millones. A la hora de negociar la renovación, el presidente no ha sido capaz de llegar a un acuerdo. Una trampa ahora para Meriton.