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Han pasado casi diez años desde que dejó de ponerse las botas y dos desde que se estrenó en los banquillos con éxito a los ... mandos del Atzeneta. Ahora, David Albelda Aliques transita a sus 43 años en ese espacio temporal en el que los entrenadores esperan y estudian propuestas para nuevos desafíos.
–¿Qué balance hace de esos dos primeros años como técnico?
–Contento, sabía que iba a un proyecto familiar y el primer año ascendimos. Es un pueblo de mil y pocos habitantes y aunque hay una buena inversión, eso a veces no asegura el éxito. Luego en la Segunda B ya fue mucho más complicado. El formato de competición nos penalizó. Aprendimos todos.
–¿Pagaron esos nueve partidos sin ganar de manera seguida?
–Habría que hacer un estudio más extenso. Nos costó cogernos a la categoría pero hicimos una segunda vuelta muy buena que nos dio vida. Tuvimos una estructura muy limitada. Hay que pensar de dónde veníamos y las condiciones que teníamos. Por ejemplo, no había equipo filial y al último partido fuimos con catorce jugadores. La temporada se nos hizo larga.
–¿El banquillo es lo suyo ahora?
–Cuando uno se pone a entrenar no lo hace pensando que va a ir tan bien que voy a estar en la élite toda la vida. Uno prueba y va madurando y progresando. Me gusta, la evolución marcará el futuro.
–¿Qué proyectos espera?
–Me gusta aprender. Haber empezado en Tercera me ha formado. No he buscado sólo por el nombre buscar metas altas. Este proceso de formación me ha venido bien. No soy de los que piensan que ya estoy para coger un Primera, por ejemplo.
–¿Es difícil aprender en estas categorías?
–Cuando más limitado estás en todo más te las tienes que ingeniar para sacar el día a día. Aquí nos hemos multiplicado todos, arrimando el hombro en parcelas que seguramente no tocaban.
–¿Consiguió implantar su filosofía de juego en su equipo?
–Nunca se llega a la plenitud máxima, es cuestión de tiempo; pero sí hubo más partidos con cosas que se vieron buenas que los que demostramos poco.
–Fue un grupo en el que el Ibiza se salió por arriba y el Mestalla por abajo.
–Es un formato leonino y complicado. Con un bache que tengas ya vas con la soga al cuello. En un grupo catalano-valenciano de veinte equipos hubiéramos acabado el trece o catorce. Han bajado cinco equipos con doce partidos menos.
–¿Qué opina del descenso que ha sufrido el Mestalla?
–Es un equipo joven, hecho todo nuevo y es una categoría difícil en la que todos los equipos fueron a cuchillo desde el primer día. No tuvieron suerte de engancharse. Perdieron partidos por detallitos.
–¿Ya está preparado para dar el salto o se lo toma con calma?
–Dar el salto se da cuando alguien se informa del trabajo que has hecho y decide apostar por ti. Es una cuestión de arriesgar. Con Benítez, por ejemplo, al Valencia le salió bien y nadie seguramente apostaba por él porque venía de Segunda. Hay gente joven que viene empujando y que si le dieras equipos de Primera lo harían bien.
–¿Le han ofrecido en algún momento volver al Valencia?
–No
–¿Le sorprende?
–En 2013 me retiré. En mis últimos años con Soler y con el proceso de venta argumentaba libremente mis pensamientos y mi opinión. Ahora no quiero más guerras. Cuando estuve ahí sentí poco apoyo, ahora me dedico a trabajar, es lo mío. No guardo rencores, me busco mi camino. Y si es fuera del Valencia, pues fuera del Valencia. Yo he sido jugador del Valencia pero no hay ninguna obligación ni por mi parte ni por parte del club en que tenga que entrenar al Valencia. Lo veo incluso normal.
–Quizás algunos ex no opinen lo mismo que usted.
–El Valencia debe buscar entrenadores que le cuadren y lo hagan bien. En la escuela pasa lo mismo. Si mi prototipo de entrenador no cuadra, pues no hay que darle más vueltas. Tenemos que buscarnos la vida, como todo el mundo.
–¿Qué le llamó la atención este año en Primera División?
–Han llegado todos muy justitos a nivel físico al final. Entiendo que puede haber sido por la atípica pretemporada que se hizo pero mirando Inglaterra observas que eso no ha ocurrido allí.
–¿Hacia dónde va el fútbol?
–Se le está dando una vuelta al modo físico. Si miramos aquella gran época del Barça... el único club que ha ganado con esa manera de jugar ha sido precisamente el Barça. El resto da mucha relevancia a la cuestión del físico. En todos los finales de Liga, la condición física ha sido clave.
–¿Y piensa que eso va reñido con el espectáculo?
–Depende lo que el aficionado entienda por disfrutar. Para unos disfrutar es ganar, para otros jugar alegre aunque te metan cinco... lo que quieres como entrenador es ganar y si puedes jugar bien, pues también.
–¿Qué es jugar bien?
–Tener un partido controlado tanto en ataque como en defensa.
–Precisamente, el fichaje de Bordalás por el Valencia encaja en esa pretensión de la exigencia física de la que usted habla.
–El estilo Bordalás siempre le fue bien al Valencia durante muchos años. Es lo que hemos visto del Getafe, un equipo duro y agresivo pero no en el sentido de hacer daño. Un bloque que presiona. Eso nos dio títulos al Valencia.
–Todo depende del perfil de los jugadores que tenga, ¿no?
–Por supuesto, si no los tiene, tendrá que cambiarlo.
–Acabar en el puesto trece... ¿es un rotundo fracaso?
–Sí. A nivel deportivo se entiendo por fracaso cuando no se cumplen los objetivos. No hay que hablar de Champions pero sí este año de Europa League. La gente lo hubiera entendido.
–¿Veía esa dinámica peligrosa con Javi Gracia?
–Creía que lo iba a mejorar. A Gracia le había seguido la trayectoria. Me gustaba, pero es verdad que visto desde fuera todo salió mal desde el principio. Se generó una base de desconfianza que no fue buena para ninguna de las dos partes.
–¿Un entrenador tiene que saber para qué empresa trabaja o sólo debe dedicarse a entrenar?
–Soy de los que piensan que es importante conocer tu entorno. Un entrenador debe controlar muchos parámetros.
–¿Por dónde va a ir el Valencia este verano?
–Incluso en nuestra época buena éramos un club vendedor. Antes, éramos todos vendedores menos Madrid y Barça. Pero es que ahora hasta ellos lo son. No se trata de que vendiendo seamos un desastre. Se trata de vender caro y comprar barato, y procurar siempre que lo que venga te dé un gran resultado. Eso no gustaba en mi época y la gente al final no se conformaba ni por quedar terceros.
–Quizás el problema sea en quién debe decidir.
–Es una labor de la secretaría técnica. Es lo que hacen todos los clubes, venden y compran para equilibrar el fair play. El secreto está en quién lo hace mejor.
–¿Cree que hay jugadores de este Valencia que sí son imprescindibles para el proyecto?
–Hay algunos que sí me parecen imprescindibles. Hay que mantener la base buena de jugadores, que arrastren a los nuevos.
–¿Le ha decepcionado algún futbolista del Valencia este año?
–Sólo he visto partidos y como aficionado creo que me han decepcionado de manera global.
–¿Qué le parece lo del Villarreal?
–No me sorprende. Tiene un entrenador con experiencia y una plantilla competitiva y potente, que no es moco de pavo. Con un buen trabajo de secretaría técnica y de club. Parece que van todos alineados en un mismo camino y eso es una ventaja a la hora de conseguir los objetivos.
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