Celades, más solo que nunca

Albert Celades está muy debilitado. Más que nunca. Pero el Valencia necesita una tregua. Un último esfuerzo por parte de todos para intentar alcanzar la zona europea. Anil Murthy acudió ayer a Paterna escoltado por Sean Bai, la alargada sombra de Peter Lim, y Juan Cruz Sol, consejero y el único de ellos que sabe cómo funciona esto de los vestuarios. Y el fútbol en general.

El presidente del Valencia, a quien la plantilla no recibe con los brazos abiertos precisamente, se desplazó a la ciudad deportiva. Pretende disipar las dudas en torno a Celades y desde el club se asegura que el entrenador terminará la temporada.

Los jugadores, escenifican que aceptan las condiciones del máximo mandatario blanquinegro. El capitán pide «unión» para lograr «un objetivo complicado pero no imposible». Apela Parejo al escudo a través de redes sociales. Mientras, Wass habla de un «buen vestuario» en los canales oficiales del club blanquinegro.

Buenas palabras tras una charla que, por el bien del club, se espera que obtengan mejor resultado que la de César Sánchez con los capitanes la semana pasada. Aquella reunión, que Celades tildó de «normal», fue fruto del enfrentamiento entre Maxi Gómez y el entrenador del Valencia. Tras el encontronazo entre ambos, el técnico quiso apartarlo, pero sus compañeros reclamaron al director deportivo la presencia de su compañero en el tramo final de temporada.

Antes, el preparador catalán ya tuvo que dar explicaciones por Diakhaby, quien se mostró sorprendido al escuchar las palabras de su técnico hacia él tras el partido frente al Levante.

Unas declaraciones que también cabrearon a parte del vestuario, más concretamente a los franceses, desde Mangala hasta Gameiro pasando por Kondogbia (que también ha enviado algún que otro mensaje a través de redes sociales) y Francis Coquelin.

Durante aquel trayecto en AVE con destino Joaquín Sorolla el pasado 11 de septiembre, Albert Celades era consciente de que se iba a encontrar a un vestuario primero en 'shock' y luego mosqueado por la destitución de Marcelino García Toral, un entrenador que confeccionó parte de esa plantilla a base de telefonazos. Murthy, tras declaraciones públicas en contra de la destitución del asturiano por parte de pesos pesados y la decisión de todo vestuario de adoptar la ley del silencio, logró una tregua en favor de Celades. Sería la primera.

Tras la firma del pacto de no agresión en el hotel de concentración de Londres antes del partido frente al Chelsea, Parejo publicó el correspondiente tuit diciendo que lo importante era el escudo y estaban «a muerte» con el nuevo entrenador.

Pero ni siquiera Murthy parece estar ya al lado de Celades. No sólo físicamente, ya que el jueves no se desplazó a Eibar. A finales de enero, el presidente del Valencia, en una entrevista a una publicación británica (porque para medios nacionales ni habla) llamó «funcionario» al técnico catalán. El entrenador, sorprendido y molesto por partes iguales, contestó que para nada se sentía así. Cayeron en saco roto sus peticiones en cada comparecencia para que ficharan un central cuando se lesionó Garay.

Su deseo de renovar al argentino fue a parar al mismo sitio que el zaguero que nunca llegó. Garay ya está haciendo las maletas. Pero Celades no fue el único que pidió un central. Parejo, tras la derrota frente a la Real Sociedad, reclamó ese fichaje a César, que acababa de llegar, y también envió un mensaje a Anil y Lim: «Hay que saber el objetivo y hacia dónde queremos ir, no sólo la plantilla», dijo el capitán. De momento parece que tanto el vestuario como el club siguen sin saber hacia dónde dirigirse.