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Rubén Baraja da instrucciones el domingo en el Benito Villamarín. EFE/José Manuel Vidal
El dilema de Baraja

El dilema de Baraja

El técnico está en plena reflexión sobre si se va o se queda | Los precedentes con Lim empujan al vallisoletano a salir del Valencia, pero a favor de quedarse está el equipo que ha hilvanado con canteranos

Lunes, 5 de junio 2023, 18:32

Rubén Baraja está en sus horas más difíciles. Debe decidir y hacerlo con la cabeza o con el escudo, o con el corazón, que a la postre es lo mismo. El vallisoletano es leyenda del Valencia, estatus que ha reforzado con la reconstrucción exprés de un equipo que iba a la deriva para conseguir una permanencia milagrosa. Justo eso siente que lo volverá a poner en riesgo si, como parece, Meriton le ofrece la renovación y él decide estampar su firma en el contrato.

La primera premisa está por darse. Peter Lim tiene sus tiempos, que el pasado fin de semana consistieron en recibir a Cristiano Ronaldo en Singapur. Mientras tanto, el Valencia se salvaba. En el club se veía desde hace días con buenos ojos la continuidad de Baraja si el equipo amarraba la continuidad en Primera. Con el objetivo cumplido, esta idea queda apuntalada pero, como siempre, la decisión final del máximo accionista es una incógnita. Y en caso de que el empresario se decante por el vallisoletano, este debe elegir un camino tras escuchar a quienes le aconsejan seguir en el club donde logró sus mayores éxitos como futbolista y quienes le recomiendan una salida a tiempo.

Esta idea viene reforzada, en el pasado relativamente reciente, por las experiencias de Javi Gracia y José Bordalás. «Tenemos que ser autocríticos. Hay que cambiar cosas, tener un plan y un proyecto que el Valencia merece», pronunció Baraja en la comparecencia inmediatamente posterior a haber sellado la salvación. El vallisoletano abre de par en par la puerta a seguir, pero no a cualquier precio.

Sus voces internas a favor de seguir parecen haber ganado a los argumentos de marcharse a tiempo. Los consejeros proclives a continuar en el Valencia parece que también se han impuesto, siempre y cuando haya un plan. Baraja teme verse en la situación de Pellegrino o Djukic, cuyo estatus entre el valencianismo quedó claramente erosionado tras el fugaz paso por el banquillo de Mestalla. El vallisoletano lo arriesgó por responsabilidad, sabe que ha jugado con fuego y es consciente del riesgo de quemarse.

A favor de seguir hay dos argumentos. Uno de ellos es muy evidente: hasta que le llamó el Valencia, Rubén Baraja llevaba dos años fuera de los banquillos. Mestalla siempre ha sido una plaza complicada, pero también ha otorgado visibilidad. Lo ha experimentado en pocas semanas. Además, hasta ahora en la élite sólo había entrenado en Segunda y únicamente una vez ha logrado completar una temporada completa: la 15/16 en Elche.

A pesar de Meriton, empezar un curso en el Valencia, en Primera y con toda la pretemporada por delante, puede considerarse una buena oportunidad. O un examen final, una especie de 'all in' para el vallisoletano. Por ese motivo exigirá garantías, ya se verá hasta que punto podrá conseguir que estas queden apuntaladas en un contrato. Pero las pedirá como medida de fuerza a Peter Lim: está claro que el máximo accionista tiene la sartén por el mango, pero el técnico cuenta con la baza del favor de la afición. Este es un valor añadido que puede aportar al club.

El segundo factor que empuja a Baraja a seguir es el de la planificación. Siente que ha hilvanado un proyecto que, a poco que haya un plan, puede generar buenos frutos. A una plantilla deshilachada, el técnico ha sido capaz de ponerle el toque de estabilidad necesaria para salvarse, y con una de sus armas preferidas: apostar por la cantera.

Baraja considera que Javi Guerra, Diego López y Alberto Marí son las piedras sobre las que edificar al nuevo Valencia. Y de esos chicos ha echado mano él. Quizás irse ahora podría interpretarlo, el propio Baraja, como haberles fallado después del compromiso que han mostrado. Con futbolistas como Gayà o Fran Pérez –y aquí viene el gran dilema– los refuerzos que sea capaz de arrancarle a Meriton, el vallisoletano (junto a Marchena) se ve capaz de construir un equipo bronco y copero. Un Valencia que, como el suyo, nadie había puesto en las quinielas para lograr lo que consiguió. Para que ese milagro pudiera darse, desde Singapur deben dejarle trabajar.

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