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Está preparado, es serio y eficaz. Posee suficientes conocimientos para poder gestionar el Valencia... si le dan autonomía. Tiene que tener suficiente autoridad para sentarse delante de un patrocinador, del entrenador o de cualquier jugador para exigirle el máximo compromiso a cambio de lo que él considere«. A Manuel Llorente pocas cosas le sorprenden de este Valencia, pero el caso de la designación de Javier Solís (7-9-1982) la sitúa prácticamente dentro de la coherencia empresarial. Solís lucirá esta tarde en el palco de Mestalla nuevos galones. En octubre de 2022 fue nombrado por Meriton director corporativo y portavoz, y esta semana subía un peldaño más para ocupar la dirección general, función que dejó en muy alta estima Mateo Alemany, y que le sitúa en el futuro a las puertas del rango de consejero delegado o, quién sabe, de presidente ejecutivo como el propio Llorente o Salvo. El desafío para este forofo valencianista (algunos reconocen haberlo visto junto a los ultras de Curva Nord en el Bernabéu y en un autobús camino de Milán para ver la amarga finald e Champions) es mayúsculo, sobre todo por el peso que supone la clasificación.
Hijo de un químico y de una psicóloga, y hermano de una médico, con Peter Lim quizás ya acostado en Singapur (el partido será de madrugada); sin saber si Kiat estará de copas o sentado cara la televisión, y con la incertidumbre de si Layhoon acudirá a Mestalla ya como simple aficionada, el abogado se va a convertir a partir de ahora en la diana –compartiendo 'honor' con Corona– de las críticas de la afición.
De Solís se sabe que desarrolló la primera etapa de su carrera profesional en Garrigues y que desde ahí se encargó de prestar su trabajo de asesor al club hasta que Llorente decidió incorporarlo en exclusividad al Valencia en 2010 para que se hiciera cargo entre otras cosas de los contratos con la plantilla. La decisión del expresidente y de Javier Gómez hizo que Solís prácticamente cosiera su futuro en la entidad a Inma Ibáñez, dos de los pocos ejecutivos que han resistido a los terremotos habituales del club. Pero de su pasado se desconocen aspectos como el hecho de que cuando era niño, aprovechando que su abuela vivía cerca de la avenida de Suecia, ambos se dejaban caer los domingos por la mañana por el estadio para que en el descanso de los partidos del filial –entonces jugaba allí– y cuando se abrían las puertas, colarse en tribuna para ver al Mestalleta.
Formado académicamente en la facultad de derecho, su afición al fútbol le hizo que, como guardameta, llegara incluso a formar parte de la selección valenciana universitaria de fútbol y participar así en campeonatos de España y hasta de Europa. Cuentan algunos de sus compañeros de aquellas batallas de juventud que pese a su envergadura no lo hacía del todo mal. Hasta estuvo un año jugando como universitario en Inglaterra. Tuvo de entrenador a Rafa Aranda y de compañeros de equipo al resentante de futbolistas Héctor Peris; al preparador físico, Juan Monar, al preparador físico de Carlos Alcaraz, Juanjo Moreno, y al presidente de la Diputación, Vicente Mompó ( llegó a jugar en el Olímpic).
Dicen en el seno del Valencia que todo va a ir mejor a partir de ahora a la hora de tomar decisiones. La inmediatez nunca ha sido una de las virtudes –si hay alguna– que han caracterizado a Meriton. Aunque Layhoon vino en esta segunda etapa para desatacar la problemática del Nou Mestalla, los entresijos de la cocción de las licencias, de las fichas urbanísticas, del reinicio oficial y hasta lo de Goldman Sachs (curiosamente hay otro Javier Solís como ejecutivo) las ha pilotado el abogado, que se desenvuelve mejor en las distancias cortas.
Apuntaba Llorente a esa preparación sin saber que hace precisamente un año, Solís fue uno de los alumnos que participaron en el Máster de Peaks dirigido a profesionales cuya labor está enfocado a la dirección de empresas. Curioso que cursara esta formación (el precio de la misma ronda los doce mil euros) y que ahora precisamente desempeñe el cargo que desempeña. «Fue muy respetuoso y atento en las clases. Se mantuvo en un perfil discreto», apunta Maribel Vilaplana, una de las profesoras del máster. Solís, un habitual como representante de la entidad en todos los desplazamientos, asistió de manera telemática.
Ni habló Kiat en su nombramiento ni tampoco el abogado, aunque es inevitable que en algún momento le toque comparecer ante los medios de comunicación, situación en la que hasta ahora parece sentirse bastante cómodo. Ahora bien, antes lo hacía bajo la circunstancia de que era Layhoon la que recibía los 'palos'. Ahora le toca aguantar el tirón como único exponente oficial. Y eso desgasta. «Ser valencianista y estar en contacto con la gente le va a motivar para hacerlo bien. Eso sí, cuando un aficionado te mira por la calle... eso ya es presión», indica Llorente.
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Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Patricia Cabezuelo | Valencia
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