Diakhaby se alista 330 días después

Diakhaby, que ha sido capaz de levantar en infinidad de ocasiones muchas dudas en Mestalla con sus maneras tan peculiares de desenvolverse, ya recibió hace semanas los aplausos y el cariño de la grada cuando salió a saludar junto a sus compañeros después de ganarle al Betis. Fue, con diferencia, la gran novedad para este encuentro contra el Barça en el que no estará finalmente Barrenechea pero sí Sadiq.

Más allá del impacto que da en el grupo la presencia de Diakhaby, precisamente ahora que se habla de la posibilidad de que Yarek sea tentado, la papeleta que tiene el Valencia esta noche es de de un calado descomunal. Corberán ha perdido contra el Real Madrid sobre la bocina, se ha dejado empatar con el Sevilla por una pifia del portero también en el último suspiro y le ha ganado a la Real Sociedad apretando algo más que los dientes. ¿Y qué toca hoy en Barcelona? Sufrir. En realidad, es lo que le espera al Valencia no sólo en la hora y media de esta noche, sino también en los siguientes 17 partidos que restan para saber cómo termina esta dramática película. Lo que no está claro es con qué actores. A ocho días de que se eche el cierre, ni Valencia ni Barcelona –que quiere a Rashford– tienen muy claro todavía qué va a acontecer en sus plantillas. El nombre de Caufriez, por ejemplo, lleva semanas circulando por todo el panorama de segundo rango europeo. El Valencia, este mismo sábado, no tenía todavía constancia firme de haber resuelto la papeleta, siendo consciente de que se pronostican días de frenesí. Si el nudo de Caufriez no se ventila con urgencia no se puede acometer la incorporación del macedonio del RB Leipzig, Elijif Elmas. Ni Elmas ni antes Julio Enciso ni el sevillista Suso ni nadie que se pudiera poner a tiro. Si los Caufriez, Valera, Dani Gómez siguen con percha en Paterna y no hay alteraciones en cuanto a entradas se refiere, a Corberán le puede entrar el mismo virus que acabó arrastrando con diferentes respuestas al síntoma Prandelli, Gracia, Bordalás, Gattuso y Baraja, por ejemplo. Con 23 puntos de diferencia a favor de los culés, cualquier cosa que no sea perder son inyecciones de vida inesperadas. «El Valencia ha estabilizado su defensa», decía ayer precisamente Flick.

Con 23 puntos de diferencia a favor de los culés, cualquier cosa que no sea perder son inyecciones de vida inesperadas. Por mucho que se diga que el Barça atraviesa por una fase de cierta incertidumbre en cuanto a juego y rendimiento (han sumado apenas 6 puntos de los últimos 24 disputados), que tienen cita de Champions a la vuelta de la esquina y que por eso van a haber cambios en el once (se miden al Atalanta el próximo miércoles) aunque tengan ya asegurado el pase a los octavos, las cifras de los culés asustan. Más aún cuando el Valencia llega con ausencias, una de ellas notable como la de Mosquera (el que más balones recupera del equipo), en una de las zonas más sensibles del equipo. Llevan 33 goles más que los valencianistas (salen a una media de 2,6 por partido); suman casi el doble de disparos a puerta (248/137), y Lewandowski –con especial inspiración cuando se enfrenta a los blanquinegros– ha hecho tantos goles (16) como casi todo el Valencia (19) como colectivo. Otro foco de atención será Raphinha (11).

Aún así, Flick prefería tratar con prudencia esa condición de favorito que recae para este domingo en su equipo: «Llegamos bien preparados ante un Valencia que ha estabilizado su defensa y será un partido muy exigente para nosotros. Tenemos que generar ocasiones y no será fácil». Nada será fácil en Montjuic para un Valencia que lleva desde abril del año pasado sin ganar fuera, contando también que para que esa estadística tan nefasta se rompa se debe tener muy en cuenta el factor arbitral, el mismo que en los últimos años ha perjudicado notablemente a los valencianistas