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Desde el Tribunal Superior de Justicia aseguran que es casi imposible que este miércoles se conozca qué decisión van a tomar sobre la ATE ... los tres magistrados que componen la sección 1 de la sala de lo contencioso-administrativo. No quedará otro remedio, de cumplirse esa intención, que esperar a que Laura Alabau redacte como ponente la sentencia que hoy decidirán y lo comunique de manera oficial a las partes. Pueden pasar unos días. Hasta entonces, sólo queda la opción de seguir conteniendo el aliento y pensar en las consecuencias que puede acarrear cualquiera de los dos sentidos del fallo. Evidentemente, es más fácil imaginar el escenario para una sentencia (las dos demandas van pegadas) desfavorable al Valencia, que pensar en la resurrección de una ATE que en 2012, cuando se aprobó con el fin de echar una mano al club e incentivar la inversión, nadie podía imaginar que terminaría atascada en un callejón sin salida y, para rematarla, en los juzgados.
¿Qué pasa si no se le da razón al Valencia y se mantiene el dictamen del Consell tanto en la no concesión de la prórroga como en la caducidad? Para empezar, sería el varapalo más serio judicialmente hablando que se lleva Peter Lim desde que aterrizó en el club hace diez años. Es verdad que en otros litigios –en los que no era el demandante sino el demandado– ha salido airoso, aunque tampoco conviene olvidar que salió seriamente trasquilado en la reclamación que hizo sobre el dinero que invirtió el club por el PAI de Porxinos en el ayuntamiento de Riba-roja (25 millones de euros). Quiso recuperar ese dinero pero el TSJ le recordó que la adquisición de aquellos terrenos le revirtieron unas plusvalías de 141 millones y por lo tanto no hubo empobrecimiento en el patrimonio de la empresa. En ese caso de Porxinos, el dictamen fue que la administración actuó de manera correcta. Hoy también una administración –en este caso autonómica pero con implicaciones locales– también se puede llevar el gato al agua. Eso significaría que el escenario actual sigue más vigente que nunca.
Es decir, que el Valencia debería seguir esperando la auditoría encargado por el Ayuntamiento y que habría que esperar a que licencias, fichas y convenio urbanístico vieran de nuevo la luz. Ese plan estaría de alguna forma sometido a la influencia de la pretensión de traerse el Mundial 2030. La celeridad o no con que se marcaran los hitos dependería entonces de la agilidad del Consistorio para dar luz verde a la tramitación definitiva, siempre y cuando obtuviera del club las garantías de finalización de obra que en su momento planteó la alcaldesa. De momento, Lim sigue en el silencio más absoluto y si no ha permitido ni un solo euro más en la inversión de fichajes, se hace imposible pensar que pueda arrimar el hombro en dar algún tipo de aval.
La presión en todo caso recaería en los posicionamientos que fuera tomando a partir de este momento el equipo de Gobierno local, consciente de que necesita los votos de alguno de los otros partidos, ya sea VOX (muy presente en la manifestación del sábado contra Meriton) o PSPV o Compromís. A Catalá le espera por delante un ejercicio casi de magia, sabiendo que la afición del Valencia y los grupos de oposición a Meriton están muy vigilantes en cada paso que da. Siempre hay un temor palpable a que se le pueda 'acusar' al PP de imitar aquella actitud tan cercana que en su día etiquetó a Compromís.
Natxo Costa
Exsubsecretario de Economía
Ayer mismo, por ejemplo, Natxo Costa, que fue subsecretario de la Conselleria de Economía en la época de Rambla (Compromís), reflexionaba a preguntas de este periódico sobre la paradoja que se dio y que se puede dar ahora con la ATE. Costa abogó siempre por una solución menos drástica con respecto a la ATE, aunque finalmente Compromís tuvo que apoyar la caducidad para no hacer trizas la convivencia en el Consell. «Hicimos lo que teníamos que hacer en cada momento. Siempre he defendido tres realidades paralelas. Una es la administrativa, y que es la que ahora se juzga, y al respecto siempre dije que el Valencia había presentado las solicitudes de aplazamiento dentro del plazo correspondiente. El problema es que luego se complicó todo mucho. La segunda realidad es la urbanística, y ahí está claro que el Valencia ha demostrado durante años que no ha puesto en marcha el estadio. Y la última realidad es la que afecta al propietario. Nadie, incluido yo, quiere a Lim en esta ciudad, el problema es que esto ha afectado en las otras dos áreas».
Plan de Actuación Territorial Estratégica 'Valencia Dinamiza'. Ese es el nombre y apellidos de la famosa ATE, que vio la luz el 29 de junio de 2012 (se publicó en el DOCV el 31 de julio) y que se puso formalmente en marcha en 2015 (en febrero se aprobó, en abril se firmó el convenio con Conselleria y en mayo se publicó tanto en el Diario Oficial de la CV como en el BOPV). Suponía la modificación del Plan General de Ordenación Urbana, dándole más metros de uso residencial y terciario al club. Salvador España (ingeniero), Juan Ribes y Alejandro Navarro (ambos arquitectos) fueron los primeros padres del proyecto. Los convenios del Ayuntamiento y el Valencia se remontan a 2004 y 2005. La idea era «convertir el conjunto en un icono urbano formado por el nuevo estadio y edificios terciarios... que provocaría la generación de un nodo urbano singular que complemente ciertas carencias de reserva de suelo para usos comerciales detectadas en el entorno urbano de la avenida de las Corts». Junto al Valencia estuvo al principio Newcoval, que acabaría descolgándose. El Diario Oficial de la Comunitat reflejaba que se iban a «generar unas rentas para el territorio de unos 1.200 millones (incluyendo la inversión directa, indirecta e inducida), lo que supone aproximadamente el 1,2% del PIB de la Comunitat, y una creación de 3.500 empleos (entre directos e indirectos). Esta inversión es inmediata y se desarrollará completamente en un periodo de entre cinco y diez años, dependiendo de la coyuntura económica». La idea era «dotar a la ciudad de Valencia, y a su área metropolitana, de espacios comerciales de elevada calidad y diferenciación que permitan completar y poner en valor uno de los mejores estadios de fútbol cinco estrellas de la Unión Europea, con capacidad de acogida para eventos deportivos de primer rango europeo y mundial». Se explicaba que las cifras aportadas por los promotores sumaban «una inversión directa de 626,25 millones en dos fases: la primera de una duración de 5 años, con 427,25 millones (las Administraciones recibirían 46 millones)» y la segunda de «199,5». ¿Y los famosos plazos? La Fase I era de 3 años: demolición de las dependencias municipales, urbanización del antiguo Mestalla y construcción de un hotel. En la Fase II.1 (plazo de 3 años): urbanización del entorno del Nuevo Estadio, puesta en marcha del Nuevo Estadio, ejecución del Terciario en Corts Valencianes. Luego vendría la Fase II.2 (plazo de 2 años): demolición del actual estadio; ejecución del terciario y aparcamientos en el subsuelo; y ejecución de la fase 2 de la urbanización del antiguo Mestalla. Fase II. 3 (plazo 2 años): construcción progresiva de las edificaciones sobre rasante en la zona viejo Mestalla; el promotor ejecutará la primera fase en el plazo de 36 meses desde la entrada en vigor de la ATE. Este plazo será improrrogable. El plazo total para la terminación de la ATE es de 10 años desde su entrada en vigor.
Costa vive alejado ahora de todo lo que tiene que ver con la política pero pese a las reticencias admite: «Lo caducó la Conselleria de Territorio –Arcadi– con la que tuve mis serias discrepancias. Me acusaron de estar con Lim cuando lo único que pretendíamos era ajustarnos a derecho. Al final terminé desapareciendo. Desde la distancia pienso que si la ATE vuelve a estar vigente, la calle se volverá loca».
¿Qué pasará si se le da la razón al Valencia y la ATE resucita? Como apuntaba Costa, la afición se sentiría seguramente molesta porque consideraría que se está favoreciendo a Peter Lim. Y más porque desde hace ya bastantes meses la opción de que Meriton quiera vender el club flota en el ambiente. El problema afectaría en todo caso al precio de venta del Valencia, una cuestión por la que pelean algunos grupos de la oposición.
De hecho, De Torino a Mestalla está pendiente de saber qué decide el juzgado para tomar alguna decisión sobre su proyecto 112, una iniciativa que conforme van pasando las semanas y a punto de concluir por el plazo que ellos mismos se dieron (finales de este mes de marzo) ha ido enfriándose.
Si el Valencia sale triunfante y tumba sobre la lona a la Administración, habría que retrasar el reloj hasta febrero de 2022, que fue cuando interpuso el recurso en el contencioso-administrativo. Habría que ver si esos dos años transcurridos se añaden al plazo que tenía ya estipulado el Valencia para acabar el estadio, aunque hubiera incumplido anteriormente el resto de plazos.
Sería profesionalmente hablando y en clave valencianista el mayor éxito de Germán Cabrera, secretario y abogado del Valencia, y le reforzaría todavía más si cabe en su posición de cara a Lim. Pero, en cualquier caso y ocurra lo que ocurra, cabe recurso de casación por cualquier de las partes a la sala tercera del Tribunal Supremo. Eso, alargaría la agonía de todos, del nuevo Mestalla y también del Mundial 2030.
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