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Juan Cruz Sol siempre tenía los brazos abiertos. Y, más aún, cuando se trataba de amigos. Una de esas personas que disfrutó de la nobleza del legendario jugador fue Rainer Bonhof. Casualidades del destino, sus caminos se cruzaron en 1977. Dos años antes de que coincidieran en la plantilla del Valencia. Tras un partido entre la selección española y la alemana en el Vicente Calderón, ambos futbolistas se encontraron en una discoteca. Comenzaron a hablar porque el centrocampista germano, quien militaba en el Borussia Mönchengladbach, tenía la posibilidad de recalar en el conjunto de Mestalla. A raíz de aquella conversación, supo que su futuro pasaba por la capital del Turia. El de Elgoibar, entonces en las filas del Real Madrid, ya se comportaba entonces como embajador blanquinegro. Este miércoles, en su funeral, el club se despidió de su mejor abanderado.
A 1.400 kilómetros de distancias, Bonhof, vicepresidente del Borussia Mönchengladbach, se derrumbó al conocer el fallecimiento de Sol. Han mantenido una estrecha relación. «La amistad empezó mucho antes de que jugáramos juntos en el Valencia. Después de un partido entre España y Alemania, nos encontrábamos en una discoteca. Yo sabía que Juan había estado en el Valencia y le pregunté: '¿Qué te parecería que yo firmara con el Valencia?'. Él me respondió: 'Hazlo. Valencia es el mejor sitio del mundo y el club está bastante bien'. Al año siguiente me incorporé al Valencia. Yo tenía unas pocas dudas, pero quería marcharme del Borussia. Él me dijo eso y entonces tuve claro en la cabeza que iba a firmar con el Valencia. Dos años después, éramos compañeros», recuerda el exfutbolista germano.
Bonhof debutó con el Valencia el 3 de septiembre de 1978. «En mi primer partido jugábamos en el Bernabéu y Juan estaba en el Madrid. Y después del partido, nos encontramos en casa de Henning Jensen. Mi mujer y yo nos quedábamos un día más en Madrid para visitarle, porque había sido compañero mío en Mönchengladbach. A esa casa también acudió Juan, quien tenía mucha relación con Henning. Desde entonces, hemos tenido una amistad profunda. Somos amigos de corazón», recuerda el alemán sobre Sol.
En 1980 se separaron sus caminos profesionales. Pero no los personales. La complicidad entre Bonhof y Sol jamás se rompería. Así, cada vez que visitaba la capital del Turia, el alemán tenía un hogar esperándole. El de su camarada. «Me falta algo si no voy por lo menos una vez al año a Valencia. Y los últimos años he ido dos o tres veces. Al principio siempre íbamos a casa de Juan y su familia. Después empezamos a quedarnos en un hotel del centro de la ciudad. De todas formas, nos veíamos cada día», rememora el excentrocampista.
Más de cuatro décadas de confidencias: «Había días de broma y cachondeo, otros días hablábamos en serio y de los problemas familiares, pero por encima de todo disfrutábamos juntos los días. Y eso es lo importante, que apartas tus problemas con otra persona y entonces no son tan graves».
Ayer el mundo del fútbol se volcó en el adiós a Sol. Decenas de personalidades acudieron al tanatorio municipal para dar su último adiós a la leyenda valencianista, quién falleció el martes a los 73 años. Los expresidentes del club Pedro Cortés, Amadeo Salvo y Manuel Llorente estuvieron presentes en el velatorio, al igual que los exfutbolistas Ricardo Arias, Miguel Tendillo, Miguel Ángel Bossio, Pep Claramunt, Vicente Guillot, Curro Torres o Pedja Mijatovic. Emilio Butragueño, director de relaciones institucionales del Real Madrid, también asistió.
El presidente del Levante, Quico Catalán, arropó a la familia valencianista, al igual que el exciclista Ángel Casero. El máximo mandatario del club de Mestalla, Anil Murthy, llegó acompañado de Joey Lim y Sean Bai justo antes de que arrancara la misa. En Paterna, la plantilla había dedicado un emocionante minuto de silencio. Bonhof se guarda sus interminables conversaciones con Sol: «Estábamos muy bien juntos. Fue como una amistad de escuela».
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