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A principios del mes de noviembre. Esa es la fecha aproximada en la que la candidatura valenciana -conformada por la Federación regional (FFCV), el Ayuntamiento, ... la Generalitat y el Valencia CF- debe presentar ante la Federación Española (la RFEF) y la FIFA las garantías necesarias para convencer de que el proyecto del nuevo Mestalla será una realidad en 2030 y que el Mundial de fútbol podrá celebrarse en Valencia sin problemas. Porque la organización de la Copa del Mundo quiere tener por seguro que el nuevo estadio estará finalizado para entonces y que no habrá que buscar un plan B de última hora en caso de que la situación siga atascada y no llegue a tiempo para la gran cita.
Hacen falta garantías -o alguna más de las que ya se han presentado hasta ahora- porque a día de hoy, el esqueleto de las Cortes Valencianas no convence. Y eso que quedan siete años. Pero el tiempo ya corre en contra de la candidatura valenciana, que tiene más o menos un mes para refinar su proyecto y certificar su presencia en el Mundial de 2030, donde la RFEF tiene guardada una sede para Valencia. Hay prisa, pero tampoco excesiva, ya que la FIFA ha ampliado el plazo en unas semanas más -hasta diciembre- para concretar las características y los requisitos de cada candidatura y sus estadios. En el último mes del calendario se decidirán de forma definitiva las sedes de los tres países organizadores. Portugal tendrá tres, Marruecos seis, y España diez, si todo se mantiene, aunque la RFEF está presionando para conseguir una undécima, que podría ser Gran Canaria, aunque el país luso exige que si el Mundial viaja al Atlántico, la isla de Madeira -la casa de Cristiano Ronaldo-, debe ser sede del torneo también, por lo que la gran perjudicada sería Marruecos, que sigue con su sueño de albergar la gran final aunque todo parezca indicar que será en el nuevo y reformado Santiago Bernabéu de Madrid. Muchos intereses políticos ahí.
Es por eso que la RFEF está presionando a la candidatura valenciana, que quiere tener clara la presencia de Valencia para pelear por esa undécima sede y no tener que utilizar la plaza canaria como sustituta de la mediterránea. Porque un factor importante a tener en cuenta es que la RFEF no contempla una candidatura para la Copa del Mundo sin Valencia como una de las sedes donde se jueguen partidos. Se cuenta con ella como sede por varios motivos: tamaño -es la tercera ciudad del país-, por historia (ya se jugó el Mundial del '82), por infraestructuras -el nuevo Mestalla estará ubicado en una zona de fácil acceso para los miles de espectadores, tanto en coche como en transporte público-, por destino turístico (Valencia en verano, combinación ideal de fútbol y playa), por estadio -el nuevo Mestalla debería ser uno de los más nuevos y mejores campos de España para 2030- y por aeropuerto, ya que Manises tiene conexión con muchas ciudades importantes que facilitaría la llegada de los fanáticos.
Todos esos puntos se cumplen, por ahora, excepto el del estadio, lógicamente. De ahí la presión por acelerar el proceso y de ahí la situación actual en la que se encuentra el convenio, después de que el Ayuntamiento publicase un comunicado forzando al Valencia a comenzar las obras como condición previa a firmar y activar el convenio acordado. El único escollo restante es la licencia de obras, por la cual el Valencia hizo su petición formal en el mes de abril. Actualmente, el Ayuntamiento no ha contestado todavía. Quien tiene que dar el siguiente paso para desbloquear el tema no es el Valencia, sino el Consistorio. El club no puede entrar con maquinaria a construir sin la autorización de la licencia de obras, que se la tiene que dar el Ayuntamiento. No hay que modificar dicho permiso ni nada por el estilo, la que se presentó anteriormente y espera validación sigue teniendo validez, así que es cuestión de que se desbloquee el atasco burocrático y la luz verde llegue.
En el momento en el que el Valencia obtenga esa licencia de obras, que se espera que llegue para principios de 2023, la previsión es que se necesiten unos dos o tres meses para que la entidad de Mestalla acuerden con las constructoras el proceso de iniciación de la obra, ya que deberán tener preparado el material y desplazado al personal que llevará a cabo la construcción. Unos plazos que colocarían el comienzo de las obras del nuevo Mestalla en el primer semestre del próximo año, con una expectativa de que el coliseo blanquinegro pueda estar construido en 2027, con tiempo para estar listo y poder ser sede en 2030.
LAS PROVINCIAS se puso este viernes en contacto con el despacho de arquitectura de Mark Fenwick, encargado de dirigir el proyecto del nuevo Mestalla. Se transmite un mensaje de optimismo respecto a que el año 2024 será cuando se reinicien las obras para tener el estadio terminado a tiempo para el Mundial. Porque para ellos, Valencia es una ciudad que no puede permitirse quedarse sin Copa del Mundo y para ello, el estadio del Valencia tiene que ser uno de los referentes en el 2030.
El sueño de albergar un partido de semifinales queda utópico -por la presencia de Portugal y Marruecos en la candidatura conjunta, que exigirán esos partidos clave-, pero el impacto económico que tendrá el Mundial en la ciudad, aunque sea para la fase de grupos, es innegable. Y Valencia debe estar ahí.
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