Todas las miradas puestas en el Atalanta-Valencia. En Italia, cada vez son más las voces que sitúan el partido de Champions del 19 de febrero como clave para entender la expansión de la pandemia en la zona de Lombardia y la Comunitat. «Ese encuentro fue una bomba biológica», llega a decir en una entrevista Fabiano di Marco, jefe de Neumología del hospital de Bérgamo. Es la teoría que maneja la Protección Civil de la ciudad norteña aunque todos admiten como prácticamente imposible de demostrar que el choque de San Siro fuera el principal detonante en la propagación del coronavirus.
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Milán acogió, hace poco más de un mes, un encuentro histórico para el Atalanta, que jugaba la Champions por primera vez y se había metido en octavos de final. En ese momento existía una escasa preocupación: en los aeropuertos de Bérgamo y Milán se circulaba con normalidad y el único control a los recién llegados era de temperatura. Fueron aterrizando (también se desplazó gente por carretera) los 2.500 valencianistas que estuvieron en las gradas de San Siro y pasaron las jornadas en los principales puntos de Milán. Sin restricciones. Nada.
Por la tarde, la ciudad del Duomo se convertiría en una 'mini-Bérgamo'. 40.000 seguidores del Atalanta cubrieron los 60 kilómetros de distancia hasta Milán para acompañar al equipo de Gasperini durante el partido, que ganó el Atalanta de forma holgada y le sirvió para llegar a Mestalla con medio billete de clasificación en el bolsillo. Al regreso a casa, para los valencianistas ya no hubo medidas restrictivas en las terminales: ni controles de temperatura ni nada relacionado con el coronavirus.
Pasado un mes, con Italia y España como dos focos mundiales de la pandemia, las autoridades se giran hacia ese partido para intentar entender el origen del contagio masivo. Durante los días posteriores al Atalanta-Valencia se confirmó el primer positivo de un periodista que cubrió el duelo de San Siro y llegarían más a raíz de ese momento. En Lombardia la enfermedad causa estragos y en Bérgamo no dan abasto para enterrar a sus fallecidos.
La vuelta de la eliminatoria aún se jugó en Mestalla. El Valencia había tomado previamente medidas para evitar la propagación dentro del vestuario y el Atalanta cumplió con el dictamen de la UEFA. Los futbolistas no hablaron con los medios, el duelo se disputó a puerta cerrada pero aún así, el virus entró en el vestuario blanquinegro hasta contagiar al 35% de la plantilla. Ese choque en Mestalla se jugó un 10 de marzo: cuatro días antes, en Mendizorroza, el Valencia también compitió contra el Alavés, otro de los clubes más golpeados por la pandemia.
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