Barragán, Vezo, Mustafi y De Paul, Cancelo, Otamendi y Parejo se hacen una foto en Almería. AFP

El día que Lim botó como un valencianista

El equipo regresó en Almería a la Champions y ahora se juega allí buena parte de su permanencia| El máximo accionista festejó en 2015 en el palco y tras los cánticos de los aficionados el billete europeo, escena ahora inimaginable

Miércoles, 5 de abril 2023, 22:58

El sol empieza a apagarse en el cielo andaluz. Aún faltan algunos minutos para las nueve de la noche y un par de jugadores del Valencia (no más, no vaya a empacharse la prensa) y ya duchados y superada la adrenalina de los festejos ... finales, atienden a los medios de comunicación en la zona mixta de los Juegos del Mediterráneo. El Valencia ha firmado hace algo más de media hora su regreso a la Liga de Campeones, aunque jugará a finales de agosto la previa –se la ganaría después al Mónaco–. El estadio está casi vacío porque todavía quedan algunas decenas de aficionados valencianistas que deambulan de aquí para allá por el graderío, haciéndose sobre todo fotos para inmortalizar el momento. Peter Lim (camisa blanca y chaqueta negra), su esposa (de rojo) y Layhoon (de amarillo pálido) asoman por el palco. Se produce la escena –única en estos nueve años de dominio accionarial– en el que el dueño de la sociedad se convierte al menos en apariencia en un aficionado más. «¡Que bote Peter Lim! ¡Que bote Peter Lim!». Por supuesto, el singapurense no sabe qué le están cantando –quizás algunos sean con toda seguridad los que hoy en día mentan su nombre cada partido en la avenida de Suecia– pero lo intuye por los saltos y porque alguien se lo apunta. Y se pone a saltar como si fuera un forofo más. Pocos y tímidos saltitos, eso sí. Es el único momento en estos nueve años meritonianos en el que el empresario ha demostrado lejos del protocolo y los guardaespaldas un simpático guiño hacia el valencianismo de a pie, aunque solo fuera por unos pocos segundos.

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De aquella curiosa escena –presenciada por este periódico– y usual si se estuviera hablando de un dirigente más tradicional y de casa se vuelve ocho años después al mismo estadio bajo unas premisas totalmente opuestas en lo que a los intereses blanquinegros se refiere. Es verdad que el Almería sigue jugándose el descenso (como aquella tarde en la que al perder 2-3 acabó bajando) pero el Valencia ha transformado aquella aspiración europea en un objetivo mucho más pobre pero de más trascendencia, ya que se juega exactamente lo mismo que su rival: la permanencia. Fue un 23 de mayo de 2015 y al igual que pasará este próximo domingo, el conjunto valencianista estará arropado por cientos de seguidores en la grada. En concreto serán algo más de medio millar –hay ocho autobuses previstos– y, eso sí, en lugar de jalear al dueño –que ni de lejos se plantearía regresar al mismo escenario–, esta vez se acordarán de él sobre todo en el minuto 19 y con los famosos carteles amarillos de protesta.

La hora es la misma (18.30 h.) y ambos equipos se juegan poco menos que la vida. De aquel Valencia que se ganó el regreso a la zona noble europea sólo queda José Luis Gayà. Alves –que se rompió la rodilla en un salto un poco facilón y fue sustituido por Yoel en el 72'–, Barragán, Mustafi, Otamendi, Javi Fuego, Enzo (Negredo, 45'), De Paul (Piatti, 62'), Parejo, Feghouli y Alcácer fueron junto al ahora capitán valencianista quienes actuaron aquel día, con goles de Otamendi, Feghouli y un Paco Alcácer que marcó el definitivo en el 79'.

Durante 28 minutos, porque el Almería mandó en el marcador, primero con el 1-0 y después con el 2-1, el Valencia estuvo fuera de la Liga de Campeones, plaza que durante ese corto e intento periodo de tiempo fue bocado del Sevilla.

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«El Valencia sólo celebra títulos», llegó a decir después a la radio oficial del club Amadeo Salvo, a pesar de que la euforia era generalizada. Lim, de hecho, bajó a felicitar a los futbolistas al vestuario, en clara diferencia a lo que ha venido haciendo con los éxitos de Copa que no le hacen tanta gracia al máximo accionista. Con Nuno al frente, y es algo que precisamente recordaba hace unos pocos días Salvo ante el juez por la demanda que presentaron cinco aficionados contra él y contra Aurelio Martínez, el Valencia cerró ese curso 2014-15 con el récord de puntos de su historia: 77.

Eran tiempos de cierta euforia, con Meriton prácticamente recién aterrizado, en los que la afición mostraba todo su respaldo a los movimientos y decisiones de Peter Lim. Semanas después de ese partido en Almería, El Valencia traspasaba a Otamendi por 45 millones de euros. De poco le sirvió a la afición cantar el 'Ota quédate' tras ese 2-3 al Almería. La decisión estaba tomada de antemano y había que hacer caja. El problema es que en sustitución del argentino llegaron ese verano Abdennour y Aderllan Santos. El primero por 22 millones y el segundo por 9,5 millones. Con eso está dicho todo.

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