Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027

Un señor de Singapur aprieta el botón y dice: «No hay Mundial para Valencia en 2030». No sabemos dónde estará él ni nadie en esa cita compartida con Marruecos y Portugal dentro de seis años, pero sí que la tercera ciudad de España se queda ... sin participar en la Copa del Mundo porque el máximo accionista del VCF rechaza cualquier control sobre sus cuentas (el Ayuntamiento había aprobado esta semana una auditoría para calcular cuánto costaba exactamente acabar el Nuevo Mestalla). Y así seguimos los valencianos, 10 años después. Porque no olvidemos: dos ciudadanos 'respetables', Amadeo Salvo y Aurelio Martínez, le regalaron el club en su día a un millonario sin escrúpulos. Porque, en esa borrachera megalómana de la burbuja inmobiliaria de principios de siglo, perdimos casi todo. Porque las autoridades han dado tantos tumbos que Lim les ha tomado el pelo hasta decir basta. Porque han faltado políticos valientes y decididos. Porque la legislación española, al contrario que la alemana, permite estas tropelías de los inversores extranjeros. Y porque como dijo el lacayo mayor de Meriton, el melifluo Javier Solís, el VCF es una sociedad anónima ajena a toda intervención pública (cuando le interesa). Desde esta columna, hemos defendido siempre la opción de rehabilitar Mestalla y, por qué no, acoger el Mundial en el centenario estadio. La decisión de ser sede de un Mundial debería ser siempre de la ciudad y de los valencianos, nunca de un señor caprichoso e insensible de Singapur. Olé por el Sevilla. Mientras todos los demás miran hacia otra parte, el Sevilla es el único con agallas para tratar de frenar los abusos de poder de los dos grandes, Real Madrid y Barcelona. Primero, en septiembre, se negó a acudir al palco de Montjuïc por su repulsa a las prácticas de los dirigentes imputados por el 'caso Negreira' (los pagos del club azulgrana al vicepresidente de los árbitros durante 17 años). Y, ahora, el Sevilla FC ha denunciado ante el Comité de Competición a Real Madrid TV por su campaña «de hostigamiento y persecución» a los árbitros Díaz de Mera (campo) y González Fuertes (VAR) en el Madrid-Sevilla de anoche en el Bernabeú. Real Madrid TV, un canal oficial, ataca de manera sistemática a los árbitros silbantes de su equipo. Los quiere sumisos. Si una entidad tan grande como el Real Madrid trata así al colectivo arbitral, ¿qué se les puede pedir a los hinchas violentos de un partido de regional dirigido por un chaval de 16 años? Y todos, salvo el Sevilla, callan: los clubes, la Liga y la Federación Española de Fútbol. Estos últimos, siempre al servicio de la oligarquía, se quejan con la boca pequeña. No actúan ni actuarán salvo que otros se unan al Sevilla. Improbable dada su cobardía. El Valencia, por ejemplo, dejará pasar el sábado a la plataforma Neflix a Mestalla para grabar un documental a mayor honra de Vinicius y sus teoría rectificada de que todo la aficición valencianista es racista. Postdata. Sobrecogidos todavía por el incendio en el barrio de Campanar, agradecer una vez más a todos los héroes que evitaron una tragedia mayor (ese conserje maravilloso) y desear una investigación rigurosa para que nunca más vuelva a suceder.

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