La baja de Paulista obliga a Lim a mirar al mercado

Neymar se perdió la fase final del Mundial de 2014 y Gabriel Paulista va a dejar más huérfana todavía a la defensa del Valencia en uno de los tramos más comprometidos de la temporada y cuando la amenaza de los puestos de descenso se hace más patente todavía. Neymar y Gabriel Paulista, además de ser brasileños, comparten desde ahora la misma muesca en su currículum de lesiones. El Valencia, tras las pruebas de este miércoles, informó que el central sufre una «fractura de las apófisis transversas de varias vértebras lumbares», sin aportar más datos ni tampoco el tiempo de recuperación estimada. Lo único que quiso informar es que seguirá «un tratamiento conservador» y que se «irá reincorporando al equipo cuando haya mejoría clínica». Curiosamente en la pretemporada en 2018 ya tuvo un percance similar aunque sólo fue de una vértebra y se recuperó, eso sí, en tiempo record: tres semanas.

En situaciones similares se baraja un periodo estimado de baja que puede llegar a las seis e incluso ocho semanas. Muchísimo tiempo desde luego para uno de los futbolistas que no sólo tiene la jerarquía suficiente para liderar la defensa –tras la salida de Garay asumió los galones– sino cierta ascendencia además sobre el vestuario (es de hecho el cuarto capitán). El club aireó ayer el detalle de las repetidas intenciones que mostró Paulista de volver al terreno de juego después de su percance al comienzo del encuentro, lo que refleja su apasionado carácter.

El día 4 de enero próximo se abre el mercado de invierno de fichajes –se prolongará hasta el 1 de febrero– y la delicada situación que tiene el Valencia –ahora especialmente sin un titular indiscutible– obliga a Peter Lim a replantearse toda su estrategia deportiva. Si en verano ya dio órdenes de cerrar a cal y canto la caja fuerte y por eso el Valencia fue incapaz de traer a Capoue para satisfacer la petición de Javi Gracia, Meriton tiene ahora sobre la mesa los suficientes ingredientes para no dejar a su entrenador de lado una vez más. Hay que observar la escena con cierta perspectiva y ver que si Gabriel Paulista tarda como mínimo esas seis semanas que apuntan algunos especialistas en la materia, el Valencia se plantaría a mitad de febrero –se las tiene que ver en esas fechas con el Real Madrid– casi con 8 encuentros de Liga más el de Copa contra el Yeclano. Son muchísimos puntos los que hay en juego y precisamente puntos no es algo que le sobre hoy por hoy a Javi Gracia.

Le faltan al equipo tantos puntos como jugadores de calidad. En el Valencia, cualquier simple resfriado supone prácticamente una pulmonía generalizada. El ejemplo de este último partido contra el Sevilla es más que claro para darse cuenta de cómo está la situación. Los mareos de Racic obligaron a Gracia a cambiar de sistema para poner a Wass de pivote y evitar darle la titularidad en el lateral derecho a Correia.

Que el Valencia acabe jugando con una defensa de tres centrales con Diakhaby como principal bastión, acompañado de Mangala y el joven Guillem Molina, es la mayor de las pruebas de que la composición de la plantilla está con importantes carencias.

Tal y como está actualmente el equipo, Gracia suspira por evitar que Gayà regrese de las vacaciones recuperado de sus dichosos isquios; que Lato haya superado ya sin problemas el coronavirus, y que Racic, Hugo Guillamón y Gameiro estén ya listos para poder jugar contra el Granada en la despedida del año.

De momento, a Paulista le esperan unas navidades más atípicas todavía de las que tenía previsto pasar, ya sin ocupar plaza de extracomunitario y con la renovación de contrato a la vuelta de la esquina. Va a tener que guardar algunos días de reposo absoluto –llevará posiblemente un vendaje en su cuerpo– que se convertirá en relativo durante las primeras dos o tres semanas. Luego deberá hacer algo de trabajo en agua para no sobrecargar las estructuras dañadas. Lo bueno es que no tendrá ninguna secuela. De momento, el dolor le va a acompañar estos días.