Atitlan todavía no ha pagado ni un euro al Valencia por el terciario del nuevo Mestalla

Ojo, el nuevo. Del viejo de la avenida de Suecia nada de nada. Aunque en ocasiones se le ha vinculado a Atitlan como uno de los candidatos a hacerse con el solar del viejo estadio, lo cierto es que el interés de la firma ya se dio por finiquitado hace aproximadamente siete años, cuando sí mostró su predisposición a adquirir el terreno, cuestión sin embargo que ahora se da por descartada de manera rotunda. Ahora sus intereses se circunscriben al nuevo campo exclusivamente.

Y en lo referente al nuevo, el simple hecho de que haya en juego una suma que oscila entre los 30 y los 35 millones de euros (ninguna de las dos partes ha querido concretar la cantidad) otorga ya el suficiente peso para que se le dé la consideración que merece a Atitlan dentro de este complejo proceso urbanístico que parece haber entrado en su fase más decisiva. Ahora que ya el Valencia ha presentado el proyecto de ejecución y que ha retirado además el recurso de casación que había presentado al Tribunal Supremo, la situación parece haber cogido una velocidad hasta ahora desconocida, sobre todo por las actitudes que unos (políticos) y otros (club) han venido manteniendo. Más aún teniendo en cuenta que antes del 12 de enero deben reiniciarse las obras sí o sí.

De momento, Atitlan ni ha pagado un euro al Valencia ni se ha hecho efectiva la ejecución de la compra. Y no lo ha hecho porque toda la operación gira en torno a las actuaciones que el Valencia vaya realizando, sin perder de vista tampoco esas licencias y esas fichas que en su día aprobó el Consistorio. Teniendo en cuenta que el juzgado ya dejó claro que el club/Peter Lim era un incumplidor, Atitlan y el Valencia se pudieron de acuerdo a la hora de ligar tanto el contrato de compra-venta como los pagos a una serie de hitos que se fueran cumpliendo. Siempre, eso sí, que las obras no sólo se reanudaran sino que se fueran ejecutando. Atitlan también quiere garantías de que el estadio se acabe de una vez por todas. «El destino de los fondos está comprometido para que sea empleado en exclusiva en la construcción del nuevo estadio del Valencia CF», decía la versión oficial cuando el 29 de mayo pasado se anunció el acuerdo, si bien la firma en notaria se produjo el día 21 de mayo.

Esos más de cuarenta mil metros cuadrados de terciario que recoge el plan presentado el pasado 23 de septiembre al Ayuntamiento comprende dos torres para acoger un hotel, oficinas y bajos comerciales. El día que el Valencia activamente reanude la actividad obrera en el recinto, la compra se hará plenamente efectiva y vendrá el primero de los pagos.

Pero si el club cifra en 30 los meses en los que tardará para dar por terminado el estadio, el terciario tiene un plan diferente e independiente. De momento se desconoce cuál es la previsión para tener listo toda la edificación, aunque se hace difícil imaginar todo el terciario terminado mientras a pocos metros obreros y máquinas siguen trabajando a contrarreloj para dar por finiquitado el nuevo Mestalla.

De momento, en Atitlan están a la espera de que el Ayuntamiento dé validez a ese proyecto presentado hace menos de un mes (lo aportó el Valencia como promotor). Los técnicos municipales dirán si es válido en su totalidad o hay que hacer algunas variaciones. En esa fase se está actualmente, aunque con el calendario que se maneja lo cierto es que parece poco probable que se estire mucho en el tiempo. Sobre todo por esa celeridad que también se le va a dar al proyecto de ejecución presentado por el club para el campo.