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L. M.
Lunes, 29 de junio 2020, 00:12
Los argumentos de Albert Celades para seguir al frente del Valencia se agotan. Su equipo, construido hace dos años de atrás hacia adelante, se diluye. En paralelo, se esfuma la confianza en él, ya no sólo del vestuario, también por parte del club.
Ayer, mientras el valencianismo estallaba tras una indecente derrota más, en Singapur el reloj marcaba la medianoche pasada. Quizás no sea hasta hoy (en España) cuando Peter Lim tome la firme decisión de destituir ya al hombre al que dejó al mando del equipo el pasado 11 de septiembre. Restan seis jornadas y unos 20 días de temporada. La Champions es una utopía mientras la Europa League no es imposible. Los nombres que suenan como sustitutos de Celades van desde el técnico del filial, Chema Sanz, como recurso hasta final de temporada -también Voro-, y entrenadores, a largo plazo, con la experiencia en Primera, como es Manuel Pellegrini. También se escuchan otros conocidos por la parroquia blanquinegra como Ernesto Valverde, así como Aitor Karanka, quien se lanzó a entrenar en solitario y ascendió al Middlesbrough inglés. El vitoriano, segundo de Mourinho, comparte agente con él, es decir, Jorge Mendes.
Los números tumban a Celades. 46 goles en contra y 41 a favor es el balance del club de Mestalla, cuyo objetivo en el arranque de la temporada era, porque ya es muy complicado, alcanzar la zona Champions. Para hacerse una idea de lo que esos números significan, los blanquinegros han encajado, por ejemplo, los mismos tantos que el Leganés, penúltimo. Además, de los diez primeros clasificados es el único con el golaveraje en contra.
Ayer, Paco Alcácer marcó el primero del Villarreal. Lo hizo a placer. Gabriel Paulista dejó solo al exdelantero. En el segundo gol también estuvo despistado en la presión a Gerard Moreno. El central brasileño no está al cien por cien. Es obvio. Con la ausencia, por lesión y por todo lo demás, de Garay, Paulista se suponía el jefe de la defensa. Pero su habitual contundencia ha desaparecido. Desde que volvió ante Osasuna tras superar su lesión no es el mismo. No estuvo al nivel que suele demostrar en el estadio de Mestalla, como en la primera victoria del Valencia tras el parón por el Covid-19 ni tampoco el jueves ante el Eibar. Ayer también estuvo muy lejos.
Pero, quizás, los errores puntuales, es lo menos doloroso. Incluso Paco Alcácer, que no celebró su gol, parecía sentir lástima por el equipo que afirmaba le había dado «todo». «Ellos no están en su mejor momento», se limitaba a comentar en el pospartido.
La última vez que el Valencia encajó más de 46 goles fue en la temporada 2016-2017. La campaña de la ingnominia para los que aman el club de Mestalla. El equipo acabó con 65 tantos en contra. El verano siguiente llegó Marcelino García Toral. Dejó claro que los equipos se construyen desde atrás. «No podemos ser la verbena de la paloma», decía. Aquel año el equipo encajó 38 goles; la temporada pasada, 35. Los números cosechados esta temporada también a domicilio son indecorosos: ocho derrotas consecutivas a domicilio, dos más de las que sumó Neville en 2015. Al menos el británico tuvo al público rival presionando siempre.
El miércoles, el Valencia recibirá al Athletic. Celades podrá estar o no en el banquillo, depende de la decisión de Lim, pero los leones viajarán con hombres como Raúl García con hambre de gol y en busca de estar en Europa.
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