
Los desvaríos del Comité: el caso Kempes
El túnel del tiempo ·
El argentino fue pionero en 1983 en ser sancionado por un codazo a Balbino tras analizar las imágenes pese a que el árbitro no le sacó ni tarjeta amarillaSecciones
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El argentino fue pionero en 1983 en ser sancionado por un codazo a Balbino tras analizar las imágenes pese a que el árbitro no le sacó ni tarjeta amarillapaco lloret
Sábado, 10 de septiembre 2022, 01:11
El vídeo no mató a la estrella de la radio pero sí que condenó a Mario Alberto Kempes. Por primera vez en la historia de la jurisprudencia futbolística española, las imágenes televisivas se utilizaron como prueba acusatoria para dictar sentencia sin tener en cuenta el contenido del acta arbitral. Hasta entonces el testimonio del colegiado adquiría un valor incuestionable. En algunas ocasiones, en función de la gravedad de los acontecimientos, se reclamaba la presencia de los involucrados en algún altercado y se les tomaba declaración para aclarar los hechos o se les sometía a un careo.
Kempes fue pionero en ser sancionado tras el análisis del material audiovisual por parte del Comité de Competición pese a que el árbitro, Sánchez Arminio, no le sacó ni tarjeta amarilla en un lance en el que el defensa Balbino del Atlético de Madrid cayó lesionado por un codazo del jugador valencianista. La acción sucedió en los primeros compases del encuentro jugado en Mestalla la noche del sábado 26 de febrero de 1983. El partido correspondía a la vigesimosexta jornada de un campeonato que se había convertido en un tormento para el Valencia. Penúltimo en la clasificación, vivía una pesadilla que no podían paliar los éxitos europeos que coincidían al mismo tiempo. El duelo con los colchoneros concluyó con un triunfo por la mínima gracias al gol de Castellanos.
Aquella angustiosa victoria quedó desvirtuada porque al mismo tiempo el Racing de Santander, colista de la tabla, vencía por 0-2 al Barça en el Camp Nou. La campanada que nadie esperaba y que perjudicaba los intereses de salvación del Valencia. Los cántabros no sacaron ni un solo punto en el resto de desplazamientos. El equipo que dirigía Miljanic mejoraba su situación tras el triunfo ante los rojiblancos pero el panorama seguía siendo sombrío. Después del encuentro, los jugadores se concentraron en el Hotel Sidi-Saler para afrontar el duro compromiso frente al Anderlecht en los cuartos de final de la Copa de la UEFA, cuatro días después. La noche del domingo empezó a crearse el «caso Kempes» cuando en el programa «Estudio Estadio» de TVE se vio el resumen del partido de Mestalla.
Balbino, después de ser trasladado en ambulancia a una clínica, hubo de ser intervenido quirúrgicamente en Madrid de una fractura en el pómulo. El Comité de Competición, presidido por Martínez Lafuente, y con Vara de Rey, como secretario, llamó a capítulo al colegiado cántabro que, públicamente, se había reiterado en su versión de los hechos e insistía, tras ver las imágenes, en no apreciar intencionalidad por parte del jugador argentino. Posteriormente, Sánchez Arminio acudió al Comité para aportar su testimonio en una declaración secreta. El miércoles 2 de marzo, poco antes del inicio del partido contra los belgas en Mestalla, se hacía pública la sanción de 4 partidos a Kempes, la mínima aplicable para el supuesto de agresión en aquella época, que contemplaba un máximo de 12.
Una semana antes, en un duelo de Copa entre el Betis y el Sevilla celebrado en el Benito Villamarín, un viejo conocido de Kempes y del valencianismo, el paraguayo «Lobo» Diarte, fue expulsado por agresión a un rival. Le cayeron 10 partidos y nunca más volvió a jugar en España. La sanción a Kempes llegó en el peor momento posible para un club que atravesaba por un período de turbulencias desconocido hasta entonces. En las cuatro jornadas en las que el «Matador» estuvo ausente, el Valencia logró una victoria providencial ante el Rácing en Mestalla, sendos empates y una derrota- en Sarrià ante el Espanyol-, que le costó el cargo de entrenador a Miljan Miljanic que vio cómo su equipo, tras vencer por 0-2 a falta de media para el final, se desintegraba y caía por 5-2.
Kempes y Sánchez Arminio volvieron a cruzarse pocas semanas después, en la penúltima jornada. Una designación que sentó fatal. El Valencia visitaba el feudo del Celta en un choque dramático: ambos equipos ocupaban plaza de descenso separados por un punto. Los visitantes, dirigidos por Koldo Aguirre, eran antepenúltimos, por delante de los vigueses. En la primera vuelta, los gallegos habían vencido en Mestalla, otro factor trascendental para resolver posibles empates en la clasificación. El Valencia jugó con valentía, estrelló tres balones en los palos y terminó perdiendo por 2-1. Las cosas no pudieron empezar peor sobre el barrizal de Balaídos. Al primer minuto de juego, llegó el gol local. Kempes estableció la igualada a la media hora como consecuencia de un penalti, cuyo lanzamiento fue detenido en primera instancia por Maté, portero del Celta, el mismo que cuatro años antes había recibido el gol de la victoria definitiva en la final de Copa conquistada por el Valencia ante el Real Madrid.
Todo se complicó en la segunda mitad. Kempes, apercibido de sanción, vio la tarjeta amarilla que le impedía jugar el último partido del campeonato. Los celestes obtuvieron el gol del triunfo gracias a otro penalti. Después de aquella jornada, los valencianistas cayeron a la última posición. Todo parecía irremediablemente perdido. Sin embargo, el destino se permitió una milagrosa pirueta que le libró del descenso en la jornada que cerraba el ejercicio.
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Patricia Cabezuelo | Valencia
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