Hay momentos que el valencianismo casi nunca olvida. Justo en plena agitación por el reciente discurso de Layhoon, admitiendo que a Peter Lim se le ha ocurrido la genial idea de condenar al equipo a luchar por segundo año consecutivo por la salvación, llega uno ... de esos aniversarios que en otra situación quedaría únicamente reservado para los puristas de la hemeroteca. Un 11 de septiembre, como hoy, pero de 2019, Peter Lim decidió decuartizar el último proyecto que además de meter al equipo en Liga de Campeones con cierta solvencia, hizo campeón al Valencia. Hace cuatro años, justo a las tres y media de la tarde de un miércoles, el club emitía un comunicado y con tres míseras líneas despachaba al mejor entrenador que ha pasado por Mestalla en la última década, a la misma altura que Ernesto Valverde: Marcelino García Toral (14-8-1965).
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«El Valencia CF ha comunicado este miércoles a Marcelino García Toral su cese como entrenador del primer equipo. El club quiere agradecer su trabajo y dedicación durante su etapa en nuestra entidad y desearle los mayores éxitos para el futuro». Ese fue el texto íntegro con el que el club informaba –la noticia había saltado hora y media antes– de que el idilio con el asturiano, después de un verano tormentoso con viaje incluido a Singapur para tratar de reconducir el asunto, había llegado a su fin.
Justo la mitad que a Celades
A Meriton no sólo no le tembló el pulso para llevar a cabo la ejecución de un entrenador que le había salido tan respondón como efectivo, sino que, encima, hizo hincapié sutilmente su desagrado con el técnico y le pasó factura a su manera dedicándole esas pocas líneas, justo la mitad de las que meses después le dedicaría curiosamente a Celades cuando decidió también su relevo pero por ineficaz. Aquí va para quienes quieran comparar uno y otro comunicado: «El Valencia CF ha comunicado este lunes a Albert Celades su destitución con efectos inmediatos como entrenador del primer equipo. El club quiere agradecer públicamente todo su trabajo y dedicación durante su etapa en la entidad, periodo en el que se alcanzó la clasificación, siete temporadas después, para octavos de final de la Champions League, además de firmar victorias de prestigio en escenarios en que no se habían logrado previamente. Así, el club desea valorar su ayuda y aportación desde que asumiera en un momento de dificultad el liderazgo del primer equipo y, de cara al futuro, desearle los mayores éxitos». Vamos, como si Celades hubiera marcado con letras de oro un antes y un después en la historia blanquinegra. Marcelino llegó a decir tiempo después: «Estaba seguro de que esos jugadores, ya con la experiencia de haber ganado un título el año anterior, podrían haber peleado por la Liga».
Así se las gasta Meriton, que pasó por alto no sólo la capacidad del equipo de trabajo que se había creado (tras Marcelino desfilaría Pablo Longoria y días después Mateo Alemany) y el sentir de la propia afición.
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Destitución y nombramiento a la vez. Celades se había reunido en secreto en Singapur con Peter Lim y de allí viajó Anil Murthy con la decisión bajo el brazo. Marcelino había endurecido su discurso públicamente y eso en Singapur es algo que nunca se ha sabido llevar. Una de las gotas que colmó la paciencia del máximo accionista fue la rueda de prensa del 1 de septiembre. «El análisis del área deportiva era traer un jugador polivalente de medio campo que pudiera jugar en tres o cuatro posiciones. Pusimos dos nombres encima de la mesa, Denis y Rafinha. Denis decidió irse al Celta. Nos queda Rafinha. Teníamos otras opciones de 30-40 millones de euros. No es que Marcelino, como dicen algunos erróneamente, cogió un capricho. Eran las opciones que nos daba el mercado. El entrenador entrena, nunca se me dijo que no venía para no potenciar a los jóvenes. Cara a cara no se me dijo. Intentaré que Kang In o Ferran si merecen jugar van a jugar. Tengo valores y trato de ser justo espero que después de esta explicación nadie diga que un determinado nombre es un capricho del entrenador. No me muevo por eso. Soy hijo único y a lo mejor cuando era pequeño si tenía caprichos, pero tengo 54 años», comentó. El capricho lo tuvo Lim y a Murthy le tocó justificar el porqué de la destitución: «El Valencia debe defender su filosofía de jóvenes jugadores. Celades ya conoce esta filosofía». Marcelino siempre dijo que el motivo fue la dichosa eliminatoria de Copa del Rey que Lim quiso tirar a la basura. Desobediencia o sumisión.
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