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Foulquier, durante el encuentro ante el Athletic de Bilbao en San Mamés. EP

La alineación del Valencia se convierte en un sudoku

Caos | Diakhaby de mediocentro y Foulquier en varias posiciones ante el Athletic de Marcelino evidencian el constante cambio al que ha sido sometido el once de Bordalás esta temporada

Javier Solano

Valencia

Lunes, 9 de mayo 2022, 00:45

Si hay algo que ha quedado en evidencia durante la presente temporada, ha sido la falta de herramientas que han obligado a Bordalás a no ser capaz de conformar un once de gala regular, junto a una segunda unidad competitiva, capaz de resolver con solvencia todos y cada uno de los imprevistos a los que se han hecho frente hasta el momento. El encuentro del pasado sábado ante el Athletic en San Mamés, se convirtió en el escenario encargado de sacar a relucir estas carencias, las cuales no han dejado al Valencia avanzar hacia su objetivo europeo en el largo camino que conforma la competición regular.

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La función de ‘stopper’ que llevó a cabo Diakhaby hasta la lesión de Paulista, la cual le obligó a regresar al centro de la zaga antes del descanso, junto al cambio de posición de Foulquier desde el lateral derecho hasta la posición de central, fue el claro ejemplo del constante sudoku al que ha sido sometido el once del Valencia desde el pasado mes de agosto hasta la actualidad. El defensor blanquinegro, a pesar de encontrarse lejos de su posición natural, cumplió a rajatabla las directrices que le ordenó el técnico alicantino. Destruir, construir y cubrir las espaldas de Soler e Ilaix, así de simple.

Ambos centrocampistas, a pesar de ser los encargados de llevar a cabo el rol creativo, terminaron por llevar a cabo una constante implicación defensiva junto al francés hasta el descanso. Solo un pase en profundidad filtrado por Diakhaby a los pies de Maxi Gómez en la primera mitad fue la dosis creativa que pudo aportar un jugador que a medida que incrementaba su espacio para pensar con el balón, disminuía su claridad para jugar con él. Al borde del descanso, la dura lesión en el tobillo de Paulista llevó al defensor a ocupar el centro de la zaga junto a Alderete y Foulquier, otro de los futbolistas cuya polivalencia ha permitido al alicantino apagar varios de los muchos fuegos surgidos esta campaña.

El fichaje de Foulquier en verano ha terminado siendo uno de los más acertados. La apuesta personal de Bordalás ha demostrado que su entrega, lucha y sacrificio es innegociable. Su asentamiento instantáneo en el club blanquinegro se ha visto influenciado enormemente por su valía para jugar en cualquier posición. El defensor de Guadalupe ha llegado a jugar en hasta 5 demarcaciones diferentes este curso. Ambos laterales, el centro de la zaga, el centro del campo y el carril derecho han sido las posiciones que ha ocupado el francés esta temporada. Las limitaciones técnicas y creativas que en ocasiones han evidenciado la lejanía de Foulquier de su posición natural, han quedado compensadas por un auténtico recital defensivo, capaz de frenar en seco a los rivales a los que ha tenido en frente.

Además de Foulquier y Diakhaby, más jugadores del Valencia han sufrido una metamorfosis con respecto a su posición en el once a lo largo de la temporada. Yunus Musah ha sido el claro ejemplo de ello. Desde verano, el futbolista criado en la Academia ha ocupado la posición de extremo, centrocampista y delantero. El pasado sábado, el estadounidense acompañó a Maxi Gómez por primera vez en el ataque valencianista conformando un sistema de 5-3-2.

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La irrupción de Hugo Guillamón desde la defensa hasta el centro del campo ha sido el mejor de los descubrimientos que ha experimentado el Valencia esta temporada. La falta de jugadores del agrado de Bordalás para ocupar el medio desde su llegada permitieron al joven jugador blanquinegro abandonar por completo la zaga del equipo de Mestalla.

Prácticamente la totalidad de la plantilla del conjunto de Bordalás ha pasado por una serie de altibajos a lo largo del campeonato. El drama de la portería, el ascenso de jugadores de la Academia al primer equipo, el sudoku del centro del campo, y la búsqueda de un ataque efectivo han terminado por condenar a la plantilla del Valencia, la cual ha evidenciado ser incapaz de competir ante sus rivales más directos, aquellos que sí han llegado al final de temporada con opciones de pelear por sus respectivos objetivos. A falta de tres jornadas para finalizar la presente temporada y con la planificación del siguiente curso en mente, el club necesitará escuchar de una vez por todas a su entrenador, el cual necesitará recibir este verano las herramientas necesarias para poder construir un equipo capaz de fijar un once de gala regular, a la altura de las expectativas del propio club y su afición. Asimismo, también será necesario conformar una segunda unidad capaz de pelear por regresar de forma definitiva a competición europea

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Bryan Gil pierde peso para Bordalás con su futuro en el aire

Desde que firmó por el Valencia, Bryan Gil se convirtió en un imprescindible en los planes de Bordalás. Consiguió ser titular siempre que estaba disponible y un fijo en la banda izquierda. Tres meses después, su rendimiento ha ido de más a menos. En los catorce encuentros que ha disputado entre Liga y Copa no ha sido capaz de anotar ningún gol y solo ha conseguido dar una asistencia. Después de conquistar al alicantino y al resto del valencianismo, no deja de sorprender que el extremo blanquinegro lleve acumuladas cuatro suplencias seguidas, incluyendo la final de Copa del Rey y que de los últimos seis partidos solo uno lo haya jugado como titular. De plantearse presionar para que siguiera a no contar nada.

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