Anil Murthy, el día que mandó callar a la afición de Mestalla. Irene Marsilla
Análisis

Anil, la afición es sagrada

El presidente del Valencia insiste en su desconsideración sobre una hinchada que ha mantenido vivo al club durante cien años

Viernes, 17 de diciembre 2021, 20:10

Un club es su afición. Su alma. Su corazón. Su piel. Sus intestinos también, por supuesto. Porque nadie es perfecto. Ni usted, Anil Murthy, aunque así lo crea. El presidente del Valencia. El primero del grupo por cargo y el último en sentimiento. Cuando se ... siente presionado su desviación enfila hacia la grada. Lo más grave fue mandar callar a Mestalla y lo último es reducir la multitudinaria manifestación del pasado día 11 al argumento más simple y falaz. «Aquí siempre ha habido protestas», manifestó. El ungido por el dueño se siente legitimado para menospreciar a su gente después de escuchar a Peter Lim. «Siento compasión por la afición del Valencia. Entre amigos decimos que las cosas más pequeñas te dan los mayores dolores de cabeza», declaró en Financial Times. Y de ahí a pegarse una siesta. Se quedaría tan a gusto el hijo del pescador. ¿Autocrítica? Para qué. ¿Aprender de los errores? Eso los valencianos, que debemos ir todavía en carro y con boina. Si el dueño y señor carga contra la representación del club del que tiene la mayoría accionarial, pues no lo va a hacer el presidente. Dicho y hecho. Pero dirigir la sociedad civil más importante de la Comunitat, un club con más de cien años de historia, respetado y querido por tantos no debería estar al alcance de muchos. Porque hay que estar preparado para ello. Tener una mochila detrás que te faculte. Al menos debería conocer la historia que sitúa al Valencia entre las entidades deportivas más grandes del mundo y a su gente como uno de los apoyos más fieles que existen. Mejor un tentempié en 'La Deportiva' que empaparse con la enorme librería dedicada al Valencia. Hay muchos y a cada cual mejor. Desde 'La Balada del Bar Torino' de Rafa Lahuerta al 'Bronco y Copero' de Paco Lloret o '25 historias del Valencia que quizá no conozcas' y 'Moneda al aire: 30 historia del Valencia CF' de José Ricardo March, por poner varios ejemplos. Debería tenerlos enmarcados en su despacho. Si no los tiene, vaya a comprarlos. Puede pagarlos.

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Pero Murthy sigue a la suyo y en la pasada junta dio el rejonazo definitivo a los pequeños accionistas. Le molesta el pueblo. Deben haberle llegado aquellos cantos mesetarios que calificaban a Mestalla de mala afición que dudaba rápidamente de los entrenadores, silbaba y agitaba coches. Y algunas cosas son ciertas y reprobables (el incidente con Cúper no tiene nombre), pero son incidentes aislados en una cartilla intachable. Anil, ahí van algunos ejemplos que seguro que no conoces y que me recuerda el erudito March. La primera demostración de apoyo valencianista a su equipo fue el desplazamiento masivo a Barcelona en 1923 para ver dos partidos amistosos contra el conjunto culé. Repito, amistosos. Viajaron 900 personas. En septiembre de 1924 se produjo la famosa marcha cívica en la que el Valencia recogió la bandera fundacional después de haberla bendecido. La llevó al estadio y se estrenó el himno. Se jugó frente al Júpiter de Barcelona. Miles de personas tomaron las calles de la ciudad, ehcho similar a los grandes acontecimientos de la época (el entierro de Granero y la vuelta de los restos de Blasco Ibáñez en 1933). En 1934 el Valencia llegó a la final de Copa. Se enfrentó en Montjuic contra el Real Madrid y viajaron 12.000 valencianistas en dos barcos fletados para la ocasión, convoyes de tren, coches e incluso en moto. En el resto de finales el apoyo ha sido siempre masivo. Anil, recuerda también la macha cívica del centenario y seguro que todavía te resuenen las dos manifestaciones contra Peter Lim. Pero la afición también ha sido generosa en su apoyo económico al club. En 1932-33 salieron a la venta las obligaciones para auxiliar a la entidad y quitar la deuda con el barón de Bellver (dueño de los terrenos de Mestalla) y se adquirieron en masa. Y muchos renunciaron a cobrarlas después de la guerra. En 1953 el Valencia emitió pases a quince años y los compraron miles de personas. En 1986 la gente se movilizó tras el descenso a Segunda y adquirió miles de abonos que insuflaron una gran cantidad económica a las arcas. También en las ampliaciones de capital. ¿Que aquí siempre ha habido protestas, Anil?

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