La Dama de Hierro, otra vez a los mandos de la nave

Pero, aunque nunca regresó hasta la semana pasada (sí estuvo en la final de Copa en La Cartuja pero de manera tan discreta que ni el club publicitó su foto), desde luego no podía imaginar que el motivo principal de su regreso a la capital del Turia iba a ser estrictamente profesional y con una exigencia tan alta.

Es, entre otras cosas, la herencia de Anil Murthy –siempre bajo el paraguas de Lim– lo que tiene que solventar LayHoon, que en estos siete días que lleva en la ciudad ha llenado su agenda de reuniones y entrevistas. Se citó con Ximo Puig y Arcadi España para calmar la tempestad sobre la ATE, se reunió con Javier Tebas (cuya fidelidad hacia Lim ha quedado fuera de toda duda desde hace bastante tiempo), ha hablado con empleados, ha analizado las cuentas, ha buscado posibles soluciones, no se descarta que haya tenido alguna reunión también con CaixaBank y fue el propio club el que admitió que iba a participar activamente en la reunión del consejo de administración. Como en los viejos tiempos.

Y todo eso, no siendo ni consejera, lo que descubre que en el tiempo que no ha estado oficialmente vinculada es más que probable que sí lo haya estado. Es la mano derecha del empresario singapurense («yo soy Peter Lim», dijo) y eso le da en cualquier caso carta blanca. Fue la primera presidenta-mujer que tuvo el Valencia en toda su historia y en sus dos años en el cargo nunca fue capaz de conectar activamente con la afición por culpa del idioma. Es curioso pero el verbo demasiado fácil condenó a Murthy y la falta de conocimiento del español el que privó a Layhoon de tener una mejor consideración entre la afición.

LAS PROVINCIAS hizo semanas atrás una encuesta en su página web en la que pedía a los aficionados cuál era en su opinión el mejor presidente de la historia del club. Jaime Ortí ocupaba el primer puesto, seguido de Arturo Tuzón y Luis Casanova. Layhoon ni aparecía entre los diez mejor valorados. El valencianismo premia los títulos, pero también la gestión. Y Layhoon, si algo tiene, es que teóricamente es una buena gestora... pero responde a los intereses de Meriton. Y ese sí es un factor que pesa. En su declaración final lo dejó patente: «La intención de Meriton –no dijo Lim– no era que yo estuviera aquí a tiempo completo», discurso en la que dejó plasmada su fidelidad al dueño al recordar que había invertido en el Valencia «230 millones (ahora son más)».

Opina por cierto Miguel Zorío, exvicepresidente y uno de las máximas pesadillas de Peter Lim, que «Salvo, Layhoon y Murthy son los peores presidentes de la historia del Valencia».

Siempre han tenido claro desde el propio Valencia que pese a la dimisión, fue Lim el que decidió apartar a Layhoon del Valencia por no ser tan tajante y firme en las consignas recibidas. Será difícil que lo explique algún día la misma protagonista, que ha preferido estar alejada del foco mediático en este regreso inesperado a Valencia.

Esta vuelta no sólo aumenta la sensación de desbarajuste que dejó Murthy, sino que siembra de dudas la capacidad otorgada a Sean Bai para pilotar la nave con tanta turbulencia.