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A Javi Guerra también lo quiso vender Peter Lim al Atlético de Madrid el pasado verano. Y llevaba una temporada gris. Pero cuando el equipo ... se bloquea, el máximo accionista solo busca su interés particular, la presidenta está en Babia, el director deportivo no pinta nada, el director corporativo es un lastre y el club un desastre, solo te salva el corazón de los futbolistas. Javi Guerra mantuvo viva la llama de la permanencia. Tras el correctivo de Montjuic (7-1), el Valencia necesitaba los tres fogonazos de Javi Guerra para respirar: dos preciosos centros en la primera parte desde el callejón del 8 (el primero lo pifió la cabeza de Hugo Duro; el segundo lo embocó Luis Rioja) y un disparo a la escuadra en la segunda parte tras el pase de Luis Rioja. Este fue el segundo protagonista: Rioja le da madurez y personalidad. El tercero fue Diakhaby, fantástico en los 10 minutos finales, líder de la defensa pese al año de ausencia por lesión. Su regreso se antoja esencial para la salvación.
El timo de Cenk y Caufriez. El sábado vimos en La Cerámica a Cenk observar desde el banquillo del Valladolid la goleada del Villarreal. El central turco es otra prueba más del objetivo de Lim en Mestalla: llevárselos calentitos. El Valencia pagó 5 millones por él al Lyon pese a la opinión en contra del técnico, Baraja, y el único apoyo del pelota de Corona. Dos años después, Cenk es reserva del colista y Corona buscó a un gordito de la Segunda francesa para reforzar esa posición, Caufriez, ya despedido tras disputar un partido. Por contraste, el dinero en el Villarreal, como pedía siempre Johan Cruyff, está en el campo. Es el club con más plusvalías en compra-venta de jugadores en los últimos 10 años (132 millones sin contar a los chicos vendidos de la cantera), pero lo ganado (y esta semana rechazaron 60 millones de Arabia por Álex Baena) es reinvertido en el campo (acaba de llegar Buchanan).
Nunca pensé que diría esto: el Real Madrid salió de Cornellà perjudicado por la actuación arbitral, que le perdonó la roja a Carlos Romero por una durísima entrada a Mbappé. El VAR, además, le quitó un gol a Vinícius por falta anterior de Mbappé, agarrado previamente por un defensa del Espanyol. Para una vez que sale malparado el Madrid por el colectivo arbitral, ¿quién es el principal damnificado? Sí, el Valencia.
Tebas, bocazas. No solo ha asistido a la demolición de la entidad de Mestalla sino que ha participado con entusiasmo. Primero tildó de «perfecta» la gestión de Lim y, ahora, sale en defensa de Lay Hoon Chan porque, dice, recibe gritos de «china». Todos los improperios son reprobables, pero serán parecidos a los sufridos por cualquier pésimo gestor en el deporte, agitador de emociones y sentimientos. Chan también es la máxima responsable de la última posición en la Liga F del Valencia Femenino, muy descolgado de la permanencia. Un Levante también en posiciones de descenso dio la campanada al vencer al Barça, que no caía en su estadio desde hacía 6 años. El pionero del fútbol femenino merece seguir en Primera. Y el Valencia, si no tuviera tan mala presidencia, también.
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