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Ayala recibiendo felicitaciones por su gol en Málaga después de pedir calma Damián Torres
Ayala pidiendo calma en Málaga, una imagen que marcará una de las victorias más sabrosas del Valencia

Ayala pidiendo calma en Málaga, una imagen que marcará una de las victorias más sabrosas del Valencia

EL ÁLBUM DEL VALENCIA ·

El 5 de mayo de 2002 los blanquinegros lograron después de 31 años ganar la Liga tras dos goles de Ayala y Fabio Aurelio en la Rosaleda

Úrsula Morant

Viernes, 16 de abril 2021, 23:51

Tras quedarse con la miel en los labios en las últimas finales de la Liga de Campeones, el Valencia pudo saborear la victoria de la Liga. La Rosaleda fue el lugar que acogió el triunfo de los blanquinegros bajo la mirada de cientos de aficionados de la ciudad del Turia que inundaron el estadio con sonrisas y gritos de alegría. Una de las imágenes que quedará grabada en la memoria de los valencianistas y en la historia del club, es sin duda la de Ayala pidiendo calma al estadio tras marcar el primer gol.

Los de Rafa Benítez saltaron al campo con mucha fuerza, al igual que los malagueños. Los de Peiró no dudaron en intentar asfixiar a su rival. Sin embargo, en un saque de esquina de Vicente, Ayala voló para rematar de cabeza contra la red de su contrincante. En aquel momento, el argentino, lejos de celebrarlo por todo lo alto, hizo un gesto con las manos pidiendo sosiego a la afición y a sus compañeros. El Valencia encabezaba la Liga. No obstante, el Real Madrid jugaba contra el Mallorca y podía recuperar el liderato si fallaban los de Benítez. El defensa pidió tranquilidad ya que no había nada ganado y todavía se encontraban en la primera parte del partido. Todo podía pasar.

El segundo gol, marcado por Fabio Aurelio, fue uno de los goles más largos en decidirse su desenlace, ya que hubieron dudas de si era o no era un tanto que había entrado en tiempo de juego. El árbitro pitó el final de la primera parte casi a la vez que el brasileño metió el balón en la portería. Finalmente, se aceptó y el equipo del Turia tenía dos goles a favor en el marcador. El partido acabó con los blanquinegros como campeones de la Liga, y ahí sí se desató la euforia tanto en el estadio como en la ciudad de Valencia. La prudencia de Ayala y su gesto de tranquilidad fueron clave para no perder la cabeza y para no ilusionarse antes de tiempo.

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