Borrar
David Montesinos, nieto de Arturo, posa frente lugar donde nació el futbolista. IVÁN ARLANDIS
Centenaria huella de Montes

Centenaria huella de Montes

Legado. En el día de hoy se cumplen cien años del debut en partido oficial de Arturo Montes, una de las dos primeras grandes figuras de la historia del Valencia

Carlos rosique

Valencia

Sábado, 14 de noviembre 2020, 00:44

En un club como el Valencia, la actualidad disipa cualquier atisbo de pasado lejano, es decir, cualquier aspecto que ocurriese antes del proceso de venta del club. El centenario sirvió para rendir homenaje a muchos personajes olvidados de la larga historia de un equipo que no tiene tiempo de saborear triunfos pasados por vivir en una guerra de trincheras continua.

La ausencia de crónicas, de vídeos que puedan hacernos una idea de los primeros futbolistas o la dificultad de encontrar crónicas de la época acaban por alejarnos definitivamente de figuras como Eduardo Cubells, Arturo Montes o Rafael Peral, los cuales tuvieron una influencia capital en la historia de ese primer Valencia no profesional, que no contaba con un entrenador que dirigiese al grupo y con una aparente guerra, entre dos amigos, que servía para atraer al público taurino valenciano, que se dirimía en aquella época entre Belmonte y Joselito.

De haber sido futbolista en una época diferente, Arturo Montesinos –así era realmente su primer apellido– Cebrián habría tenido, junto a Cubells, una lona en Mestalla. Este sábado, cuando se cumple 100 años de su debut en partido oficial (Valencia-Stadium de Valencia, con 2-1 en el marcador), es un buen momento para recordar su figura y lo que significó Arturo Montes ya no solo para el Valencia, sino también para su barrio, Benicalap, por entonces un pueblo distanciado de Valencia, donde incluso dio nombre a un cine.

Los jugadores cobraban como acomodadores, pese a que los futbolistas no podían percibir salario alguno

Cuando jugaba en el Gimnástico, el delantero valenciano llevaba la camiseta del Valencia a los entrenamientos

David Montes, nieto de una de las dos primeras grandes figuras del Valencia, nos permite narrar los inicios de su abuelo: «La idea que tengo de la vida de Montes es que desde muy niño estuvo conectado a la acequia, al campo... ahora Benicalap está dentro de la ciudad de Valencia, pero entonces esto era huerta, con una plaza con una iglesia, pero poco más. El destino de Arturo debería haber sido el de ser agricultor, como lo fueron sus hermanos. Pero mi bisabuelo tuvo alguna especie de esperanza con su hijo Arturo y lo envió a los Salesianos para que se formara». Allí es donde Arturo pasó su juventud y es en ese colegio donde en esos mismos años emergió la figura del Padre Viñas. «Desde muy joven, él ya era el delantero centro del Sagunto –nombre del equipo que jugaba en la calle Sagunto, no en el municipio del Camp de Morvedre–. El Padre Viñas fue un personaje muy ligado a los inicios del fútbol en la ciudad de Valencia y ayudó mucho a mi abuelo desde el principio. En las primeras fotos, con apenas 12 años, Montes ya figura con un balón en su pierna derecha», apunta.

Mientras avanza la conversación, David trata un tema muy interesante y es que, en los años 20, en la ciudad de Valencia se produce una modernización burguesa que convulsiona la ciudad. Mientras el fútbol de casi todas partes de España ya se había profesionalizado, en la sociedad valenciana es aún un movimiento incipiente y el Valencia en cuestión, fundado en 1919, es apenas un germen o una semilla comparado con lo que años más tarde sería ya no solo en el ámbito local sino también en el nacional. En aquellos primeros momentos de fútbol en la ciudad, la profesionalización de un deporte amateur, en el que once tipos con pantalones cortos corrían detrás de una pelota no solo es que estuviera muy mal visto, sino que parecía algo impensable.

En esas, a principios de 1920, Arturo acompañó a a un amigo a probar con el Valencia. Sin embargo, a él que estaba fuera del terreno de juego fue al que reclamaron para volver al campo de entrenamiento. Los propios futbolistas buscaban a alguien para sustituir a Nicolás Guerendiain, primer delantero de la historia del club, que se fue de Valencia tras estudiar un año en la ciudad del Turia. Cubells y Marín no dudaron y le pidieron a Arturo, que por aquel entonces vivía ya en Valencia con una tía suya, que se ejercitara con ellos el día siguiente y formase parte del conjunto nacido tan solo un año antes. Por aquel entonces, tal y como apunta el historiador y colaborador de LAS PROVINCIAS José Ricardo March, el de Benicalap llevaba tres años sin jugar a fútbol. Sin embargo, su futuro cambiaría radicalmente a raíz de ese entrenamiento. La imagen de Arturo en Benicalap sufriría una alteración inusual en esa época.

«Creo que la idea de Montes en Benicalap tiene cierta aura folclórica. Arturo iba a Algirós y a Mestalla en tartana con sus hermanos y su padre, y más en los partidos como visitante, con una rivalidad que no era muy sana», responde el nieto de Montes a la pregunta de qué representaba Montes para Benicalap.

Conforme la figura de aquel personaje iba creciendo con el paso del tiempo, lo que primero era un almacén, que después pasó a ser teatro de variedades, y que finalmente se convirtió en un cine, no podía tener otro nombre que el de Cine Montes. Como muestra la película Cinema Paradiso, en una sociedad en la que no existía la televisión y la globalización simplemente ni se podía imaginar, las películas, aunque fueran de reestreno como en este caso, eran una manera de desconexión y una de las pocas actividades ociosas que se tenía en la época, más allá de la lectura. Poner el nombre de una persona a un cine, que no era de él, muestra la categoría que alcanzó la figura valencianista en el barrio.

El nombre de Arturo Montes empezaba a sonar por toda España. Sus goles en el estadio del Metropolitano, en Les Corts o en El Molinón hicieron que se labrara un nombre en el panorama futbolístico nacional. Con todo ello, y con el promedio de goles que llegó a firmar (95 goles en 90 encuentros oficiales con el club de Mestalla), parece mentira que 'el Emperador de Benicalap', uno de sus muchos sobrenombres, no llegara a ser internacional. Aunque hay una explicación. Y es que Ricardo Zamora, el guardameta más influyente hasta la llegada de Iribar o Arconada, y Montes no se llevaban bien… «Zamora paraba mucho», le decía Arturo Montes a su nieto David, «pero era capaz de escupir, arañar, insultar y hacer cualquier cosa para no recibir un tanto e intimidarte. No conocí a nadie como él en un campo de fútbol».

En diciembre de 1924, Cubells, Montes y Enrique Molina fueron preseleccionados para un partido ante Austria en Barcelona. Los tres pugnaban por clarificar quién sería el primer internacional de la historia del club. Montes era el único que tenía opciones de ser titular, sin embargo, 'El Divino' influyó al técnico de entonces, Juan Olave, para que Montes jugara de interior derecha en vez de delantero centro. El de Benicalap, que no tenía un carácter fácil, se volvió a Valencia aduciendo que esa misma tarde tenía un partido con el Valencia. Así, el mismo día del choque entre España y Austria, Montes jugó un partido de Regional ante el Gimnástico. El resultado fue de dos a uno favorable a los valencianistas. Los dos tantos, de quién si no, fueron obra del 'tellà' Arturo Montes, conocido así por sus disparos duros y secos a media altura.

'El Emperador de Benicalap' no fue finalmente el primer valencianista en debutar con el combinado nacional, sino que sería su amigo Cubells el primero en hacerlo. No obstante, Montes se quedaría con otros logros, como el de ser el primer jugador en marcar en Mestalla, el primero en anotar en Copa de España y el primero, también, en batir a un equipo extranjero. Entre el interior derecho y él se repartían todos los honores. Sin embargo, en el inicio de una larga e insana tradición por parte del club, tanto Cubells como él salieron por la puerta de atrás en 1928, con una reestructuración que llevó a cabo el entrenador, Jimmy Elliott. Así, los dos iconos fueron los primeros de una larga lista en salir del club sin el reconocimiento que debían: Pep Claramunt, Fernando Gómez, Miguel Ángel Angulo, David Albelda, Dani Parejo... solo Antonio Puchades se salva. Afortunadamente, el público valencianista reconoce, en el momento o con el paso del tiempo, a las leyendas de su entidad.

El segundo jugador con mejor promedio de tantos de la historia

No cabe duda de que los tiempos pasados ayudaban a que se marcaran más goles por partido. Así, a medida que las décadas han ido pasando, las medias de tantos por encuentro han ido bajando. Del 1,07 goles por choque de Cubells en sus 83 partidos se ha terminado en promedios mucho menos llamativos, como el 0,57 tantos por duelo de Soldado y Villa, los últimos grandes goleadores de la entidad valencianista. En esa transición, se puede ver a Mundo Suárez (0,93) o, en una línea descendente de esa cifra, al mejor jugador del mundo en 1978, Mario Alberto Kempes (0,61). Así, Arturo Montes, con 1,06 goles por duelo es uno de los dos únicos futbolistas, junto a Cubells, que supera la media de gol por partido, algo absolutamente impensable en una liga como esta. Por comparar, Maxi Gómez, tiene, ahora mismo, un promedio de 0,28 tantos por encuentro.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Centenaria huella de Montes