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El valencianismo ya está harto de tanto bochorno. Más aún, en los aficionados más veteranos que han visto como hace unos años su equipo tuteaba al Barça, con aquellas cabalgadas del Piojo López, y que no hace tanto, en 2019, le ganaba una Copa del ... Rey al equipo de Messi. La caricatura actual del Valencia de Peter Lim se ha llevado a soportar dos pintadas de cara de los catalanes en once días. Tras el tercer gol del Barça ya hubo un amago, con varias decenas de seguidores abandonando su butaca para marcharse a casa... pero el cuarto supuso la mecha que encendió la mascletà. Cientos de valencianistas decidieron que ya habían tenido bastante y, con claros aspavientos de hartazgo, se marcharon de Mestalla. Al mismo tiempo, otros tantos se giraron hacia el palco para insultar a la directiva. La Copa era un pequeño sueño en una temporada de pesadilla y la doble humillación frente al Barça fue demasiado. Cuando Ferran Torres, que no quiso celebrar ninguno de los goles teniendo una dedicatoria para las víctimas de la dana en el primero, marcó su triplete, el crono marcaba el minuto 30. Desde el primer gol de los catalanes en la goleada por 7-1 en Liga, que llegó a los tres minutos, al cuarto de la Copa pasaron 123 minutos. En poco más de dos horas, el Valencia había recibido 11 goles del Barça. «¡Es una puta vergüenza!», fue el grito más escuchado en las escaleras por parte de los aficionados que decidieron marcharse, la mayoría sin querer mostrar ante las cámaras o un micro sus verdaderos sentimientos «porque me meten en la cárcel» llegó a decir uno de ellos.
En la Avenida de Suecia, varias decenas que acababan de salir de Mestalla decidieron secundar una protesta que se inició de forma espontánea en la puerta exterior del palco por los que estaban siguiendo el partido desde los bares. La Policía comenzó a tomar alguna posición con los caballos. Desde dentro del estadio, en ese momento de la toma de posición de las fuerzas de seguridad, estaba atronando un sonoro «¡Esta camiseta, no la merecéis!», dedicada a los jugadores del Valencia. La bronca al descanso, fue tremenda y aderezada por gritos de «'¡Fuera, fuera!». Ahí, la protesta en la calle aumentó tanto en asistencia como en tensión. Aprovechando el final de la primera parte, la cifra de valencianistas que abandonaron Mestalla subió a varios miles. Fue el momento en el que la Policía Nacional abrió una línea de seguridad hasta la acera frente a la entrada del estadio. Se vivieron varios momentos de tensión que acabaron con la identificación de uno de los aficionados, al que retuvieron y trasladaron a la zona de los vehículos policiales para identificarle. También hubo cruce de reproches, como en los partidos donde estaban convocadas protestas fuera y llamamiento de no entrar a Mestalla, entre aficionados que se marchaban del campo y los que gritaban desde fuera frases como «¿Para qué entráis?».
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Dentro de Mestalla, tras el quinto gol del Barça, aumentó la desbandada de la vergüenza. Los que se quedaron, optaron por soltar su rabia con el escarnio. Coreando varias conducciones del Valencia, con 0-5 y con pura sátira fallera, o broncas descomunales a Rafa Mir, cuando entró, o Guillamón, cuando salió. La penitencia de los 12 goles de la infamia. Con el pitido final, los que aguantaban en sus asientos a esas alturas despidieron a los jugadores con una gran pañolada y al grito de «¡mercenarios!».
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