Rubén Baraja ha subido el tono. El lenguaje no verbal del técnico del Valencia ya evidencia que no está cómodo, pero sus respuestas terminan de ... confirmar que la situación es límite. El equipo, que es cierto que tiene dos partidos aplazados aún y puede recuperarse, ocupa la penúltima posición en Liga y está en puestos de descenso. Ha marcado sólo trece goles -el segundo peor registro tras Getafe y Valladolid con diez- y ha encajado 21, es decir, octavo por la cola en este sentido. Dos victorias en trece partidos son números paupérrimos para un club como el Valencia, algo por lo que parece que el propio Pipo no entiende cómo puede recibir críticas.
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Mientras, Las Palmas cambió su técnico y con Diego Martínez ha resucitado. Valladolid y Alavés han hecho lo propio esta semana en busca de una nueva dirección. Mientras, en el Valencia, se sigue esperando a que el castillo de naipes se desmorone del todo, aunque parezca evidente que está a un soplido de viento de caer. Es por ello que las famosas voces del entorno, aquel que a Baraja le chupaba un huevo cuando era jugador, ahora piden que dé un paso al lado en un acto de valencianismo.
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Curiosamente, en medio de esta vorágine, su agente -Manuel García Quilón- concedió una entrevista en MARCA, donde dejó perlitas como «no tiene la capacidad de decisión», «tiene a veces hasta siete jugadores de Segunda RFEF», o «hace lo que puede, va a sacar de ahí al equipo». Es decir, su representante, el que le negoció la renovación, un sueldo millonario y una indemnización en caso de despido, viendo que los lobos se echaban encima de Baraja, salió en su defensa. Algo completamente lícito y normal, pero que no deja de evidenciar que el clima está candente en Valencia.
Y este martes, en sala de prensa, el propio Pipo se autodefendió: «Mi representante lo que pretende es defender mi trabajo y no voy a valorar mucho más. Todo el mundo tiene su opinión y no creo que haya molestado a nadie. Desde que llevamos aquí hay que ponerse en antecedentes y hay que valorar las cosas. Conseguimos salvar ese match ball (se refiere al casi descenso de 2023) y la temporada pasada hicimos una por encima de las expectativas, y ahora cuando no arrancas, pretende defender mi trabajo».
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No se quedó ahí, sino que intentó zafarse de las críticas por los malos resultados y el evidente escaso gol del equipo, poniendo en alza otros logros que ha conseguido, que parecen ser los que hacen que la cúpula directiva del Valencia le mantenga. «Ya lo he dicho varias veces, el movimiento se demuestra andando, y la realidad con hechos. La confianza está, porque el club considera que soy una persona para sumar y construir, y que se adapta a las circunstancias económicas que tiene el club, y no hay que olvidar el trabajo que estamos haciendo. Podemos quedarnos con lo último, pero hay un trabajo fantástico de muchas cosas, no sólo lo de apostar por jugadores jóvenes que están en otro escalón, también el gestionar una situación de extrema dificultad. Pero realmente creo que los hechos se demuestran, y el club considera que está haciendo una valoración positiva porque sigo aquí, y creo en el trabajo que hago y confío en la plantilla para cambiar los resultados. Esta es la realidad, aunque a alguno le pueda molestar», añadió el Pipo.
El malestar de Baraja se evidenció cuando le preguntaron por la imagen muy criticada en redes sociales de Germán Valera, que fue cazado entre risas con jugadores del Mallorca tras la última derrota del Valencia. «Estas situaciones vienen motivadas por lo que digo, porque sacamos punta a todo y estamos crispados, y queremos restar cosas que al final al equipo le vienen mal. Me vas a decir por que un jugador se ría al final de un partido no está comprometido. Te puedo permitir algunas, pero hay cosas por las que no paso. La plantilla está para lo que está y a mis jugadores, por favor, no me los toquéis, y menos poner en duda su implicación y su compromiso. Esto no», contestó el entrenador.
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No obstante, Baraja sabe que los resultados mandan y por muy bien que haya hecho algunas cosas, si no gana, se lo comen los tiburones. «Creo que igual que hay cosas que mejoras en un trabajo, que creo que las hemos mejorado, aunque no se consigan los resultados, la inmediatez en un club grande como este es lo que marca todo. Pero esas situaciones muchas veces vienen reflejadas por el error o un detalle, y hay que saber convivir con el error. Los momentos del partido los tenemos que corregir y mejorar, lo estamos hablando. La situación al final te lleva a tratar de no valorar de cosas positivas si no a incidir en lo negativo, y tenemos que saber gestionar mejor esos minutos finales. Y aquí nadie lo ha ocultado. Hemos ido tratando de mejorar, y el trabajo del entrenador es tratar de mejorar esas cosas. El año pasado no metíamos a balón parado, y este llevamos siete u ocho goles. Son detalles que al final dices... esto el año pasado lo hacíamos mal y me lo recordabais», sentenció el técnico, que sabe que un tropiezo ante el Ejea en Copa le podría dejar muy tocado y en la cuerda floja.
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