Valoremos lo conseguido y fiscalicemos lo que está por venir«. Si hay algo que a Fernando Gómez no se le puede discutir es lo que concierne a sus conocimientos futbolísticos y, en especial, a los que atañen al Valencia. Cuando el exfutbolista con mayor número ... de partidos con este escudo cierra con esta conclusión la columna con la que analizó en LAS PROVINCIAS lo ocurrido este jueves en San Sebastián es por algo. El Valencia ha llegado prácticamente agotado a este tramo decisivo de la competición, con el depósito más seco de lo esperado, fruto sobre todo del esfuerzo realizado al superar con creces el objetivo inicial que no era otro que asegurar la permanencia. Lo que está por venir es una película de sobra conocida. Repetida.
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Lo que ha pasado esta temporada tan extraña sólo contribuye a alimentar aún más el desasosiego de la afición, ya de por sí 'caliente' con la propiedad (el ejemplo es lo que se vivirá este domingo con el intento de vaciado de Mestalla). Y el problema es que, independientemente de que termine el Valencia octavo o undécimo (las posiciones en las que se puede mover en función de los puntos que obtenga en las dos jornadas que restan por disputarse), la situación sólo conduce a pensar en que poco por no decir nada va a cambiar. El Valencia de Peter Lim vuelve a estar condenado otro año más al 'low cost' (nada que ver con las grandes de las que se hablaban hace diez años), a navegar en la zona de aguas tibias de la clasificación, consciente de que si salen muy bien las cosas y la suerte acompaña, quizás toque la lotería; de la misma forma que si hay lesiones, persiste la mala racha y la suerte encima no acompaña (incluyendo los perjuicios que ocasionan las decisiones de los árbitros), la cosa se puede complicar más de la cuenta. Como ocurrió precisamente el año pasado, cuando se salvaron los muebles en el último partido contra el Betis.
Baraja, nadie lo discute, ha cumplido con creces su trabajo. Pero el entrenador se enfrenta a un futuro con más incógnitas de las que él mismo puede imaginar, consciente de que desde Singapur ya dieron la orden de mantenerse en la misma línea: el grifo de fichajes está más que cerrado. Si esta temporada el Valencia termina noveno como está ahora, es lógico pensar que a Baraja, la afición casi de manera inconsciente le va a exigir el año que viene pasar al octavo o intentar saltar a la séptima plaza. Con lo que hay o pueda haber. Y eso es lo significativo.
Con Lim como máximo accionista la tendencia ya se sabe cuál es. El rendimiento deportivo deja en mal lugar a Meriton y los datos son tan fríos como contundentes. Diez años de propiedad, tres de Champions y siete suspensos. Hay un déficit más que considerable. El Valencia se apaga en Europa y la cuarta plaza que lograron Nuno y Marcelino (éste en dos cursos consecutivos) empieza a ser ya algo casi del recuerdo. Lo curioso es que cuando Meriton compró el club en 2014, el Valencia venía de haber terminado octavo (Djukic, Nico y Pizzi fueron los entrenadores de la 2013-14) y quinto el año anterior (Pellegrino y Valverde en la 2012-13), pero había estado durante tres temporadas seguidas en Liga de Campeones siendo tercero (con Unai Emery en el banquillo, en concreto de la 2009-10 a la 2011-12).
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La balanza, deportivamente hablando, le es cada vez más desfavorable a Lim. De hecho, la actual es la peor racha del Valencia de la historia 'moderna', por decirlo de alguna manera. Hay que remontarse a antes de la Guerra Civil para ver unas clasificaciones tan mediocres del equipo de manera tan continuada.
Sólo se encuentra algo similar a partir de 1982, cuando durante cinco temporadas –como ahora ha ocurrido– el Valencia pasó de ser decimoquinto en la 1982-83 a bajar a Segunda en la 1985-86, cuando terminó decimosexto clasificado. Se subió al año siguiente al quedar primero (1986-87) en la categoría de plata. Hay que añadir también ese duodécimo puesto en la 83-84 y el noveno en la 84-85.
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Desde ese momento, nunca había quedado el Valencia tanto tiempo de manera consecutiva más allá de las plazas que dan acceso a pasearse por el viejo continente, aunque fuera por la desaparecida UEFA (hoy Europa League). Lo peor de todo es que esta particular travesía del desierto no tiene pinta de que vaya a alterarse de manera significativa. Sobre todo por los pronunciamientos que repetidamente ha hecho el mismo Miguel Ángel Corona. El último, sobre el mismo césped del Reale Arena antes de jugar contra la Real Sociedad, cuando se le preguntó por el futuro de Mamardashvili. El Valencia tiene que hacer caja y es obvio pensar que la salida de alguno de los jugadores con gancho no va a suponer luego una compensación de igual cuantía en lo que al mercado estival se refiere.
Lim ya dejó claro cuáles iban a ser las consignas en la última reunión que mantuvo su hijo con Layhoon, Inma Ibáñez y Javier Solís. Las pistas de lo que allí se dijo las ha ido repartiendo puntualmente Corona. «Tenemos mucho interés en crecer en lo deportivo a partir de una sostenibilidad económica». Esa sostenibilidad tiene larga vida. «La presidenta dijo que no iba a ser un plan de un año, expresó que iba a llevar algo de tiempo». Nadie sabe hasta cuándo y si va a ser decisivo que la problemática del estadio se desatasque para que Meriton se decida a vender.
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Pero a la falta de ingresos por ni tan siquiera jugar la Conference League (Osasuna cayó a las primeras de cambio y sólo se llevó el año pasado unos 1,4 millones de euros) hay que sumar también las variables que va a dejar de percibir el Valencia por esos cinco años de oscuridad.
«En la Primera División se tomarán en consideración los resultados deportivos de las cinco últimas temporadas, ponderándose los obtenidos en la última un 35 por 100, en la penúltima un 20 por 100 y un 15 por 100 cada una de la tres anteriores», establece la Ley sobre el reparto del pastel de la televisión que hace LaLiga. En esta cuestión adquiere también su importancia los 6 puntos que aún faltan por jugarse. No es lo mismo quedar octavo que undécimo. LaLiga (también la UEFA da pellizcos por el market pool) establece un porcentaje (17% para el primero, 15% para el segundo...) que se va reduciendo cuando el puesto es menor. La temporada pasada se registró un fijo para todos de 35,6 millones de euros El octavo coge un 3,5% (12,49 millones); un 3% (10,7) el noveno; un 2,75 el décimo (9,81 millones) y un 2,5% (8,9) el undécimo. A eso aspira el Valencia de Lim.
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