En una acto más de generosidad, casi 5.000 aficionados valencianistas poblaron las gradas más altas del Martínez Valero y, horas antes, recibieron con vítores a los jugadores de Baraja en los aledaños del estadio ilicitano. ¿What else? El amor incondicional hacia un club en ... los peores momentos: hundido en la tabla y sin ganar fuera de casa desde hacía siete meses. De ahí la emoción de Lino tras marcar el primer gol del encuentro. Quiero pensar que en parte era por agradecimiento. Y el de Baraja, que esta vez sí pudo corresponder con una victoria tanto cariño hacia él y hacia el equipo.
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Las claves las encontró Baraja con el regreso de Gabriel Paulista como líder de una defensa de cinco, la presencia de un mediocentro posicional (Nico) y un ataque en largo donde Almeida, Yunus Musah y Lino enchufaron a Cavani, aunque fuera porque el uruguayo intervino en los dos goles. Eso es mucho para venir de donde venía (siete partidos seguidos sin un solo remate a portería). Esta vez al menos, el delantero uruguayo prolongó de cabeza en el gol de Lino y, estaba en el lugar exacto para remachar el centro de Gayà cuando Verdú se marcó en propia puerta el segundo tanto valencianista. Parte de Cavani ha vuelto: el VCF lo necesita. Lo mismo que a Gabriel Paulista, tozudo en volver al campo después de haber sufrido un vahído en el segundo tiempo. Respiró el valencianismo.
La cábala de Tendillo. Tan desesperanzado estaba el VCF antes del encuentro, que recurrió a uno de sus jugadores legendarios, Miguel Tendillo, héroe de la salvación con un golazo de cabeza al Madrid en la última jornada de 1983, a fin de encontrar un talismán. Así fue. Tendillo despidió a los chicos de Baraja antes de subirse al autobús camino de Elche y el sortilegio surtió efecto. También el planteamiento de Baraja, por supuesto.
Cazados por Hacienda. Javier Enríquez Romero, Negreira Junior, declaró a Hacienda que cobraba del Barça por «acompañar prácticamente cada semana» a los equipos arbitrales que pitaban al Barça en el Camp Nou, según desveló El Confidencial. Negreira Jr presentó gastos a la Agencia Tributaria por valor de 100.000 euros. Como a Al Capone, a los Negreira los han pillado Hacienda. Y, claro, Enríquez Romero acompañaba y agasajaba a los árbitros cobrando del club azulgrana por simple cortesía, porque seguramente no sabían encontrar el Camp Nou, no porque quisiera influir en sus decisiones, ni que estas favorecieran al Barça.
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Han pasado ya dos meses desde que la Cadena Ser desvelara los pagos millonarios durante 18 años del club azulgrana a Enríquez Negreira y no ha habido ninguna sanción al Barcelona ni dimisión alguna del presidente azulgrana, Joan Laporta. Ni siquiera ha pedido perdón. Al revés. Pese a contar con los mejores futbolistas, el Barça intentó influir en los arbitrajes durante casi dos décadas y, por tanto, adulterar la deportividad de la competición. El fútbol español no puede pasarlo por alto. De hacerlo, estaría muerto.
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