redacción
Miércoles, 22 de enero 2020, 01:46
José Ignacio Sáenz (28-9-1973) ha sido el futbolista de la cantera del Logroñés con más proyección. Centrocampista de talante defensivo, jugó dos temporadas en el equipo riojano antes de dar el salto al Valencia de Paco Roig, con el que estuvo también dos años (1995-97). Luego firmó por el Zaragoza, con el que ganó la Copa del Rey. Fue internacional absoluto en dos ocasiones, olímpico y sub-21.
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–¿Qué es ahora de José Ignacio?
–Trabajo con la Federación Riojana y también las ayudas de Impulso23 de la Federación Española.
–¿Qué temperatura y qué tiempo se va a encontrar el Valencia?
–Frío, pero frío-frío. Ya le he dicho al delegado –se refiere a Paco Camarasa– que vengan con plumífero porque marcan tres grados. Está cayendo aguanieve y no tiene muy buena pinta el asunto.
–¿Cómo estará el césped?
–Está un poco castigado, más que otras veces, porque con las temperaturas y las heladas es normal que se resienta, pero tampoco está en malas condiciones.
–¿Va a ser el Logroñés un equipo dócil para el Valencia?
–Tiene una buena plantilla, están enchufados y ahora les está saliendo todo bien. El Valencia sabe que aquí no va a ganar sin bajarse del autobús. Como no venga mentalizado se va a llevar un disgusto, se van a encontrar un rival con mucha ilusión por pasar la eliminatoria.
–Con las condiciones que hay ¿se verá fútbol?
–El Logroñés intenta jugar al fútbol siempre.
–¿Cómo se vive en Logroño un emparejamiento de Copa con un rival como el Valencia?
–La pena es que no es fin de semana para que hubiera venido más gente. Las dos aficiones disfrutaron ya con el hecho de verse de nuevo las caras. Hay muchos aficionados que han querido comprar la entrada sólo para estar con la afición del Valencia. Siempre me ha sorprendido la cantidad de aficionados de aquí que son del Valencia, eso siempre me ha chocado.
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–¿Qué recuerdos guarda del Valencia en los dos años que estuvo?
–Fueron dos años muy intensos, era la primera vez que salía de casa y la verdad es que se me hizo todo muy cuesta arriba, pero cada día que pasaba estaba mejor y empezaba a disfrutar del fútbol y de las cosas. El salto que pegué fue impresionante, para jugar con los mejores de Primera. Todo eso se lleva más fácil.
–Le trajo Paco Roig, un presidente muy especial.
–Sí, con motivo del centenario coincidimos y ni me conoció. Le tuve que decir: 'Oye, ¿no saludas o qué? Me dijo que no me había reconocido, estuvimos echando unas risas por aquello de que yo era el jugador más barato de la plantilla.
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–Nada más aterrizar en el Valencia se encuentra con Luis Aragonés en el banquillo.
–Uf, aprendí con él un montón. Disfruté muchísimo. Hicimos un buen fútbol y todo fue maravilloso.
–¿Fue un éxito o una lástima que terminaran segundos?
–Nos jugamos la Liga en Balaídos. Dependíamos del Atlético de Madrid. Quedamos subcampeones, nosotros empatamos y ellos ganaron.
–¿Qué tenía de especial Aragonés?
–A mí me impresionó todo, por la figura que representaba además. La forma de dirigir, de entrenar, cómo llevaba las cosas tanto dentro como fuera del campo. Hasta por invitarnos a la comunión de su nieto, era un artista en todos los sentidos.
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–En aquel equipo que terminó segundo (95-96) estaban Mijatovic en plena explosión futbolística, también Fernando, Mazinho…
–Había unos jugadores espectaculares. Mijatovic fue el año que lo bordó, las enchufaba de todos lados; Fernando me impresionó por su calidad, estaban Camarasa, Mazinho, Mendieta… un grupo de jugadores impresionante.
–Para usted el salto al Valencia imagino que fue de vértigo.
–Me vino también muy bien el tener un grupo de amigos que me acogió fenomenal. Había muchos vascos en aquella época, con Eskurza, Iñaki, Patxi Ferreira... Ellos eran más mayores y me lo hicieron más fácil porque para mí era la primera vez que salía de casa.
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–¿Qué tenía aquel club que enamoró tanto a Roig que se trajo a Poyatos, Romero, Salenko y usted?
–Salieron muchos jugadores en aquella época. Como había tanto feeling por las aficiones, nos caíamos muy bien, como ahora, y por eso todos los jugadores que marchamos para Valencia caímos con buen pie.
–¿Se echa menos el viejo Las Gaunas?
–No volverá a verse nada igual, era un campo histórico donde se respiraba fútbol. Todo lo moderno está muy bien ahora pero se añora mucho aquel estadio. Han hecho una plaza justo donde estaba el campo, con edificios, pero cada vez que pasas por ahí se te llena la cabeza de recuerdos.
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–¿Aquel Logroñés jugaba, entre comillas, al fútbol?
–En aquellos tiempos del gran Logroñés no existía el 'tiqui-taca', jugábamos a lo que nos dejaban y podíamos. A intentar marcar un gol más que el contrario, desde luego. Ahora ha evolucionado todo mucho, la gente en todos los sentidos ha cambiado. No jugábamos del todo mal al fútbol.
–¿Fue un milagro meterlo en Primera?
–Todos los equipos tienen sus rachas, se vivieron luego muchas penurias pero mantener un equipo en la élite tantos años es importante.
–¿Por qué cambió tanto el Valencia de su primera a la segunda temporada en la que estuvo?
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–Llegó Jorge Valdano, empezaron a venir jugadores nuevos, se modificó bastante la plantilla y el cambio fue brusco. Pasamos un serio bache ahí. Llegaron Karpin, Carioca, Saib, Anglomá... se ficharon más de doce futbolistas y hasta que se acoplaron se pasó bastante mal. También estaba Romario, luego se fue, volvió a venir…
–Romario, todo un personaje.
–Con nosotros se portaba de cine. Él tenía muy claro que siempre que lo podíamos ver por ahí… le gustaba divertirse sin meterse con nadie pero con nosotros fenomenal, como uno más. Jamás podré hablar mal en ese sentido de él, para la gente joven era un auténtico espectáculo verlo entrenar.
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–Usted era titular en el Valencia, ¿por qué no tuvo más continuidad?
–Jugaba, pero en esas fechas me vino una oferta del Zaragoza de más tiempo. Y ya sabe lo que son estas cosas, me acercaba un poco más a casa, me ofrecían más años de contrato... Pensaba que iba a ser más feliz en Zaragoza y decidí el cambio a pesar de que me quedaban cuatro años más todavía de contrato.
–¿Se arrepintió?
–Sí, cuando jugamos contra el Valencia, me decía Mendieta que Claudio Ranieri preguntaba por mí y que podía volver… si no echas de menos Valencia es que no entiendes de vivir ni de fútbol ni de nada. Valencia lo tiene todo para ser feliz.
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–Se quedó casi a las puertas de vivir los primeros éxitos del mejor Valencia.
–Nosotros lo pusimos en el camino.
–¿Qué le parece lo que ha pasado esta temporada con los despidos de entrenador y director general?
–Hay que estar dentro del club para entenderlo, los jugadores son profesionales y con Celades también ha habido resultados espectaculares. Con ese escudo tienes que ganar porque no hay otra.
–¿Qué futbolista del actual Valencia le cautiva más?
–Parejo, Kondogbia y Coquelin... Luego tengo un especial cariño por Rodrigo. Cuando estaba en el Celta, él jugaba en las categorías inferiores con el hijo de Mazinho, Rafinha. Recuerdo que nos cambiábamos a todo correr para verlos jugar porque se veía que iban a ser cracks desde pequeñitos.
–¿Quién quiere que gane?
–El Logroñés ya ha hecho lo que tenía que hacer y el Valencia puede llegar a repetir el éxito de Sevilla.
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