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Hay derbis que marcan un antes y un después y otros que encumbran protagonistas casi inesperados. Si hace cinco años, Valencia y Levante lograron la ... gesta de reunir en Mestalla 17.000 espectadores con un espectáculo de goles blanquinegro y un hundimiento anímico granota, este sábado con la mitad de público y con un Levante pellizcado por la soberbia de saber su superioridad física y técnica, fue el día en el que apareció en escena Asun Martínez, una futbolista de aspecto un tanto frágil pero de viva zancada y que decidió que el derbi iba a ser para ella. Tres goles, dos de ellos como más duelen, los decisivos y en tiempo de prolongación, cerraron un duelo marcado por la tensión generada por la incertidumbre del marcador y que supone una carga extra de confianza para el buen hacer táctico de Andrea Esteban. Consciente la entrenadora del Valencia que de tú a tú tenía todas las de perder contra el Levante, estudió la fórmula ideal para hincarle el diente al adversario, preparó a sus pupilas concienzudamente de que la paciencia es una virtud, y exprimió uno de los conceptos que en en ese mismo escenario, pero en hombres, estaba acostumbrado a ver el público la temporada pasada: el del contragolpe. Esa fue la clave de un partido decidido en los últimos instantes cuando precisamente más apretó el Levante. Esos seis minutos extra concedidos por los parones, no sólo sirvieron para deshacer el empate sino para descuartizar a un rival que nunca supo rentabilizar una supremacía más que evidente.
Asun hizo el primero de un tiro cruzado tras una pérdida en la salida de balón granota, el segundo en su cuenta colándose por bajo a Enith y el tercero poniendo la guinda a una contra bien trenzada. Así, como quien no quiere la cosa, la atacante que vino de Elche hace tres años redondeó una tarde plena desde el punto de vista blanquinegro. No se podía imaginar ni de lejos José Sánchez que sus pupilas iban a acabar hincando la rodilla como lo hicieron. El Levante, hoy por hoy, es un equipo superlativo, con unas líneas bastante compensadas pero al que a veces le falla ajustar la sincronización. Tiene más músculo que las valencianistas a nivel general, unas centrales de un elevado tono, un centro del campo batallador y un ataque más que dinámico y con opciones para todos los gustos. Una lástima, por ejemplo, ver cómo el técnico 'castigaba' con el cambio a Alba Redondo en los minutos decisivos. El Levante pudo ganar y seguramente nadie se hubiera escandalizado. Tuvo más posesión, más intentos cara a puerta, metió un balón al larguero pero le faltó ese punto de abnegación en el trabajo colectivo y esa fe para llegar hasta el área con la convicción suficiente. Al Valencia, en cambio, le fue suficiente con pelear, correr y apostarlo todo a los picotazos de unas y de otras. En cuatro minutos, justo antes del descanso, hizo sus dos primeros goles, ambos tras errores del rival en zona de creación, y cuando parecía que el Levante había reseteado para nivelar el asunto, todo cambió de repente. En el 87' llegó el 2-2 para las granotas y con el público sin tener claro cuál iba a ser el desenlace, es cuando apareció Asun para convertirse en la estrella de un derbi que tiene que recuperar ese impacto de hace cinco años. Una lástima que por unos y otros se hayan perdido nueve mil espectadores.
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