Baraja, un desafío de riesgo para Peter Lim

Baraja suma en la actualidad 59 partidos oficiales con el Valencia, y teniendo e cuenta que va a ser difícil ver al equipo en competición europea en los próximos años, a una media de 42 encuentros por ejercicio se podría plantar en ese 2026 que tendrá firmado en 143.

Por tiempo en el cargo acumularía más que Benítez como se ha dicho anteriormente, con el matiz de que el Valencia de principios de los 2000 sí jugaba competición europea y eso supone un incremento en el número de partidos. De hecho, Benítez llegó a los 166 oficiales en esas tres temporadas (Quique a 116 en dos y pico), lo que le situó en el cuarto lugar del ranking de entrenadores que han desfilado por el Valencia a lo largo de su historia. Emery estaría un peldaño por encima con 220, Quincoces con 227 y Di Stéfano con 313.

A Baraja le espera un largo camino pero de seguir esa media podría superar los 134 de Claudio Ranieri y ponerse ya muy cerca de los 152 de Mundo.

De cumplirse, desde luego todo un logro en el asfixiante fútbol moderno, más aún cuando las decisiones están influenciadas por un máximo accionista que, como es el cas, todavía no ha mantenido ningún contacto con el entrenador que se supone va a pulverizar los registros de todos sus predecesores. Nuno (62 partidos), Ayestarán (12), Prandelli (10), Neville (28), Marcelino (110), Celades (41) y Gattuso (22). Baraja, de momento, se sitúa en el pelotón de los Javi Gracia y Bordalás. La diferencia respecto a estos dos es la proyección que tiene y que puede tener en el futuro el vallisoletano en el club de Mestalla.

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El asentamiento de Baraja en el cargo, con esa mejora salarial que ha demandado y el año de contrato añadido, puede suponer para el Valencia actual la entrada en una dimensión desconocida. Se zanjará cuando se haga oficial el acuerdo esa inquietud que pudo surgir en la apuesta inicial de Corona por esta opción para el banquillo precisamente porque Baraja hasta ese momento no tenía experiencia en el cargo en Primera. En año y media las dudas han quedado despejadas.

La duda que quedará de todas formas en el ambiente es la de comprobar cómo se comportará Baraja cuando, ya asentado plenamente con esa mejora contractual, desde el club no se cumplan las expectativas deportivas que se pueden marcar en cada comienzo de verano y que tanto desesperan a los entrenadores cuando se cierra el mercado de fichajes. Baraja quiere seguir participando en el consenso al menos en los fichajes, aunque siga dependiendo de Singapur.