Coquelin se alista para la batalla final

Unidad. Ese es el mensaje que se ha intentado enviar desde el Valencia en las últimas horas. «Los retos son posibles o imposibles en función de la capacidad y convicción que se tenga en ellos. Debemos tener una mentalidad positiva. Esto no ha acabado y vamos a estar unidos para lograr nuestro objetivo». El mensaje lo escribió ayer Carlos Soler en redes sociales. El discurso, con palabras diferentes, se parece al de Parejo, al de Wass, al de Celades e, incluso, al de Murthy con su visita a Paterna el viernes. Frente a los malos resultados y líos internos, se opta por escenificar un compromiso que el tiempo dirá si es aquello de «nos queda x de aguantarnos».

El compromiso, al menos, es innato en Coquelin. El galo, que terminó de meterse en el bolsillo a la afición en la final de Copa de hace un año –¡qué tiempos aquellos!–, estará hoy en La Cerámica. En principio no debe aparecer en el once pero, visto lo visto, ¿quién sabe? Al centrocampista no se le esperaba «en los próximos partidos» por una elongación muscular sufrida en Valdebebas. Una semana después –y tras perderse sólo una jornada–, fue la sorpresa para el trascendental encuentro de esta tarde contra el Villarreal.

Uno no sabe ya si afirmar que el Valencia está ante su última ocasión de sumarse a la lucha por la Champions. Lo cierto es que, con el horizonte de un duelo póstumo contra el Sevilla, dueño de esa cuarta plaza, entrar en la máxima competición todavía es posible. El equipo de Celades inicia el domingo a ocho puntos de ese objetivo, que serían cinco si gana hoy. Además, volvería a puesto de Europa League y cortaría una gran racha del Villarreal desde que se retomó la competición.

Vale la pena, por lo tanto, dejar de un lado las fricciones y, más que escenificar unidad, ir todos a una. Que emerja el mejor Valencia, como el del acelerón final de hace un año con Marcelino a los mandos que permitió ir a Champions y alzar un título. Los tripulantes son los mismos pero el comandante de la nave, no.

No se vestirá de corto esta tarde Mangala, expulsado en Eibar, ni Diakhaby, lesionado. La pareja Paulista-Guillamón ha funcionado, por lo que las ausencias no suponen un dolor de cabeza para Celades. El técnico, más bien, debe transmitir a sus futbolistas que con partidos como el de Ipurua no se va a Europa y, mucho menos, a la Champions. Eso sí, ante un imprevisto con los centrales, su alternativa más fiable es... el milagroso Coquelin.

Porque, además, aunque no haya público, el partido de hoy es un derbi y frente a un equipo que cotiza al alza. El Villarreal tiene las bajas de Trigueros y Alberto Moreno, pero mucha dinamita arriba. Hará falta el compromiso de 16 'coquelines'.