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LOURDES MARTÍ
Sábado, 23 de marzo 2019
Javier Subirats, Salvador González 'Voro', Roberto Gil, Miroslav Djukic y Fernando Giner alrededor de una mesa. Leyendas de diferentes épocas, con vivencias dispares unidas por el centenario del Valencia. Un sentimiento del que algunos como Roberto Gil se impregnaron desde el vientre materno: «Mi madre era muy futbolera, muy valencianista». Otros, como Djukic, descubrieron el club de Mestalla más tarde. 31 años tenía el central serbio cuando fichó por el Valencia. A medida que acumulaba partidos, hasta los 250 que llegó a jugar, se le iba grabando en su corazón el escudo del Valencia. La ciudad, el club y la gente empezaron a ser un poco suyos. Después de pasar un tiempo en Belgrado, donde entrenó al Partizan, fue destituido el pasado verano y volvió a Valencia donde sigue formándose como entrenador y espera una nueva oportunidad. «Estoy muy orgulloso de formar parte de la historia de este gran club. Me vinculan muchas cosas con él y es emocionante», asegura el serbio. Él, al igual que Roberto Gil, fue técnico del Valencia, como también otro exfutbolista con los que comparte mesa, Voro. Aunque en el caso del de l'Alcúdia siempre ha sido por urgencia.
Precisamente Voro formó parte en el eje de la defensa con Djukic en el Deportivo. El actual manager deportivo del Valencia estaba presente en aquel penalti fallado del serbio que dejó sin Liga al equipo coruñés. En ese equipo entrenado por Hiddink estaba Fernando Giner. El excentral y uno de los artífices de los actos del centenario del Valencia, actualmente es presidente de la Asociación de Futbolistas, no deja de bromear en ningún momento aunque durante estos días ha pegado ojo muy poco. «Estoy feliz de haber reunido a tantos compañeros, pienso en aquellos que por distintas circunstancias no pueden estar. Pero seguro que lo están disfrutando», dice. Es el cicerone perfecto. Está pendiente de todos. Sobre todo de los veteranos más mayores. Cuida, se preocupa de leyendas como Roberto Gil o Guillot. Aunque estos también le han tenido que 'obedecer' para algunos de los actos del centenario. «Nos teníamos que poner traje, corbata y zapatos, tanto para la procesión como para la ofrenda. No importaba todo lo que teníamos que andar. Él tenía claro el código con el que teníamos que vestir», comentaban. Roberto Gil conversaba con Javier Subirats. A quien prácticamente vio crecer. Centrocampista, elegante dentro y fuera del terreno de juego. «Me acuerdo que me llamó Tuzón cuando se bajó y me preguntó que qué hacíamos con Di Stéfano porque tenía un año más de contrato. Le dije que no lo echara porque con aquella plantilla, en la que estaba Subirats, junto con Sempere, Arias, Fernando, íbamos a ascender. Y así fue». Subirats también está saboreando todo lo que está ocurriendo estos días. «Además de convivir otra vez con compañeros, te das cuenta de que cumpliste ese sueño de jugar en el equipo de tu vida y la suerte que has tenido de vivir un centenario porque depende de cuándo naces puedes hacerlo o no. Pero la verdad es que me quedo con ese valencianismo que hay. Es increíble el cariño que estamos recibiendo los jugadores de distintas generaciones por parte de aficionados de todas las edades», afirma.
«Todos somos pasajeros, pero el Valencia será eterno. Es emocionante ver que la gente se acuerde de aquello que representabas. La afición es exigente pero creo que si tú sales al campo y lo das todo no defraudas. Es con eso con lo que se queda la grada y también con lo que te quedas tú con el paso de los años», comenta Djukic. «Tiene toda la razón, yo jugaba cada partido como si fuese el de mi debut o el último y la gente respondía», reafirmaba Roberto Gil.
En su etapa como entrenador, Djukic habló de que el Valencia era «un gigante dormido». Ese gigante, comienza a despertar. Está en una final de Copa y continúa en el camino de Bakú. También la distancia le ha enseñado a Djukic que los momentos como los vividos en París o Milán también deben aprender a saborearse: «Por aquel entonces aquello fue una frustración, pero ahora sabes lo difícil que era llegar allí. Ojalá que el valencianismo tenga frustraciones así porque significará que ha llegado a finales de Champions», reconocía Djukic.
Seguro que la próxima semana Voro le cuenta a Marcelino y al equipo todo lo que se ha vivido en Valencia por el centenario. El de l'Alcúdia dirá a la actual plantilla que si quiere ser recordada como Kempes, Roberto Gil, Giner, Arias, Subirats, Sol o el Piojo López o Fabio Aurelio, Baraja... lo único que tienen que hacer es dejarse las piernas en cada partido. A principio de temporada, el exdefensa decía que la «ilusión» del Valencia era «competir con Real Madrid y Barça». El duelo de tú a tú contra el conjunto de Valverde será el próximo 25 de mayo en el Benito Villamarín. En el estadio andaluz, su Valencia, y el de Subirats, Roberto Gil, Djukic, Giner y todos los demás, tiene una nueva ocasión para demostrar que el Valencia centenario quiere ser eterno.
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