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carlos rosique
Lunes, 27 de julio 2020, 01:10
Cuando uno piensa en Viena, los pensamientos son sobre su majestuosa Ópera o sobre la excelencia de sus múltiples palacios, pero pocas veces uno la relaciona con el fútbol. Más allá de la musicalidad de sus calles, los vínculos entre la ciudad centroeuropea y la capital del Turia pueden ser escasos. Como mucho, uno puede comparar el uso de la bicicleta en ambas ciudades, muy dadas a este método de transporte como forma de desplazarse por su casco urbano debido a su escaso relieve. Sin embargo, prácticamente nadie prestaría atención al enlace futbolístico de estas dos urbes, que germinó a mitad de la década de los años 20 con el primer gol de un jugador del Valencia con la selección española, se desarrolló a lo largo de 1986 con la presencia de Mario Alberto Kempes en la capital austríaca y terminó, en 2008, con la final de la Eurocopa, con Carlos Marchena, David Villa, David Silva y Raúl Albiol como representantes del Valencia CF, siendo este el club que más jugadores había llevado al combinado nacional en dicha competición continental. A cualquiera al que se le hubieran pasado por alto todos esos pequeños nexos de unión, aún le parecería más raro el nombre de Hohe Warte, el lugar donde dos de esos tres hechos ocurrieron.
Corría septiembre de 1925 cuando tuvo lugar el primero de las situaciones. Pese a su corta existencia, el Valencia FC pasaba por el momento más pujante de su vida deportiva. En la campaña 1924/25, la entidad había creado la bandera del club, la cual había sido llevada con honores por toda la ciudad, en un acto más de la representatividad del Valencia en la ciudad, como se puede ver en las imágenes históricas. No contentos con ello, Mestalla había acogido, en junio de 1925, su primer partido internacional, España-Italia, que además había supuesto el debut en suelo español de Eduardo Cubells con el combinado nacional, jugador que se convertía en el primer internacional en la historia del club. El VFC, que había ganado esa temporada el primero de los tres campeonatos regionales consecutivos que lograría hasta 1927, ya empezaba a mirar de tú a tú a rivales como el Real Madrid o el Barça, aunque aún le quedase bastante camino por recorrer.
El valenciano Eduardo Cubells era el estandarte del equipo. La famosa dupla del valenciano con Arturo Montes había sembrado la fascinación de los aficionados, los cuales se dividían entre 'montistas' y 'cubellistas'. Cada uno agrupaba a un sector de los fans, así como ambos se repartían diferentes hitos que han trascendido hasta hoy. Mientras Montes tuvo el honor de ser el primer jugador en marcar en Mestalla, Cubells sería el encargado de ser el primero de la historia del club blanquinegro en marcar con la selección española, y no lo haría en cualquier campo, sino que lo logró en el Hohe Warte, en Viena, ante 80.000 espectadores.
En una pequeña gira en la que la selección pasó por Austria y Hungría, el combinado español visitó la ciudad de Viena el 27 de septiembre de 1925 y en un estadio que en ese momento tan solo era superado en número de espectadores por el antiguo Wembley. La selección española derrotó a Austria por un gol a cero, obra de Cubells en el minuto 15 tras un pase del irunés Francisco Gamborena. El interior diestro valenciano disputó los dos partidos de la gira y, aunque no tuvo la suerte de marcar, en Hungría la selección también derrotó al combinado húngaro por idéntico resultado (0-1).
Tendrían que pasar sesenta años para que Viena pudiera disfrutar de un jugador valencianista de la talla de Cubells. Eso sí, si en 1925 fue el primer ídolo del club el que visitara la ciudad centroeuropea, a principios de 1986 sería la mayor figura de la historia del Valencia CF la que recalaría en Viena, para otra vez llegar al Hohe Warte.
Tras jugar en el Autocares Luz, equipo de fútbol sala, y en el Hércules de Alicante hasta principios de 1986, Mario Kempes, el mayor icono del Valencia CF, llegó a un equipo de segunda división austríaca, el First Vienna FC 1984, conjunto que había logrado títulos austríacos hasta los años 50, pero que a partir de ahí empezó su decadencia. El traspaso se realizó en el mercado de invierno de 1986, mientras el Valencia se estaba complicando la vida en la temporada más nefasta de su historia, ya que al finalizar la campaña el club bajaría por primera y única vez en su historia a Segunda División, y tal como se recoge en las crónicas de la época, con una oferta que le solucionaba «la vida el resto de mi carrera deportiva», según decía en su última rueda de prensa con el conjunto alicantino. Al argentino, pese a su lesión de hombro que venía arrastrando desde el 22 de noviembre de 1980, todavía le quedaban actuaciones mágicas en sus botas, como la del último partido con el Hércules, en el que repartió dos asistencias para derrotar al Sevilla FC por dos goles a uno.
Ocho años atrás, el delantero de Bell Ville se encontraba en Argentina logrando un Mundial gracias a sus goles y ahora llegaba a un escenario completamente distinto: un campo rodeado por tres de sus cuatro lados de colinas, en las que el público podía sentarse en la hierba al mismo tiempo que observar un encuentro de la segunda división austríaca. Pero el argentino no sería el primer futbolista reconocido en La Liga en efectuar ese cambio de aires, ya que compartía competición con Hans Krankl, un histórico delantero que disputó dos temporadas en el FC Barcelona, y que en ese momento se encontraba en el Wiener AC, el máximo rival del First Vienna FC.
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