Los peores gestores en la mayor catástrofe
CAYETANO A LA CONTRA ·
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CAYETANO A LA CONTRA ·
Tebas obliga a jugar una jornada que debió ser aplazada ante la indignación de los jugadores, técnicos y aficionadosLa tristeza y la rabia, el dolor infinito de los familiares de las víctimas, pero al presidente de la Liga, Javier Tebas, no le ha parecido suficiente motivo la existencia de más de 200 muertos y no sé cuántos desaparecidos para suspender la undécima ... jornada de Liga. Tan charlatán siempre ante los periodistas, el máximo dirigente de la Liga no ha querido dar esta vez la cara, sino enviar un texto a través de las redes sociales: «El mejor mensaje no es parar, salvo en las zonas afectadas [como el resto del país no fuera una zona afectada]. El mejor mensaje es estar en primera línea en nuestros puestos de trabajo como todos los trabajadores del resto de sectores, dando visibilidad, generando recursos y explicando al mundo que tenemos que estar todos manos a la obra para salir adelante». Manos a la obra, salir adelante. Su sueldo de 5,4 millones anuales sigue adelante porque los dueños de los clubes se lo permiten todo a este expresidente provincial en Huesca del extinto partido ultraderechista Fuerza Nueva. Ni un gramo de sensibilidad. El 'show must go on'.
El entrenador de Osasuna, Vicente Moreno, se quebró al recordar a los vecinos de su pueblo, Massanassa. «Es muy duro no poder estar allí», declaró. «Es inhumano hacernos jugar. Perdí a un excompañero hace dos días», añadió Toni Lato, lateral izquierdo del Mallorca. «Somos mercancía del mundo del deporte», resumió Vicente Iborra, capitán del Levante UD. Más allá fue el entrenador del Elche, Eder Sarabia, tras enfrentarse al Eibar: «Los dirigentes no están a la altura de lo que está demostrando esta sociedad». Y el técnico del Atlético de Madrid, Diego Simeone: «No tiene ningún sentido jugar. Es emocionante ver a la gente que salió a la calle para ayudar. Eso habla muy bien del país, del pueblo».
Entre las miles muestras de solidaridad, sonó a gloria el himno regional valenciano en el Metropolitano, la furgoneta con comida de Osasuna capitaneada por su director deportivo y ex valencianista, Braulio Vázquez; la camiseta con el nombre de 'Valencia' enseñada por el delantero croata Budimir tras marcar ante el gol rojillo al Valladolid; o la de 'Força València' del lateral izquierdo del Girona, Miguel Gutiérrez, tras su gol al Leganés. Ha habido donaciones del Real Madrid, el Atlético, el Villarreal, el Getafe, el Mallorca, el Córdoba, el Espanyol, Osasuna, el Utrillas y el Málaga. Nada se sabe del Barça. Ni del multimillonario Peter Lim, máximo accionista del Valencia CF. La presidenta del VCF, Layhoon Chan, tampoco ha dicho ni mu. Mestalla, al menos, ha abierto sus puertas para recoger toneladas de comida y bebida para los damnificados.
Nos queda el orgullo del pueblo ante la catástrofe: la ola de afecto a las víctimas procedente de los más jóvenes, tantas veces denostados desde los centros de poder, corazones bombeando cuando se les ha necesitado, el emocionante río de chavales y chavalas cruzando a pie o en bicicleta el puente de La Torre inscrito en la historia de la solidaridad, y también los voluntarios negándose a ir a limpiar un centro comercial porque querían ayudar a los municipios, a los vecinos, a las personas. Ellos y ellas, los jóvenes, han sido lo mejor de esta tragedia.
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