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La Copa da vida a los modestos

El túnel del tiempo ·

El Valencia ha ganado títulos en la competición del KO y también ha sufrido eliminaciones dolorosas

paco lloret

Sábado, 16 de enero 2021, 00:55

La Copa inglesa fue el espejo. Los duelos entre los más poderosos con las más humildes gozaban de un respaldo incuestionable. El peso de la tradición. En el fútbol español se alentó el debate y, finalmente, se emprendió una sustancial modificación del torneo. Hasta el principio de los años setenta se mantenía su formato clásico, una estructura inamovible. Acabada la Liga, empezaba la Copa. No había duelos desequilibrados con conjuntos de tercera división que solían caer en la criba de los primeros cruces, siempre a doble partido. Con la ampliación de la primera división a 18 equipos en la temporada 71-72 empezó a contemplarse la conveniencia de cambiar las reglas y alterar el calendario. La Copa funcionaba hasta entonces como un torneo reservado en exclusiva a los más grandes.

A lo sumo podía haber enfrentamientos con rivales de la categoría de plata. Pero con la creación de la segunda B todo cambió. Al Valencia la revolución le alcanzó de pleno. En esa nueva etapa, entre el 76 y el 78, desfilaron por Mestalla en las primeras ronda equipos de la talla del Naval de Reinosa, el Burgos Promesas, la Real Sociedad Deportiva de Alcalá de Henares, el San Fernando o el Mirandés. Algunos de ellos se llevaron 7 goles, otros, como el conjunto de Miranda de Ebro, una derrota digna y un marcador discreto: 2-0. No hubo descalabros ni sorpresas desagradables.

El conjunto de Mestalla se vio obligado a disputar la Copa muy pronto, en los compases iniciales del ejercicio, porque estuvo ausente de torneos europeos durante cinco campañas consecutivas. Los clubes clasificados para competiciones continentales estaban exentos. La primera novedad en el sistema copero se estableció en la campaña 72-73, cuando todos los equipos, aunque fueran 'europeos', se estrenaban en el torneo sin esperar al final de la Liga. El Valencia, que había eliminado al Manchester City para caer a continuación ante el Estrella Roja en la Copa de la UEFA, tuvo su debut en febrero con un duelo ante el Rayo Vallecano que militaba en segunda, un rival inédito hasta entonces, con el que se emparejó durante tres campañas consecutivas por el azar del sorteo. En todas ellas, los valencianistas vencieron.

Antes de esta etapa los cruces con rivales de inferior categoría adquirían un tono exótico. El Valencia que conquistó la Copa en 1967, hubo de medirse en la primera ronda con el Cádiz, equipo de segunda. Tres años después, en 1970, en el camino hacia la final, el debut fue ante Osasuna en dieciseisavos, también de segunda, y en cuartos, ante otro rival de esa categoría, un sorprendente Rácing de Ferrol, la revelación del torneo que vendió cara su eliminación puesto que en la ida empató a uno en Mestalla. Al año siguiente, el Mallorca y el Betis, se cruzaron en las primeras rondas. En los prolegómenos del choque ante los baleares se procedió a la entrega del trofeo de campeón de Liga al conjunto de Di Stéfano. En la siguiente eliminatoria, ante los béticos, que se habían proclamado campeones de segunda, hubo empate sin goles en el duelo de ida jugado en Mestalla. El Valencia resolvió en la vuelta por 0-4.

La Copa gozaba de enorme predicamento entre el valencianismo porque deparaba fuertes emociones. El equipo crecía y desplegaba un gen competitivo que no solía exhibir en la Liga. A lo largo de diez años, entre 1962 y 1972, se disputaron seis veces las semifinales divididas en dos ciclos, todas ellas curiosamente correlativas. Todas las jugadas en los sesenta se perdieron, mientras que al mismo tiempo se disputaban y se ganaron todas las semifinales en la Copa de Ferias, desde el 62 al 64. En los años setenta, se vencieron las tres que se disputaron de forma consecutiva del 70 al 72. A final de esa década, en 1979, también se superó la semifinal y, posteriormente, se conquistó el título. La trayectoria en ese ejercicio deparó una paradoja, los rivales más complicados, el Barcelona y la Real Sociedad, tocaron en las primeras rondas, dieciseisavos y octavos, después de superar el aperitivo con el Girona, mientras que dos equipos de segunda, el Alavés y el Valladolid, aguardaron en cuartos y semifinales.

La decadencia copera asoló Mestalla en los años ochenta. Varias eliminaciones ante equipos de segunda lo corroboran. La primera tuvo lugar en 1984, ante poderoso Castilla de la 'Quinta del Buitre'. A continuación, dos años después, el Tenerife dejó al Valencia en la cuneta cuando ya soplaban vientos de crisis en un club que terminó por perder la categoría. Cuando compitió en segunda, ejercicio 86-87, se implantó el formato de partido único. El estreno tuvo lugar en El Madrigal y concluyó con empate a dos. Los penaltis clasificaron a los amarillos. Incluso en la época de mayor bonanza, con el equipo resucitado y el club saneado, se vivió una inexplicable eliminación en la temporada 88-89, la primera de Víctor Espárrago en el banquillo, al caer ante el Racing de Santander, club de segunda, por culpa de una derrota absurda en Mestalla por 2-3. El Siglo XXI es un período de contrastes: luces y sombras, finales ganadas y eliminaciones dolorosas.

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