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Thierry Rendall, con el brazalete de capitán. AFP
Cayetano a la contra

Capitán Rendall, ¿es una broma?

El empobrecimiento del Valencia CF se ve en el brazalete de un jugador sin peso y en una dirección deportiva autocomplaciente y semianalfabeta

Cayetano Ros

Lunes, 1 de abril 2024, 01:32

Fui capitán del Valencia CF una sola vez, en el Infantil A dirigido por Octavio Morantes, en los años ochenta. No podía haber nada más importante en la vida. A partir de ahí todo sería rodar cuesta abajo. Me hiere ver a Thierry Rendall con ... el brazalete en Mestalla este sábado frente al Mallorca, un futbolista sin ningún peso hasta ahora en el equipo ni en el club. No sabemos ni cómo es su voz. El señor Lim ha vendido o regalado a todos los referentes y, si se lesiona Gayà, no queda nadie. Pero, llegados a este punto, quizá el entrenador no debería primar el criterio del tiempo en la entidad (Thierry) sino el del espacio que ocupan en el grupo y ante los rivales (Pepelu o Mamardashbili). O tal vez una apuesta fuerte de futuro: Javi Guerra o Mosquera. El capitán del VCF posee una carga simbólica demasiado grande como para desperdiciarla en futbolistas intrascendentes.

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«Se produció» . Lo peor del director deportivo del VCF, MA Corona, no es que sea semianalfabeto («se produció una reunión en Singapur», dijo el sábado en Dazn) sino su absoluta autocomplacencia: «Estamos en una situación muy ilusionante y bonita», declaró. Pues no. Ver al VCF en mitad de tabla, sin apenas recursos ofensivos si se lesiona el defensa Gayà y sin ambición por reforzarse en el mercado de verano es justamente lo contrario: frustrante y deprimente, más allá de que Corona se embolsará 300.000 euros anuales por seguir en ese estado perenne de sonrisa bobalicona.

Nauseabundo. El expresidente de la federación española Luis Rubiales se rodeó de gente a la altura de su envilecimiento tales como Albert Luque, el director deportivo suspendido de empleo esta semana por la federación (no así de sueldo, seguirá cobrando 1 millón anual por hacer el camelo), tras conocerse las acusaciones de la fiscalía. Según estas, Luque amenazó a Jennifer Hermoso, la delantera de España, a fin de que declarara que el 'piquito' de Rubiales tras ganar el Mundial femenino en Sidney había sido consentido. Al negarse Hermoso, Luque, a través de una amiga de la jugadora, la tachó de «mala persona», deseándole que se encontrara «muy sola en la vida». A esas presiones a Hermoso también contribuyeron el exseleccionador Jorge Vilda (ahora al frente de Marruecos) y el jefe de márketing, Rubén Rivera. Rubiales y lo mejorcito de cada casa.

Lágrimas de cocodrilo. La intención de convertir a Vinicius en un símbolo internacional contra el racismo se les ha ido de las manos. El chico es antideportivo, maleducado e incontrolable, empeñado en soliviantar a los jugadores y las aficiones rivales. Acabará por aburrir a sus propios compañeros. El amistoso España-Brasil en el Bernabéu fue un bochorno ya desde antes de empezar: las lágrimas del delantero brasileño del Real Madrid resultaban falsas hasta rescatar la metáfora 'lágrimas de cocodrilo'. Ya en el partido, el capitán Vinícius Junior arrastró a sus colegas de la canarinha a una actuación macarra contra los españoles, llena de patadas, protestas y malos modos. El Madrid y la selección brasileña alimentan al monstruo.

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