La Copa que motiva a unos y hace felices a otros

Cada vez que al Valencia le toca manejarse en los primeros peldaños de la Copa del Rey, a muchos aficionados les viene a la memoria una fecha (3-1-2001) y un nombre: Guadix. Hace más de veinte años de aquello y todavía en el Valencia a más de uno se le tuerce el gesto por aquella debacle (4-4 y eliminados en los penaltis). Son situaciones que calan casi tanto y por motivos diferentes como la del 25 de mayo de 2019. Lo de Guadix se ha convertido cada año en la mejor terapia para evitar deslices de cierto calado, aunque hay sensibles diferencias si se compara lo de aquella noche con el envite que esta tarde afrontarán los blanquinegros. Al menos el Guadix, aunque iba colista, era un equipo de Segunda B (al año siguiente fueron eliminados por el Alicante).

El Utrillas, en cambio, es de Preferente y eso actualmente son cinco categorías por debajo del Valencia, una menos que donde actualmente está el filial de Angulo (fue precisamente el que falló el penalti decisivo de Guadix). Cada chaval que forma la plantilla turolense apenas llega y como mucho a los 300 euros al mes, poco más de lo que algún futbolista de Bordalás gasta durante ese mismo periodo por llenar el depósito de su coche para ir a la ciudad deportiva a entrenar. Son las particularidades y los peligros que encierran este formato de Copa que en sus arranques pasea a los equipos de élite por localidades que celebran como día festivo acontecimientos de esta índole.

Para Utrillas, una población de tres mil y poco habitantes, el de este jueves es un día especial y Pedro Asensio, presidente del club, lo resume abiertamente: «Futbolísticamente es el evento más grande que se puede vivir en el pueblo, posiblemente el mayor en toda la historia. El pueblo entero está como loco. En el campo hay un montón de gente hasta viendo los entrenamientos, es una locura. Es inimaginable que pudiera tener esta repercusión, pero lleva mucho trabajo, ya que el Valencia trae consigo mucha masa social y prensa detrás, y nos han llamado constantemente para entrevistas».

Para los chavales, la fiesta está pues asegurada. Lavado de cara al campo, casi lleno con dos gradas supletorias (2.500 espectadores) y estreno de luces por la televisión. El césped artificial será quizás el único hándicap para los valencianistas pero ya ha dejado bien claro Bordalás que la Copa le pone, consciente seguramente que a la afición también le engancha. «Le doy mucha importancia, es una competición que me gusta mucho. Vamos a poner todo el interés del mundo para llegar lo más lejos posible. Me preocupa que compitamos en un campo reducido».

Juegue quien juegue por parte del Valencia, no hay argumento que salve un tropiezo. Ni césped sintético ni frío ni bajas, porque la alineación va a estar salpicada de elementos poco habituales y la gran incógnita es qué va a pasar en la portería. Descartado Cillessen, la duda corresponde a Mamardashivili y Jaume. A ambos los ha mantenido Bordalás en el banquillo, en una decisión poco habitual. «Marrón nunca, soy el entrenador y tomo decisiones. Va jugar un portero que no juega en Liga. Están trabajando bien los tres y tienen oportunidades, cualquiera pueda hacerlo bien».

Tiene pendiente Bordalás una cita con Lim. Con Anil Murthy en Singapur, el técnico ya sabe que no va a viajar pero sí a conversar con el máximo accionista de manera telemática. «Estaba previsto pero con el incremento de los casos positivos de contagio se tomó la decisión de aplazarlo. Él ha tenido que ir porque hacía tiempo que no veía a su familia. Seguro que en breve tendremos una reunión telemática. Así lo hable con Peter Lim».

Sobre la mesa, fichajes, salidas y renovaciones. «Ningún futbolista me ha comentado que quiera abandonar el Valencia. Otra cosa es lo que quiera estar pensando un jugador que quiera tener más protagonismo. A nivel interno hemos hablado, el club sabe de las necesidades que tenemos en la plantilla y cubrir en este mercado de invierno. No puedo dar más detalles».

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