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Con diferentes objetivos pero con los mismos puntos en la clasificación; con similares virtudes sobre el césped pero también con las mismas penurias. El derbi del Ciutat de València reunirá este sábado dos equipos que comparten filosofía general pero que también padecen una hambruna que, en el caso del Valencia CF, se puede llegar a hacer más agobiante precisamente por el mayor empaque de sus aspiraciones finales. Nadie le discute hoy en día a Marcelino García Toral y a Juan Ramón López Muñiz que hayan sido capaces de generar en sus respectivos vestuarios un sentimiento de beneficio que en lo colectivo supera con creces cualquier pretensión de lo individual, pero es más que evidente que la sensación de ausencia de remate inquieta hoy en día quizás un poco más al aficionado blanquinegro que al del Levante.
Mientras la marea valencianista cree que en enero se pueden arreglar los problemas cuando se fiche lo que no estaba claro que se podía firmar ahora (quizás de eso habló ayer en la comida Lim con Murthy y Alemany); los levantinistas, por su parte, opinan que en ese mismo periodo habrá que invertir el dinero que ahora se ha ahorrado, más aún teniendo en cuenta la grave lesión de su pistolero (Roger).
Ahora encaja, en clave blanquinegra, esa duda que tuvo el club a última hora de este mercado veraniego con la tentación de fichar al brasileño Luan Vieira. Decía Marcelino semanas atrás que la prioridad era cubrir el vacío que había por banda y que lo del goleador no era prioritario. Sin embargo, Zaza sólo ha sido capaz en la élite de llegar a la docena de goles una temporada (2014-15). Sus registros en los otros años son inferiores: 6 (2016-17), 8 (2015-16) y 9 (2013-14). Hay que remontarse al Ascoli en la Serie B para llegar a los 18 en una misma campaña.
Su compañero de aventuras, Rodrigo, en los últimos 9 meses y es verdad que con una delicada lesión por medio sólo ha marcado un gol. El sábado, en Mestalla, su actuación alimentó todavía más esa sensación que hay en la grada de que con el empeño que pone Zaza no va a ser suficiente. Rodrigo no ha sido capaz de pasar de 7 goles por temporada en los últimos tres años.
Tan preocupante fue que el Valencia no fuera capaz de rematar ni una sola vez a puerta del Atlético el sábado pasado (en el Bernabéu tuvo 3 remates) como que el día de Las Palmas en la primera jornada lo intentara hasta en 16 ocasiones (6 a puerta y 10 fuera) para hacer únicamente un gol. Es el déficit más evidente que se aprecia en este equipo, que no ha sido capaz de superar todavía en posesión de balón a ninguno de los tres rivales a los que se ha enfrentado (48% contra el 52% de Las Palmas; 35% contra el 65% del Madrid, y 49 frente al 51% del Atlético). El Levante estuvo por debajo ante Villarreal y Real Madrid (685 contra 32%) pero superó en este sentido al Dépor (57% ante el 43 de los gallegos).
Se estrenó Zaza ante Las Palmas, cosa que todavía no ha podido hacer su homónimo Álex Alegría. Ni tampoco Santi Mina y Boateng. Desde luego, el del sábado es un día interesante para asumir el reto. Ni Valencia ni Levante conocen la derrota todavía. Es lo que querían al fin y al cabo sus entrenadores, obsesionados como están en crecer desde atrás por encima de todo. Particularmente Marcelino que respira más tranquilo después de comprobar el eficiente funcionamiento de Paulista, las ganas de agradar de Andreas Pereira y las posibilidades como delantero que puede llegar a ofrecer un interesante Guedes si la cosa no mejora.
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