Hay un dicho que dice que lo barato a veces sale caro. También es cierto que el precio no lo marca todo, y menos en el fútbol. Hay fichajes que pasan casi desapercibidos en cuanto a cifras y luego marcan la diferencia, y otros con ... montantes millonarios que acaban fracasando. Pero lo que suele ser habitual es que si un equipo invierte dinero, mejora. Pero eso en el Valencia parece ser imposible, al menos mientras Peter Lim siga al mando.
Y el mejor ejemplo son dos jugadores que estuvieron muy cerca de recalar en Mestalla y que finalmente no lo hicieron por la línea roja marcada por el máximo accionista singapurense, que prioriza la economía y no permite ni un euro de más de lo establecido. Así se escaparon los fichajes de Carlos Vicente el año pasado y el de Bryan Zaragoza este verano, dos futbolistas que han arrancando el campeonato como un tiro y que ahora mismo están en las quinielas para formar parte de la convocatoria de la selección española que Luis de la Fuente anunciará este viernes.
Empezando por Carlos Vicente, hay que recordar que el Valencia no quiso pagar la cláusula de rescisión del jugador en el último mercado de invierno, que era de 600.000 euros. Intentó regatear el precio e incluso barajó la opción de esperar medio año para firmarlo libre, sabiendo que había otros clubes muy interesados. Con ese pago se hubiese incorporado al entonces estrella del Racing de Ferrol y se hubiese reforzado la banda derecha que tanta falta le hacía al equipo de Rubén Baraja. No se hizo, porque salía muy caro, y se optó por la opción low-cost de la cesión de Peter Federico, que ya ni está en el Valencia.
El Alavés no lo dudó, vio buena la inversión y sí pagó la cláusula, fichando a Carlos Vicente, que no solo ha confirmado que lo que se le veía en Segunda División era cierto, también ha dado un salto cualitativo con dos goles en este inicio de curso que le ponen como candidato a debutar con la selección española. «Yo estaría encantado que se llevasen a Carlos Vicente. Le he visto a tal nivel... es que no podemos quitarlo. Cuando un jugador está así, no hay que quitarlo», decía hace unas semanas el técnico del Alavés, Luis García Plaza.
El otro caso es el de Bryan Zaragoza. Tras su explosión en el Granada, el Bayern de Múnich le fichó, pero no ha terminado de adaptarse a la cultura germana. Es por eso que le buscaron una cesión en España, para no devaluar el activo. El Valencia se posicionó bien durante el verano y llegó a alcanzar un acuerdo tanto con el club bávaro como con el jugador andaluz. Pero entonces apareció Osasuna, que al enterarse de la operación, puso más dinero sobre la mesa en el concepto del pago por el préstamo—además de asumir más parte del salario— y se llevó al futbolista.
El Valencia no pudo ni contraofertar mejorando la propuesta de El Sadar por las limitaciones impuestas desde Singapur, por lo que se resignó a llevarse la cesión del talentoso extremo, que ya lleva tres aportaciones de goles (1 tanto y 2 asistencias) como rojillo. Especialmente destacado su último partido ante el Barça, marcando un golazo con una pisadita extraordinaria para regatear a Iñaki Peña y luego una asistencia para redondear un partidazo que le impulsa a regresar a la selección española. En cambio, el Valencia sigue tirándose de los pelos por el mal inicio de temporada y terminó acudiendo a fichar a Germán Valera libre, con un salario de 300.000 euros, como opción de última hora en el día del cierre de mercado, porque mejor eso que nada. El 'plan B' de Bryan Zaragoza ha jugado apenas dos partidos, ambos como suplente, acumulando menos de media hora de juego total. Al final, lo barato, sale caro.
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